Los últimos meses para el sector aéreo han sido por decir lo menos, intensos, con la salida de Viva y posteriormente de Ultra, del escenario de las aerolíneas low cost del mercado. Y es que su estrepitosa caída dejó no solo un sinsabor para los miles de viajeros que habían depositado no solo su confianza y sueños de viaje sino también su dinero con lo que sería la compra de tiquetes a aerolíneas que sabían que iban a cesar sus operaciones y aun así mantuvieron la venta hasta última hora.
Me quiero detener en el caso de Ultra específicamente pues sus hechos fueron más estruendosos. El 14 de marzo de 2023, la W Radio anunciaba que Ultra Air también suspendería operaciones (recordemos que previamente las había suspendido Viva Air) y rápidamente la empresa sacó un comunicado diciendo que esto no era verdad y que la aerolínea de capital colombiano estaba respaldada por inversionistas sólidos y que a la fecha se había capitalizado con 20 millones de dólares.
Para el 23 de marzo ya tenían retrasos en sus itinerarios porque dos de sus aeronaves estaban en mantenimiento, y según la información entregada por la superintendente de Transporte, Ayda Lucy Ospina, habían devuelto uno que arrendaban debido a la situación financiera de la empresa lo que los dejaba con la mitad de su flota sin poder operar. Esta situación los obligó a suspender la venta de tiquetes desde esa fecha, y en teoría hasta el 30 de abril para poder reprogramar los itinerarios de los pasajeros
La situación pudo ser solventada, o al menos así lo informaron, y el 24 de marzo retomaron la venta de tiquetes y lo comunicaron por sus plataformas. A partir de allí empezó una carrera contra el tiempo por parte de la empresa por vender tiquetes: llegaban mensajes de texto, correos electrónicos y salía publicidad a toda máquina en redes sociales con precios bajos y cautivadores.
La aerolínea con su agresiva estrategia logró vender 63.532 tiquetes para Semana Santa y 379 mil hasta febrero de 2024, pero el 30 de marzo anunció que cesaba operaciones porque “situaciones macroeconómicas adversas para la industria, como el incremento en el costo del combustible y la tasa de cambio, generaron un alza sustancial de costos para las aerolíneas, lo que conllevó a operar deficitariamente durante los últimos meses”
Es decir, a pesar que desde hace más de 15 días sabían las dificultades que atravesaban y las variables macroeconómicas del mercado decidieron vender tiquetes a super bajo precio para luego incumplir, ¿acaso es esta la ultra estafa del año? El equipo económico del Ministerio de Transporte está estudiando la situación y analizando si se configura delito en las actuaciones de Ultra.
Lo sucedido con Ultra es el reflejo de un modelo que el país ha aplicado por años: socializar las pérdidas y privatizar las ganancias, y no es coincidencia que el presidente de la Junta Directiva de Ultra, David Bojanini, quien ha sido miembro de las empresas del Grupo Empresarial Antioqueño, en entrevista dijera que “esperaban un rescate por tratarse de un servicio público esencial” porque así tal cuál es como por años el país ha visto el trato dócil a las empresas del conglomerado con la excusa de construir país.
Esperamos que se den las investigaciones del caso y que los responsables respondan porque no se puede permitir que sigan haciendo de los recursos de los colombianos una fiesta y actuando con dolo pese a las normas, con la excusa de cuidar al empresariado que si bien se debe proteger, también a los recursos públicos y con mayor ahínco los sueños de miles de personas que trabajan con esmero, en este caso por unas vacaciones felices