Cómo dice el Tiktok viral del reconocido periodista y humorista Santiago Maure “Me encanta vivir en Bogotá, la transición entre Bogotá y la muerte es casi imperceptible” esta frase, aunque inicialmente parece ser jocosa, hoy cobra más fuerza que nunca, debido a la cruda realidad que vive la ciudad frente los recurrentes hechos delictivos que se han registrado este año.
Tan solo en las últimas semanas, presenciamos terribles situaciones que ya ni siquiera parecen sorprendernos; un robo masivo en Monserrate, el sitio turístico más visitado del país en donde hombres armados atemorizaron a deportistas y turistas que subían el cerro, el hallazgo de cuatro cuerpos abandonados en una camioneta al norte de la ciudad como consecuencia de transacciones ilegales a raíz del microtráfico, sumado a los más de 25 cuerpos que han sido arrojados en bolsas de basura en diferentes puntos de la ciudad.
Otro de los casos que más me conmovió involucra a un padre de familia que se desplazaba en su bicicleta desde su casa en la localidad de Kennedy hasta su lugar de trabajo en la zona franca de Fontibón, cuando de repente, fue abordado por varios sujetos infames que lo despojaron de su bici, y de manera descarada le quitaron los cordones de sus tenis para amarrarlo de manos y pies, para luego lanzarlo al contaminado río Bogotá. Una realidad bastante preocupante que viven a diario los bogotanos que salen de sus casas a intentar ganarse el pan de cada día, pero lo que encuentran es inseguridad y poner a pender su vida de un hilo a manos de criminales.
Y pese a que para la administración distrital la inseguridad muchas veces no es más que una cuestión de percepción ciudadana, la realidad es otra. Al salir a la calle, en cualquier punto de la ciudad y hablar con cualquier ciudadano es evidente que ellos o cualquiera de sus amigos o familiares han sido víctimas de la delincuencia por lo menos durante las últimas semanas en donde parece que los criminales se han apoderado de la ciudad.
Durante el primer semestre de este año, las localidades de Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa y Rafael Uribe, han sido las que más han registrado homicidios, representando el 52.03% del total de muertes violentas. De 568 homicidios, 328 fueron con arma de fuego, 186 con arma blanca y 46 con armas contundentes.
Esto sin contar que la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia reportó recientemente un incremento del 6,1% en materia de hurtos a personas comparado con el 2021, registrando más de 60 mil robos en toda la ciudad; de los cuales 13.601 fueron con arma blanca y en su mayoría corresponden a robos de celulares y a establecimientos comerciales, como los que ocurrieron recientemente con algunas joyerías en el centro de la ciudad, que por cierto, sus propietarios aseguran sentirse completamente aterrorizados al abrir a diario sus establecimientos.
Pero, ¿Cuál es la raíz de tanta inseguridad?
Sin duda, la pobreza y muchas veces la falta de oportunidades es una de las principales causas de la criminalidad en Colombia y en Bogotá. De acuerdo con la Fundación para el progreso de la Región (ProBogotá), la capital no ha podido contrarrestar los efectos de la pandemia registrando un descenso de en 4,3 porcentuales es decir que, uno de cada 10 habitantes de Bogotá se encuentra en situación de pobreza extrema.
Por otro lado, la capital del país sigue siendo la ciudad con mayor desigualdad entre las 13 ciudades principales con 3.030.261 habitantes en situación de pobreza monetaria, sin contar que el mayor número de migrantes que han salido del vecino país, viven actualmente en Bogotá en condiciones de vulnerabilidad.
Y hablando el tema de los migrantes…. El ‘Tren de Aragua’ es una de las bandas más temidas de origen venezolano y opera en más de 11 estados de esa nación y en siete países de América Latina. Fácilmente podrían hacer parte de esta, unas 2.500 personas. Esta agrupación delincuencial, según la Policía Metropolitana de Bogotá que ya trabaja en su identificación, es la principal responsable de los casos de homicidios que han ocurrido en Bogotá, en donde los cuerpos son dejados en bolsas en el espacio público en distintas zonas de la ciudad.
Según la Personería entre el 1 de enero de 2022 y el 28 de julio, se habían detectado 59 bandas en toda la ciudad y se logró la captura de 233 integrantes de las mismas. Estas bandas desarticuladas se dedicaban al microtráfico (33%), hurto a vehículos (19%), hurto a personas (14%) y cinco estaban dedicadas específicamente a perpetrar homicidios.
¿Y la justicia restaurativa, qué?
Mucha polémica despertó el reciente anuncio del nuevo Ministro de Justicia, Néstor Osuna quién aseguró que será necesario descriminalizar algunas conductas que, según él, podrían atenderse mediante sanciones distintas a la privación de la libertad.
Esta iniciativa permitiría que un ladrón de celulares no sea privado de la libertad, sino que pase por un proceso de reconciliación judicial en el que repare a la víctima del hurto. Según el Ministro, esta medida ayudaría a la descongestión carcelaria y judicial en general y a la par, la sociedad reconocería otras formas de reparar la comisión de este delito, de una forma distinta a las medidas intramurales que han sido la constante en el país.
Pero, ¿en serio creen que premiar a un delincuente reincidente es la solución? ¿Realmente el nuevo Gobierno cree que un atracador va a reparar a su víctima cada vez que reincida en el delito?
Acá lo que se necesita justicia real para el bandido de la calle, pero también para el bandido de cuello blanco, la verdadera raíz de la inseguridad es la falta de justicia, la cual debe dar penas ejemplares, teniendo en cuenta una profunda reforma a la justicia que contemple también ajustes al sistema penitenciario del país, el cual muchas veces también está permeado de corrupción.
Es necesario también tener un inventario unificado de bandas criminales por parte de la Secretaría de Seguridad, para que se tenga un panorama claro de cuántas de estas bandas operan, a qué mercados criminales se dedican, cuál es su accionar, además del alcance que tienen en relación a vínculos con grupos armados como las disidencias de las FARC, el ELN, el Clan del Golfo entre otros.