El último conservador como presidente de Colombia fue Andrés Pastrana Arango. La anemia del poder central, se acerca a los 20 años. Y los godos quieren ser protagonistas en el 2022.
La ficha más visible en las encuestas es Martha Lucía Ramírez. La opinión le es favorable, muy a pesar de su forma ineficiente de comunicar, casi nunca va al grano, habla largo y hasta parodias le hacen en algunos medios de comunicación, por su abundante uso de palabras.
Es hora que se preocupe por mensajes más directos y sencillos. También debe estar más concentrada en sus intervenciones y redes sociales. No son menores las salidas en falso, como aquella vez que confundió al presidente Duque con Uribe, así mismo; cuando expresó condolencias por el fallecimiento del ex presidente Belisario Betancur, sin que éste hubiese fallecido. Y la lista no es corta.
La vicepresidenta nacida en Zipaquirá tiene a cuestas una amplia trayectoria pública. Fue la primera mujer en nuestro país en convertirse en Ministra de la Defensa, en el primer mandato de Uribe. Y ocupó la cartera de Comercio Exterior.
Es una mujer que encarna el orden, la rigurosidad en su trabajo. Privilegia la gestión con resultados. Y logró superar una crisis personal delicada, relacionada con un hermano que hace muchos años pagó cárcel en EE.UU por delitos relacionados con el narcotráfico. Se quebrantó, lloró, defendió su drama familiar, pero salió adelante.
Pero en el terreno político, el principal reto de Martha Lucía Ramírez será dentro de su propio partido. Allí confluyen unas figuras que podrían disputarle la eventual candidatura presidencial. Y son pesos pesados.
Luis Alberto Moreno, saliente Director del BID, Mauricio Cárdenas y Juan Carlos Echeverry, son tres nombres de influencia y sobradas credenciales en las toldas azules. Cartas para sumarse a la conversación presidencialista en 2022, sí tienen los conservadores. No hay excusa para no contar con candidato propio.
Martha Lucía Ramírez tiene en mente planes ambiciosos. Por algo ya fue candidata presidencial, es vicepresidenta. Y la anima el impulso de ser la primera mujer mandataria de los colombianos, para acercarse a ese objetivo con posibilidades reales, debe trabajar a fondo. Y establecer alianzas.
Debe predecir con exactitud el clima electoral. Para eso es necesario resolver elementales interrogantes. ¿La gente desea la continuidad de las políticas de Duque? ¿Quieren una mujer como presidenta? La vicepresidenta atraviesa tiempos de reflexión, las decisiones deben asumirse en cuestión de meses. El aroma de elecciones es cada vez más fuerte.
Pero Martha Lucía Ramírez conoce a fondo como se mueven las fichas del tablero político. En su análisis deberá contemplar la opción de concluir su período junto al presidente Duque, o atreverse a demostrar que feminizar el ambiente electoral es posible. Tarea en extremo compleja en la cultura machista en estas latitudes.
Y el resto del planeta no es ajeno a este fenómeno. Apenas el 7% de las naciones tiene como presidente a una mujer. El reto de Martha Lucía Ramírez es ingresar a ese exclusivo y reducido club de mujeres que gobiernan sus países. La tarea parece imposible, pero si lo logra, escribirá su nombre en la historia.
La pregunta incómoda
¿Será inatajable una alianza Dilian, Fico y Alex en las presidenciales de 2022?