Las elecciones territoriales en la costa Caribe, del 29 de octubre sin duda fueron una de las más movidas de la última década. En total, 26.810 candidatos lucharon por representar los intereses de los ciudadanos de la región Caribe. Pero, así como hubo una alta inscripción de candidatos, la participación también fue alta. Se registraron 5.492.515 votos, y esto significa que el 64% de los caribeños ejercimos nuestro derecho al voto. Esto no es menor, ya que la costa representa el 26% del censo electoral y la participación estuvo 4 puntos porcentuales por encima de la que se registró a nivel nacional.
Pero, entre los 8 departamentos que hacen parte de la región Caribe (porque siempre incluyo a San Andrés), hay dos que incluso superan el 70% de participación: Sucre (74%) y mi bella Córdoba (72%). Esto, sin lugar a duda, significa que los costeños estamos decididos a elegir el rumbo que tendrá nuestra región en los siguientes 4 años.
Y es que la responsabilidad que tienen los recién electos no es menor, deben cumplir con la esperanza que los más de cinco millones de personas depositaron cada uno. Dentro de los desafíos está cerrar las brechas de pobreza, fortalecer los servicios públicos y promover acciones que permita el pago de tarifas justas, impulsar la industrialización y la economía regional y sobre todo plantear alternativas que permitan proteger y recuperar la riqueza ambiental que tenemos.
El nuevo ordenamiento de las fuerzas políticas debe permitir retomar y desarrollar los cambios que hoy espera una región que representa el 25% de la población y el 16% del PIB de Colombia y que por su situación geoestratégica debe seguir consolidándose como uno de los polos de desarrollo más importante del país, para poder atender las necesidades y grandes cambios sociales. Pero, es importante empezar a pensar como región, ese es el gran reto que, de lograrse llevará a que consolidemos una gran fuerza con cambios reales, no solo discursos.
Hoy más que nunca la región necesita mayor inversión social, construcción de infraestructura y mejoramiento de la calidad de vida en los departamentos que, de acuerdo con las estadísticas, atraviesan grandes dificultades de desempleo (11%), inseguridad alimentaria (41%) y baja competitividad, lo cual los ubican entre los más pobres de Colombia. Tenemos los índices de inflación más altos del país, en promedio es de 11.04, 1% más que la nacional, y mayor preocupación generan ciudades como Sincelejo en la que el costo de los alimentos incrementa en 11.93% y en Montería 12.34%.
En el caso del departamento de Córdoba, al igual que los demás departamentos de la costa Caribe, los retos que hoy enfrentan tienen que ver con mejorar los servicios públicos, el empleo, la educación, recuperar nuestros manglares y generar un desarrollo económico en torno a la protección y recuperación ambiental, y a ello, los nuevos alcaldes y gobernadores deberán dedicar gran parte de su agenda. Como lo dijo el Gobernador electo de Córdoba, Erasmo Zuleta, dejar las peleas en el pasado y mirar al futuro. Dejar a un lado la competencia de campaña y poner a los departamentos a explorar sus capacidades y posibilidades, esa es la tarea a seguir.
El llamado es claro para los gobernantes y para quienes harán el control: hay que dejar de lado las pugnas entre los partidos y comenzar a reconstruir una región con proyectos productivos, infraestructura de vías, desarrollo empresarial y reducción de desigualdades, en el que los costeños puedan comer.
Llevo más de dos años recorriendo mi departamento y conociendo las oportunidades que tenemos con líderes jóvenes que expresan su preocupación por la falta de oportunidades y escuchando a los mayores que dicen no ver los cambios que se les promete. Es por esto por lo que, los nuevos mandatarios, tienen como gran reto, sacar adelante la región Caribe y darle el puesto que merece en el ámbito nacional e internacional.
Los ciudadanos decidimos, elegimos los departamentos que queremos a partir de las propuestas de gobierno, pero el reto que le quiero dejar a los que administrarán nuestra región, de nuevo es, integrarnos para enfrentar juntos los problemas que tenemos y poder seguir avanzando en infraestructura, vías de comunicación, especialmente para el sector rural, en educación, en salud y sobre todo en una política pública que lleve a los caribeños a niveles de calidad adecuados y aprovechemos nuestra riqueza ambiental para promover un desarrollo económico sostenible y equitativo.