La medición de todo tipo de información, es otra forma de poder. Todo esto se transforma en datos, que sustentan todo tipo de decisiones, que se aplican ya sea en empresas o entidades públicas.
Es en esencia, un conocimiento detallado de lo que se quiera identificar a plenitud, contribuye demasiado para reducir al mínimo las equivocaciones y los errores. Potencializa la capacidad de acertar.
Uno de los pioneros en datos Clive Humby, dijo sin exagerar que los datos son el nuevo petróleo. En la actualidad las grandes compañías de tecnología han superado en ganancias a las multinacionales petroleras.
Pero los datos por sí solos no es lo relevante. Depende del análisis que se le haga, su aplicabilidad, uso e influencia, para que de esta manera cobre su verdadera potencia y utilidad. Es una información para dominar.
Cada uno de nosotros estamos repletos de datos. La huella digital es inmensa cada vez que usamos el celular, nos conectamos a un computador o portátil, en el manejo de cada una de las redes sociales. Dejamos un yacimiento para que otros lo exploten, con una rentabilidad abismal.
Los datos son un activo valioso para cualquier empresa. Son fundamentales para el mejoramiento de casi todo lo que nos rodea y de allí su trascendental importancia estratégica. Los datos son todo y todo son los datos.
Permiten además, la generación de contenido personalizado. Nada más sorprendente para un usuario, que le llegue una notificación de algo que estaba necesitando y estime que ocurrió por cuestiones del azar o algún acto de magia. No se engañen, es el poderío de los datos.
Las decisiones son informadas. Cualquier paso que se quiera dar, cuenta con el respaldo de una especie de última palabra, incontrovertible y que se va a la fija en cualquier tipo de determinación. Es una oportunidad para posicionarse mejor.
Estamos en una sociedad conectada, de multipantalla que generan datos sin parar. Generan tendencias de comportamiento, que son insisto, toda una mira de oro, el nuevo petróleo. Permiten incidir, capaces de transformar y manipular. El poder verdadero.