Los primeros pasos de la selección, con Lorenzo como timonel, son alentadores en juego y resultados, con mucho por ajustar y corregir.
Son las primeras costuras para un cambio, para lograr la confianza interior y exterior de un equipo que terminó el ejercicio anterior turbado, con el ambiente envenenado, el vestuario sucio y eliminado.
Es el deseo de armar un conjunto renovado, duradero, con talento, ensamblado para jugar, para competir y no para sufrir.
Un plantel ofensivo, pero equilibrado. Con la pelota como básica materia prima del estilo.
Con la mesurada exploración de nuevos futbolistas, todos prometedores, en reemplazo, sin afrentas ni irrespeto, de las viejas glorias, que tanto dieron.
Ante México Colombia saltó de un equipo apático, aburrido, aturdido, en el primer tiempo, a uno chispudo, decidido y goleador.
Talentoso Carrascal. Juega a la antigua, con desparpajo, sin vedetismos individuales como en sus comienzos, con pases, gambetas, ritmo, asistencias y desplantes, en beneficio de sus compañeros y el equipo.
James, fuera de forma, caminador, siente pasos de animal grande porque son muchos los chicos con mejor presente que piden pista.
Borré, más maduro, dinámico, como artillero o asistente… Un nuevo Falcao. El tigre con los últimos toques de su fútbol, con la dignidad propia de un crack, marcando el camino para la despedida.
Lorenzo, de una nómina sin cohesión, nerviosa e irresoluta ante México, saltó a un baño de juventud. Orden defensivo en Colombia, como relevo a un rosario de imprecisiones e infortunios de la primera mitad. Subversivo en la ofensiva, para desordenar al rival.
¡Y qué golazos hicieron!
Presente y futuro de la selección. Futbolistas hay. ¿Qué tal Asprilla, buscando su mejor versión? O villa a la espera de su redención. O Sinisterra con su frescura y sus goles; O Durán, Lucumi, Cuesta y otros tantos, expectantes ante una oportunidad.
Colombia, con pistas del fútbol que se quiere y mucho por trabajar.
Atropella la avalancha juvenil, para darle esperanza a un sueño. Aunque no se soluciona una crisis profunda en dos partidos.