Benjamin Netanyahu será recordado como un genocida y criminal de guerra. El primer ministro de Israel se ha asegurado esta semana que ese sea su legado para la posteridad al ordenar al ejército israelí atacar la ciudad de Rafah, ciudad ubicada en el sur de la Franja de Gaza y la cual funciona como el último refugio para la población palestina ante el avance militar de Israel.
No le importaron las advertencias de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia, la Unión Europea e incluso el mismo Estados Unidos, Netanyahu ha decidido seguir adelante con el genocidio de los palestinos e inauguró su incursión en Rafah con el bombardeo a un campamento de refugiados dando como primeras víctimas de su campaña criminal a al menos 45 personas con otras más de 200 heridas, todos civiles, la gran mayoría niños y mujeres.
Imágenes desgarradoras son las que llegan desde Palestina. Cuando uno cree que es imposible superar los horrores que venimos viendo a diario desde octubre del año pasado, lo sucedido en Rafah nos recuerda que la crueldad humana pareciera no conocer límites. Los altos mandos del gobierno y el ejército israelí nunca han ocultado que ven a los palestinos como menos que humanos, el Ministro de Defensa israelí que también deberá ser juzgado con Netanyahu como criminal de guerra no tuvo ningún problema en decir ante los medios de comunicación que los veían como animales a los que iban a dejar sin electricidad, comida, combustible.
Promesa que han cumplido, obligando al pueblo palestino a soportar los peores vejámenes de la historia reciente, un pueblo al que le están negando el agua, la comida, la salud, los mínimos necesarios para la subsistencia y no contentos con esto, incluso les niegan la posibilidad de poder refugiarse. Es esto último lo más indignante de la masacre en Rafah, que su objetivo fue acabar con la vida de quienes ya han tenido que sufrir la pérdida de su hogar, las condiciones infrahumanas, el terror constante, de personas que lo único que están haciendo es intentar sobrevivir. Ni siquiera eso le quieren dejar al pueblo palestino, han dejado muy claro que su misión es una de exterminación y que no existe una distinción entre civiles y combatientes, todo aquel que haya nacido en Gaza es culpable sin derecho a juicio.
Es momento de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tome acciones contundentes. Su falta de determinación ante un genocidio es un insulto a la misma Organización de las Naciones Unidas, que nació justamente después de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de que la tragedia no se repitiese. Se está repitiendo, con el agravante de que la estamos viendo en vivo y en directo, pero aparentemente no se han cruzado todavía las líneas rojas que tiene establecidas el gobierno de Estados Unidos. Si la quema de niños y mujeres no es cruzar las “líneas rojas”, aterra pensar el nivel de crueldad que los Estados Unidos considera como aceptable.
El mundo entero debe condenar lo que hoy está sucediendo en Palestina. Las acciones de Israel no pueden quedar en impunidad. La orden de captura que el Fiscal de la Corte Penal Internacional emitió contra Benjamin Netanyahu debe hacerse efectiva y su juicio como genocida debe ser inmediato, antes de que borre al pueblo palestino de la faz de la tierra.