En el último mes, varios medios y think tanks han sacado a la palestra internacional el siguiente interrogante: ¿Por qué los países liderados por mujeres han tenido un mejor manejo del COVID-19? La cuestión resulta, cuando menos, interesante.
Pues bien, ante la discusión planteada, diversas han sido las respuestas desarrolladas por expertos de distintas áreas de conocimiento.
Algunos apuntan al concepto que en Behavioral Economics se conoce como “sesgo de sobre confianza” de los líderes masculinos, sobreestimando así la seguridad que, bajo su percepción, les inspiran sus decisiones y actos (Corzo, 2020: web). Esto fomentaría el desarrollo de visiones individuales, y reforzaría las creencias de que no es necesario abordar los problemas desde distintos ángulos y perspectivas.
La heurística y el factor de las emociones, ha sido otra de las grandes apuestas para explicar algunas decisiones no tan acertadas por parte de algunos líderes masculinos de occidente (Mostaza, 2020: web). Esta visión revelaría cómo las personas toman decisiones asentadas en diagnósticos superficiales, y no basados en análisis racionales.
En relación a lo anterior y de acuerdo con algunos autores, también sería posible aplicar la teoría de Herbert. A Simon sobre la racionalidad limitada. En su obra Comportamiento Administrativo, el autor explica que nuestras decisiones siempre son parcialmente irracionales por cuestiones como la falta de información precisa y por limitaciones cognitivas y de tiempo (Brulé & Mintz, 2017).
Sin embargo, ninguna de las hipótesis exploradas dan una respuesta integral y que satisfaga todos los ángulos que la pregunta compromete. Si bien es cierto que tanto la sobre confianza, como la heurística y las emociones, así como las limitaciones racionales, han podido influir a la hora de tomar decisiones consideradas a posteriori como desacertadas; no sirven para dar una explicación genérica que resuelva el interrogante sobre si verdaderamente el factor femenino en el liderazgo ha supuesto una mejor gestión del COVID-19.
Con base en lo anterior, es necesario explorar una hipótesis que verdaderamente explique la diferencia en resultados entre los países liderados por mujeres y los liderados por hombres. De esta forma, llegamos al concepto de Liderazgo Consciente, caracterizado por una visión fuertemente democrática y bajo el que se dan prioridad a cuestiones como empatía, credibilidad, transformación, escucha activa, transparencia e información real y a tiempo, entre otros.
En función de lo explicado anteriormente, los gobiernos que han llevado a cabo una gestión efectiva del COVID- 19, tienen como común denominador el hecho de haber puesto en práctica esta nueva concepción de Liderazgo Consciente.
Un ejemplo perfecto para ilustrar esta cuestión, se extrae del ejercicio que realizó la canciller alemana, Ángela Merkel, al considerar diferentes fuentes de información para desarrollar su política de gobierno frente al COVID-19. Estas fuentes incluían guías epidemiológicas, datos de proveedores médicos y evidencias de éxito sobre pruebas y aislamiento en países asiáticos (Taub, 2020: web).
En esta misma línea, Devi Lalita Sridhar, catedrática de salud pública global de la Universidad de Edimburgo, en un artículo de opinión del British Medical Journal, indicó que la única forma de evitar los puntos ciegos en la toma de decisiones, es garantizar la participación de distintos representantes que aporten al proceso decisorio una variedad condiciones y experiencias (Taub, 2020: web).
Sin embargo, estos casos de éxito no deben ni pueden ser únicamente atribuidos a gobiernos liderados por mujeres, siendo así posible encontrar otros ejemplos de Liderazgo Consciente en gobiernos como el de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, del que merece la pena destacar la tarea tan eficiente que ha llevado a cabo en materia de comunicación, cuestión que, por cierto, también salva vidas.
Es posible, de acuerdo con los ejemplos analizados, extraer la conclusión de que no estamos ante una cuestión de género, o que implique que las mujeres sean capaces de desarrollar unas capacidades de liderazgo mejores a las de los hombres. El factor clave que se ha repetido en todos los casos de éxito ha residido en un tipo de liderazgo más sofisticado y con vocación de servicio, y que, a fin de cuentas, dista mucho del modelo inflexible, autoritario y desfasado que algunos mandatarios siguen practicando.
En definitiva, el común denominador entre los casos de éxito en el manejo del COVID-19, y que se ha llevado a cabo en distintos países liderados tanto por hombres como mujeres, ha sido la puesta en práctica del Liderazgo Consciente, que, entre otras cuestiones, implica apartarse de la rigidez y de las visiones individuales, y por el contrario fomentar la adaptabilidad al cambio y a la incertidumbre, así como la escucha de distintos grupos, voces y fuentes de conocimiento.
Fuentes consultadas
- Brulé, D. & Mintz, A. (2017) Foreign Policy Decision Making: Evolution, Models, and Methods. Oxford: Oxford Research Encyclopedia of International Studies.
- https://www.comillas.edu/noticias/63-comillas-icade/icade-cee/cee-investigacion/1317-hay-diferencias-de-gestion-entre-hombres-y-mujeres?jjj=1589806501215
- https://amp-20minutos-es.cdn.ampproject.org/c/s/amp.20minutos.es/opinion/manuel-mostaza-barrios-alemanes-paris-20200519-4262133/
- https://www.nytimes.com/2020/05/15/world/coronavirus-women-leaders.html