Darle una mesada de 500 mil pesos a 3 millones de personas mayores que no tienen pensión, como lo propone el proyecto de reforma pensional, sería sin duda una medida con gran impacto social, y corregiría de manera importante la falta de cobertura del sistema. Según el DANE, en 2020 había en Colombia 7,1 millones de personas mayores, son el 13,9% de la población. Solo 2,6 reciben pensión por vejez o invalidez o sobrevivencia, 1,6 millones reciben $ 80 mil mensual y hay millones de colombianos que no reciben pensión ni ingreso alguno. Dos de cada tres colombianos no cotizan porque no tienen empleos estables y solo tres de cada 10 personas se pensionan en Colombia.
Sin embargo, por su ambición, esta medida sería costosísima para los contribuyentes: 18 billones de pesos anuales, toda la reforma tributaria.
El mecanismo de financiación que propone la reforma, usar los flujos anuales de los actuales cotizantes al sistema de ahorro individual, será a la larga más costoso aún y significa una bomba fiscal. Intentan corregir un problema de falta de cobertura, y para hacerlo proponen borrar con el codo 30 años de esfuerzos de todos los gobiernos por crear un sistema viable fiscalmente.
Tal como la están planteando, además de establecer un terrible precedente de falta de seriedad en el manejo de las finanzas públicas, definiría un nuevo hito en los discursos de las verdades a medias, de la oscuridad por diseño y de la mentira.
Si el gobierno quiere continuar con su loable iniciativa de solucionar el problema de cobertura debe asumir el deber ético de hacerlo sin marrullas y sin mentiras, reconociendo el hecho de que efectivamente nos está planteando una enorme reforma tributaria.
Los apenas 2,4 pensionados por el Estado nos cuestan al año 74,7 billones de pesos. Los trabajadores actuales aportan 24,3 billones de pesos. 50,4 billones de pesos salen de los impuestos para pagar los 1,5 pensionados de Colpensiones, Magisterio, FOPEP y defensa.
Para poner en contexto estos 74,7 billones que pagamos a tan solo 2,4 millones de colombianos, recordemos que en 2017 se recaudaron 136 billones en impuestos; es decir que 3 de cada 10 pesos de impuestos pagaron el déficit pensional del régimen estatal (Colpensiones y Regímenes Exceptuados). El gasto en pensiones supera el gasto total en educación ($35.4 billones), defensa ($32.4 billones) y salud ($24.7 billones).
Además, la propuesta de Petro significa que a la larga vamos a contribuir con ostensiblemente más de 18 billones al año. Este es el caso porque las pensiones a las que la jugada nos dará derecho serán en los términos del RPM: más altas y onerosas que las actuarialmente equilibradas de las AFP. Y maravilloso para Petro, esa enorme cuenta de cobro la comenzaremos a ver solo en unos años, cuando él ya no esté en el gobierno.
El problema de regresividad que no es menor. Colpensiones, con su régimen nos obliga a subsidiar las pensiones más altas: las pensiones de 25 salarios mínimos reciben en subsidios aproximadamente 732 millones de pesos, mientras que las de 1 SMLV reciben 135 millones. Y lo que es más grave, la mayoría de las personas que cotizan sobre un salario mínimo no alcanzan a pensionarse.
La de Petro es una propuesta que suena dulce, pero es un veneno.