Diego García Bejarano

Ingeniero ambiental sanitario. Especialista en gerencia de recursos  naturales y magister en gobierno y políticas públicas. Fui director de Arborizacion Urbana en el Jardín Botánico, director de Ambiente y ruralidad en Secretaría de Planeación Distrital, concejal de Bogota, director de la Región Administrativa Planeación Especial. Guía profesional de turismo, profesor universitario. Co creador del programa BiciRegion y la ruta turística de la leyenda del Dorado. Asesor de turismo de naturaleza.

Diego García Bejarano.

El cañón del río Duda, el señor camino de caminos

René Descartes escribió la famosa frase: “Cogito, ergo sum”, - pienso, luego existo-. La duda se establece como herramienta para el descubrimiento de la existencia, para Descartes, dudar de todo, menos de que se duda, es la prueba del estar vivos.  

Hay un cañón, de un río, con un centro poblado, que lleva por nombre: Duda. Transitar por la ruta antigua del corazón del conflicto armado en Colombia, explorar por paisajes de páramo, bosque alto andino, sistemas montañosos interminables, y saber que es la zona terrestre más alejada del país, es inimaginable. 

Para llegar a esta dimensión paralela y al mejor estilo de Gabriel García Márquez, vivir para contarlo, sí o sí, se organiza la travesía con los pobladores del territorio. Esa es la premisa. Además, el grupo de afortunados no puede ser mayor a 15 personas, de tal manera que se pueda tener el control de la excursión.

El cañón del río Duda, el señor camino de caminos

Ocho días de trayecto, en un total paraíso de desintoxicación digital, te obligan a dudar, a pensar, y luego te invitan a existir. Tu reflexión sobre la existencia en este lugar, es imperativa. 

Gracias a la última visita del Gobernador del Meta Juan Guillermo Zuluaga, tienes una única oportunidad de conectarte durante toda la semana de recorrido, ya que fue instalado el internet en el centro poblado del Duda, a un poco menos de la mitad de la travesía. Luego durante los siguientes 3 días, la posibilidad de saber lo que pasa en el mundo exterior, es nula. 

Así las cosas, y aunque parezca temerario, es quizá la mejor experiencia de senderismo que se pueda tener. Todo inicia con 7 horas de recorrido desde el centro urbano de la ciudad, atravesando Sumapaz, -el ecosistema de páramo más grande del mundo-, para llegar a una casa campesina en la punta sur del mapa rural de Bogotá y pernoctar allí, en San José.

Al segundo día se realiza el alistamiento de carga en mulas de apoyo, que acompañan la travesía, preparas tu equipaje, y sin pensarlo más: a caminar. 

Literalmente es una ruta de trekking al 100%, quizás se tenga una opción de mula, pero los trayectos son tan estrechos y agrestes que es mas confiable el par de piernas. Con el primer paso te adentras a lo desconocido. Y se dice desconocido, porque al año 2020 solo 4 expediciones de civiles han recorrido este privilegio de camino.

El cañón del río Duda, el señor camino de caminos

Se realiza el permiso ancestral en la laguna Mortiño, la divisoria de aguas entre Bogotá y el Meta. Caminas por senderos en el páramo, observas hondonadas donde abunda la palma de cera, transitas por pura trocha de herradura y, junto con las historias de los campesinos que nos guían, te vas impregnando el ser, con el alma llena de emociones para la existencia. 

El tercer día llegas al Centro Duda. Este pequeño centro poblado con gente campesina amable, testigos territoriales de luchas y resistencias, es el epicentro político y organizativo de la región. Al hablar con ellos, te narran cada momento de su historia, entroncada con la narrativa misma del país, porque aunque sea otro lugar  alejado y olvidado, lo que allí aconteció es la memoria vívida de Colombia. 

En el centro Duda, tienes una decisión trascendental, es tu última oportunidad de devolverte a Sumapaz, o seguir el camino inicial trazado y cumplir la meta a 4 días hasta el casco urbano de Uribe. Sus pobladores, prefieren para todos los efectos del acceso a bienes y servicios institucionales o personales, tomar la primera opción, subir al páramo y viajar por la troncal Bolivariana que los conecta con la gran capital. 

Pero lo nuestro debía cumplirse. Fuimos a buscar la ruta del Duda, la de los acontecimientos de paz y guerra, la de lagunas inexploradas, la región que alguna vez en su parte baja fue el centro de investigaciones más grande de la Macarena, el camino de los 5 pisos térmicos, el de la selva prístina, el de indígenas y campesinos, el de Casa Verde, La Caucha y el Engaño.

El cañón del río Duda, el señor camino de caminos

Animados por lo que nos esperaba, decidimos continuar hacia Uribe. El cuarto día, luego del descanso en las posadas campesinas del Centro Duda, trazas como propósito el sector de la Caucha, un lugar que alguna vez reunió todas las fuerzas armadas revolucionarias del país, desde donde se impartía doctrina y entrenamiento, donde hubo toma y retoma militar, donde se recuerda las tragedias de la guerra y las añoranzas de la insurgencia. La energía del lugar hace honor a sus acontecimientos, y si vas con el baquiano indicado, la noche es apasionante e intrigante. 

Al quinto día, luego de resolver por nuestros propios medios los asuntos de dormida y comida, retomamos camino rumbo a Herramientas. El paisaje ondulado de montaña, el enclave orográfico y pronunciado de cañón, el camino escabroso, los altos pastizales que te cubren la cintura, te hacen sentir en cada paso el efímero momento del estar. Nos muestran los vestigios de los bombardeos a Casa Verde, los bosques espontáneos que ronda los caños que bajan al Duda, manteniendo el caudal imponente del río que llega al Guayabero. 

Al llegar a Herramientas, a pocos metros de un río con su nombre, se descansa en una casa que logra mantenerse con algunas tablas, rodeada de espesa vegetación, conectada por un camino al torrente de agua verdosa cristalina,  convirtiéndola en un genuino oasis en medio de la montaña. 

Allí el turno de guías se releva. Los del Duda, que guían desde Sumapaz, entregan el grupo de expedicionarios a los indígenas que han subido desde el casco urbano de Uribe, para llevarnos en buen término a sus territorios, evidenciando así que el camino es tan agreste, que es mejor para lo baquianos regresar a su Centro Duda. 

El empalme entre indígenas y campesinos es una ceremonia súbita. Los cambios de animales con los equipajes, los diálogos del camino, las charlas suscitadas, todo hace parte de un solemne momento ante los ojos de los viajeros. 

El río ha reconfortado el cuerpo, y los sonidos de la naturaleza el alma. Se recobra las fuerzas para el día 6, ya que los indígenas anuncian que el paso por Rincón Santo es el más exigente de todo el trayecto. Una vez llegamos a la cumbre de esa exigente prueba, nos encontramos en la puerta selvática de la laguna del Oso, cubierta totalmente de vegetación húmeda tropical, con caminos fangosos, monos araña vigilándote en la cúpula de los árboles y todo tipo de sonidos propios de un lugar que no se irrumpe por largas temporadas. Debes procurar pasarlo de día, la noche no es nada recomendable, ni a los propios indígenas les gusta la idea. 

Luego de atravesar la selva, contemplar la laguna, sentarte a escuchar, compartir el alimento con el rostro mojado y las manos embarradas, tomarte tu tiempo, hablar con los indígenas, llegas a unos de los lugares mágicos de todo el recorrido: El Engaño. No tengo idea el efecto que produce este lugar, pero es el más recordado de todos. Me atrevo a decir que es la combinación de una amable familia indígena que vive allí, más la vista majestuosa de los llanos orientales desde el filo de una montaña, y adicionaría quizás, el mirar atrás y ver lo recorrido.

El día 7 te sientes en un cortejo ancestral. Niños, niñas indígenas te reciben con sonrisas, los gobernadores te ofrecen macho o hembra, (bebidas a base de caña de azúcar), danzas en la noche, comes al gusto y compartes lo poco que te queda, porque te sientes en deuda ante todo lo que te ofrecen. Las comunidades de Playa y Planes de los resguardos Misak y Nasa, desplazados del Cauca hace varias décadas por la violencia y asentados en estas tierras llaneras, abren la talanquera para que los visitantes respetuosos aprendan de sus usos y costumbres.  

El día 8 llegas al casco urbano de Uribe, a conectar de manera rápida tu celular que no has usado por mucho tiempo y que sentiste correr el riesgo de acostúmbrate a estar sin él.   

Al teléfono y como recién aparecido, luego de una extraordinaria aventura, cuentas tus hazañas, tu vencimiento de miedos, los lugares mágicos que sentiste, como la Caucha, Casa Verde, la laguna encantada, los ríos sin puentes, las casas abandonadas, la fauna silvestre, los sonidos extraños de la naturaleza, las profundas historias de guerra y paz en los campesinos, los niños indígenas… y un sinnúmero de experiencias que querrás ansiosamente comunicar, porque seguramente la caminata te ha despejado muchas dudas, y ahora varias de ellas han sido resueltas. 

Posdata. En el año 2021 la Gobernación del Meta en cabeza de su gobernador visitó la escuela de Tempranos, en el alto Duda, por primera vez en la historia colombiana un alto ejecutivo llegaba esta parte del país. A raíz de su visita llegó la luz por paneles solares, tras muchos días de travesía y al parecer en el año 2022 inicia con el Fondo de Colombia Sostenible un proyecto para hacer del Cañón del río Duda, un destino basado en el turismo de naturaleza operado por sus habitantes. 

Diego García Bejarano

IG @diegogarciabe

Caminante de caminos ancestrales.

Creado Por
Diego García Bejarano.
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