Tengo la impresión cuando escribo una columna sobre Inteligencia Artificial (IA) y se publican estas observaciones, ha pasado mucho tiempo. Es tan dinámico y ágil su curso que va muy rápido, su lógica no se detiene y cada día aparecen nuevos bombos. Definida como un campo de la informática que se enfoca en crear sistemas que puedan realizar tareas como la inteligencia humana. Razonamiento, percepción y aprendizaje. Son máquinas que trabajan automáticamente sin necesidad de supervisión. Oyen preguntas, sacan conclusiones y resuelven problemas. Electrodomésticos, cámaras, asistentes, campañas virtuales son algunos ejemplos. Su inicio arranca en 1950 con Turing con el artículo Computing Machinery and Inteligence y su reputada tarea para describir y aceptar si las máquinas eran o no inteligentes. Es el conjunto de tecnologías que permiten que las computadoras realicen una variedad de funciones avanzadas, dándole poder para hacer recomendaciones. Su portafolio es amplio: interviene en análisis de datos e informática, hardware y software, neurociencias, lingüística e incluso filosofía y psicología.
En medicina su uso es fantástico: se emplea el modelo de aprendizaje automático recopilado por otra herramienta como el Big Data. Se considera que la atención médica moderna tiene como columna vertebral la IA. Integración de la información, automatización de actividades, identificación de errores y quizá aumento en la autonomía de los pacientes son sus ventajas generales. Se forman redes neuronales artificiales y elementos procesadores organizados, como niveles, con lo cual se completa la red neuronal. Su aplicación en la investigación médica es clara: optimiza el tiempo empleado, reduce costos y es un gran facilitador de resultados.
De acuerdo con la información que tenemos se implantó un chip cerebral, Telepathy, mediante una robot-cirugía que permitiría controlar computadoras pensando (29-I-2024). El chip está conectado a 1024 electrodos diminutos y una batería que se puede recargar en forma inalámbrica. Los pacientes candidatos son personas con disfunciones neurológicas y es el arranque de este tipo de procedimientos. Es del tamaño de una moneda, tiene 62 hilos finos y requiere de un cargador externo, pues la pila dura apenas 24 horas. Es una aplicación de la estimulación cerebral profunda, la diferencia es que el chip descansa sobre la corteza cerebral. Lee la actividad neuronal y transmite la señal en tiempo real a dispositivos externos. Después de la cirugía, Elon Musk, propietario y pionero de la empresa, menciona una prometedora detección de picos neuronales.
Hay polémica al respecto y los individuos candidatos, ilusionados: pacientes cuadripléjicos, con esclerosis lateral amiotrófica, son algunos ejemplos. En la fase de prueba con animales, mucho de estos fallecieron. Sin embargo. La autorización de la FDA para estos ensayos clínicos diluyo la responsabilidad en la experimentación. Pensar que personas que no vean puedan recuperar la visión o aquellas que no hablan lo puedan hacer… Es algo fabuloso. Aunque solo es el comienzo, se muestra prometedor y con ellos aparecen las críticas médicas. ¿Por qué no está publicada en una revista científica, académica y cuando será valorado por un panel de expertos?
Se abre discusión y la disciplina de los neuroderechos es la primera invitada a participar. Se especula que este tipo de experimentación abre la puerta de nuestra identidad. Indicar una respuesta colectiva es oportuno, pero que lleve implícito el respeto por la dignidad de la persona. No hay duda que el ensayo clínico y sus aplicaciones tiene nuestro respaldo, pero hay algo triste en historia de estos implantes y fue el fallecimiento de muchos animales:1500 entre ovejas, cerdos y monos. Hay denuncias contra esto, pero no conocemos su estado actual.
Tenemos muchas inquietudes sobre el funcionamiento del Sistema Nervioso Central y esto nos permite aproximarnos con una sola pregunta: como actuara nuestro cerebro si tiene colocado un estimulador cortical y hasta qué punto se modificarán los procesos fisiológicos. En China hay centro dedicado a la innovación e integración entre cerebro y computadora, Precisión Neuroscience investiga también como ayudar a personas con parálisis y en Suiza (Nature 2023) se consiguió que un hombre pudiese caminar con solo pensar en hacerlo. Manipular directamente la actividad cerebral plantea inquietudes sobre la seguridad, la autonomía e identidad y la privacidad de los individuos: el debate plantea la posibilidad de mejorar la habilidad cognitiva humana.