El Juez Jaime Herrera Niño, quien lleva tres años con el caso de Santiago Uribe Vélez en su despacho y quien no ha tenido ningún reparo hacia las solicitudes de las víctimas y de quienes estamos en la sociedad civil de que tenga una actuación celera, ha vuelto a solicitar una prórroga de seis meses para definir cómo falla un caso en el que ya la Fiscalía y la Procuraduría solicitaron condena.
Al mismo tiempo que el juez solicitó la prórroga, su hermano, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, emitió un comunicado en el que de nuevo pone en duda la existencia de “Los 12 Apóstoles” haciendo uso de una táctica muy propia de su agrupación política: la distorsión de los hechos para crear una falsa narrativa acomodada a sus intereses.
Por más que el expresidente Uribe diga que los tales 12 Apóstoles no existen, la cantidad de pruebas que no solo demuestran su existencia sino el rol de su hermano Santiago como uno de sus principales cabecillas es abrumante. La revista Raya, en una excelente trabajo investigativo, expuso todas las evidencias que dan cuenta de los miembros de Los 12 Apóstoles, crímenes a los que se les vincula y ayuda recibida por parte de las autoridades del momento.
Pruebas tan contundentes como las dadas por Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, quien señaló que dos comandantes paramilitares, uno rural y otro urbano, le informaron que su comandante en Los 12 Apóstoles era Santiago Uribe, quien tenía como centro de mando la Finca La Carolina, información que también fue dada por los fallecidos hermanos Castaño.
No son nombres menores los que afirman la participación de Uribe Vélez en la organización criminal, se trata de los fundadores de las AUC y el narcotraficante que originó el Clan del Golfo. Son los fundadores del paramilitarismo los que señalan a Santiago Uribe Vélez de haber sido uno de ellos, por más de que el expresidente se rasgue las vestiduras diciendo que Los 12 Apóstoles y el rol fundamental de su hermano son inventos de sus opositores políticos.
Las declaraciones dadas por Jhon Jairo Álvarez Agudelo, personero de Campamento, Antioquia entre 1994-1995 y 1997-1998, dan cuenta de cómo utilizó el poder político para poder delinquir. Citando su declaración juramentada, “[...] Santiago Uribe pregonaba la limpieza social porque su hermano Álvaro Uribe se encontraba en el gobierno y podía “tapar” estos delitos”.
Los 12 Apóstoles fue un grupo paramilitar que pudo actuar a sus anchas en el Norte antioqueño porque uno de sus cabecillas tenía influencia directa en el gobierno departamental. Claro, Santiago Uribe siempre ha sabido aprovechar la posición privilegiada de su hermano en la escena política colombiana para su beneficio, como su rol como testaferro minero para la AngloGold Ashanti en la presidencia de Uribe Vélez.
Puede el expresidente Uribe sacar cuantos comunicados quiera, pero esto no va a cambiar un hecho irrefutable: Los 12 Apóstoles existieron y Santiago Uribe fue una de sus principales figuras. Sólo queda esperar que el Juez Herrera Niño actué con diligencia para que las víctimas puedan obtener justicia.
