En Colombia, la política pública para la protección de la población adulta y el envejecimiento es muy pobre; si bien existen Leyes como la 1251 de 2008, la 1850 de 2017 y la Ley 1171 del 2007, por medio de la cual se establecen unos beneficios a las personas adultas mayores, para garantizar sus derechos a la educación, a la recreación, a la salud y propiciar un mejoramiento en sus condiciones generales, este conjunto de normas para la protección, promoción y defensa de los adultos mayores en nuestro país, se han quedado en letra muerta. No existe una institución pública del orden nacional que lidere la política pública, especialmente de los más vulnerables, aquellos que se encuentran en situaciones de pobreza extrema, abandono y quienes no alcanzaron una pensión de vejez; la radiografía es terrible, ver situaciones de miseria, indiferencia, violencia física y psicológica que atentan contra su dignidad humana.
En estos momentos de emergencia sanitaria como consecuencia de la pandemia por el Covid-19, está población es la más frágil, por ser más propensa a enfermedades respiratorias y tener otras comorbilidades que los convierte en blanco fácil del virus; hemos presenciado con asombro, como en Italia, España y Estados Unidos, la mayoría de víctimas han sido los adultos mayores, y a la hora de escoger a quienes se les suministra un ventilador o se les asigna espacio en una UCI, los damnificados son nuestros abuelos; no alcanzamos a proyectar cuál será el impacto en América Latina por la pandemia para esta población, debido a las grandes deficiencias en los sistemas sanitarios y precarias políticas públicas de protección a los adultos mayores.
Lo cierto, es que la población se está envejeciendo de manera acelerada a nivel mundial, se estima que este segmento pasará de 600 millones a 2000 millones en un periodo de 30 a 50 años, lo cual hace necesario que los gobiernos se preparen en la implementación de políticas sociales y asistenciales que brinden una mejor calidad de vida y bienestar a este grupo poblacional que crece exponencialmente, tanto en números como en proporción. ¡A nivel mundial las personas mayores de 62 años crecen más rápidamente que el resto de la población!
De acuerdo al informe "Perspectivas de la población mundial 2019", se estima que para el año 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, lo que equivale a un 16 % de la población mundial -más que la proporción actual que es de una de cada 11- es decir un 9 %. Lo anterior, significa que es urgente que los gobiernos inviertan más recursos en el diseño y ejecución de políticas públicas de inclusión social y productiva para este grupo etario.
En Colombia, según el Departamento Nacional de Estadística –DANE- somos 48'258.494 de colombianos de los cuales el 13.4 % son personas mayores de 65 años y el 8.4 % son niños entre 0 y 5 años, cifras que indican que hay más adultos mayores que niños, es decir que la población en Colombia, está envejeciendo -literalmente- y unida a este fenómeno, existe una tendencia a qué las parejas hayan pasado de tener dos hijos a uno, lo que hace necesario que se focalicen acciones en aquellos departamentos donde se concentra la mayor población adulta como son el eje Cafetero, Tolima, Bogotá y Santander.
En Bogotá la población adulta mayor, se ubica en las localidades de Usaquén, Chapinero, Teusaquillo Suba, Engativá, Kennedy y Barrios Unidos, mientras el resto de la población crece al 3,2 %, los adultos mayores incrementaron en un 5,2 % por ciento.
Durante mi ejercicio como Concejal de Bogotá, una de mis preocupaciones fue la situación de esta población y por ello promoví en más de una ocasión, un proyecto de acuerdo que pretendía mejorar su calidad de vida, es así, que tanto en la administración de Gustavo Petro, como en la de Enrique Peñaloza, trabajé arduamente para la creación del Instituto Distrital del Adulto Mayor y Envejecimiento, pero la falta de voluntad política de los gobiernos de turno no permitieron avanzar en esta iniciativa que requería el aval de la Administración Distrital.
Hoy con la situación de crisis sanitaria y económica por el coronavirus, cobra mayor relevancia la creación de este INSTITUTO, hay que brindar soluciones, ofrecerles mayor protección y atención porque en sus actuales condiciones, pueden convertirse en la población más golpeada por la pandemia.
En reiteradas ocasiones he manifestado que de los más de 1.200.000 personas mayores de 65 años en Bogotá, el 30 % requieren atención especial y eficaz, el 10 % puede estar en condiciones de mendicidad, de los cuales por lo menos el 25 % tiene problemas mentales, 25 %, el 12 % viven solos , el 18 % tiene al menos una limitación permanente y el 66 % alguna enfermedad crónica; por tanto, es importante prender las alarmas en búsqueda de soluciones de fondo. La Personería de Bogotá, ha venido denunciando que muchos centros noche, donde se alberga a muchos abuelos de manera transitoria, presentan hacinamiento y las condiciones sanitarias son precarias.
Actualmente se está construyendo el Plan de Desarrollo Distrital por parte de la administración de Claudia López, hago un llamado de atención para que se incluya, la creación del Instituto Distrital del Adulto Mayor y Envejecimiento. Insitiré en que nuestros "Viejos" soluciones a la grave problemática de pobreza, mejorar la calidad de vida y reducir la discriminación social por su condición de adultez.
Hoy más que nunca, se requiere mayor compromiso con nuestros “abuelos”, no podemos permitir que esta población siga olvidada, y está en nuestras manos dar un giro de 180 grados, desde la institucionalidad y nuestras familias. La administración distrital debe pensar en incentivar su inclusión en la economía productiva, es decir, en el trabajo, toda vez que la expectativa de vida ha venido creciendo a 76 años en nuestro país.
Es el momento de las grandes decisiones y ellos requieren de atención prioritaria para garantizarles tranquilidad, tanto del Gobierno Nacional, como el Departamental y el Distrital, manejan hoy recursos provenientes de la estampilla pro adulto mayor que deben ser invertidos de manera eficiente en el desarrollo de políticas públicas que generen bienestar, no podemos aceptar la indiferencia, abandono, pobreza y exclusión de nuestros abuelos.
En momentos de cuarentena preventiva y obligatoria, es urgente que lleguen los apoyos económicos establecidos en los programas Colombia Mayor y Familias en Acción y se hagan efectivas las ayudas de mitigación como es la devolución anticipada del IVA a los más pobres del país. Hay que actuar con prontitud y contundencia frente a la emergencia.