El trabajo de los congresistas es tal vez y sin exagerar, el más vigilado de cualquier institución pública por parte de la ciudadanía. La observación es rigurosa, los aciertos reciben pocos aplausos, en cambio los errores, son dimensionados con una crítica severa. Sucede en todos los parlamentos del mundo, sin excepción.
Los retos en el campo de la comunicación son inaplazables, comparto algunos tips que sin duda apuntan a la construcción de buenas prácticas, que buscan un Parlamento con más apertura.
- Hacer llegar el mensaje legislativo a todas las entidades públicas y que contribuyan a replicar lo que se tramita en el Congreso.
- Llegar a las regiones con más y mejor pedagogía, no todo puede quedarse en el nivel central. Hay muchas alternativas para este propósito, como el uso de transporte equipado para charlas didácticas.
- Mejor aprovechamiento de herramientas de difusión como Canal Congreso, noticieros, programas de radio, que funcionen bajo la lógica de un estricto enfoque periodístico.
- Mayor coordinación y planificación de todas las áreas de estos cuerpos colegiados, en ocasiones se advierten islas, cada uno, por su lado, que poco aportan a una política robusta de comunicación.
- Rendición de cuentas con más frecuencia, esperar un año en ocasiones entrega la percepción que se hace por cumplir un requisito. Lo ideal sería entregas parciales cada mes.
- Promover más indicadores legislativos, número de iniciativas discutidas cada mes, intervenciones en los debates, seguimiento a leyes, entre otras variables de interés para la opinión pública.
- Las formas son fondo. Es necesario estimular valores intangibles como la cercanía, confianza, cumplimiento y credibilidad.
- Los símbolos son más que indispensables. Recurrir a ellos es una forma de comunicar con la posibilidad de conseguir más empatía con la gente.
- Promover espacios de co-creación legislativa, que le permitan a la ciudadanía implicarse en el trámite de leyes o proponer temas para debates de control político.
- Generar un directorio público de los legisladores, con información que la gran mayoría busca, por ejemplo: perfil de Twitter, Facebook, email o si tienen grupo de Whatsapp o Telegram.
Hasta aquí algunas ideas necesarias, en una próxima columna les compartiré otras buenas experiencias. No hay tiempo que perder.