
La noche del 15 de noviembre de 1959 se hizo más oscura que de costumbre, en Holcomb, ciudad del estado de Kansas, Estados Unidos, solo se iluminó en cuatro ocasiones. En el hogar de la familia Clutter, se escucharon cuatro disparos fulminantes que acabaron con la vida de los integrantes de la familia que allí habitó.
Esa noche dos asesinos irrumpieron en el hogar de Herbert Clutter, un granjero de ascendencia alemana, graduado de la Universidad Estatal de Kansas. Su esposa fue Bonnie Clutter con la que tuvo dos hijos; Nancy y Kenyon. Todos víctimas del asesinato cometido por Perry Smith y Dick Hickock.
Perry Smith nació el 27 de octubre de 1928 en Huntingdon Valley, Nevada. Tuvo una infancia rodeada de diferentes problemáticas que lo llevaron a cometer errores a lo largo de su vida. Su padre destilaba Whisky de manera ilegal y maltrató constantemente a su madre, quien decidió marcharse con sus hijos abandonando su hogar.
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La mamá de Perry tuvo problemas de alcoholismo, razón por la cual no estuvo al tanto de sus hijos a quienes internó en diferentes orfanatos durante su infancia. Motivo por el cual se le otorgó la custodia de los niños a su padre. Nuevamente cambiaron de residencia.
Años después Perry se vinculó a la Marina durante dos años. Cuando salió intentó volver a casa de su padre, pero duró poco debido a las constantes peleas que hubo entre ellos. Cuando se marchó viajó en busca de ayuda de un conocido del ejército. De camino, robó una tienda y fue llevado a prisión. Lugar donde conoció a Dick.
En la cárcel se enteraron de una familia que guardaba grandes cantidades de dinero en su casa, los Clutter. Salieron de prisión y fueron a robar la “caleta” que nunca existió. Por este motivo, llenos de ira por tener que salir con las manos vacías, decidieron asesinar a los Clutter.
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Volvieron a la cárcel donde esperaron un poco más de cinco años a que un juez diera veredicto final a su caso el resultado fue la pena de muerte. En 1965 fallecieron a causa del ahorcamiento que se les impuso. Por el que los inculpados nunca estuvieron de acuerdo.
Las últimas palabras de Perry fueron: "No creo en la pena de muerte ni legal ni moralmente. Puede que hubiera podido contribuir en algo. No sirve de nada que pida perdón por lo que hice".
Este contecimiento inspiró a Truman Capote, periodista y escritor estadounidense que narró cada momento de esta historia plasmándolo en su Best Seller A sangre fría (In Cold Blood). El relato argumentó el brutal asesinato y la confesión final de uno de los autores del delito.