Jhon Mario Ramírez perdió la batalla contra el covid-19, virus caprichoso e irrespetuoso, pero ya había ganado varias batallas titánicas a lo largo de sus 50 años de vida. Kienyke.com recuerda la vida de uno de los grandes del fútbol capitalino.
Uno de los 10 más recordados de Millonarios creció en la periferia de esa capital, en el barrio Altos de Cazucá. No creció amparado por ningún padrino que descubriera su talento ni pasó sus tardes en entrenamiento con otros niños privilegiados en las inferiores. No había abundancia; su padre, hincha del embajador, dejó este mundo cuando Jhon Mario tenía apenas ocho años.
El pequeño subía a jugar microfútbol en la loma y escuchar los partidos con sus amiguitos. Los pequeños hinchas azules de ese territorio olvidado, que la institución ve más como un encarte que como una oportunidad, trataban de reunir dinero para ir al Campín muy de vez en cuando.
Cuando sus amiguitos crecieron, el amor por el azul siguió pero la disciplina salió por las ventanas, como el humo de la mota. Como él mismo lo contó para la Revista 1946, cuando le ofrecían un cachito a Jhon Mario Ramírez, él lo rechazaba así: "no voy a fumar marihuana porque voy a ser el 10 de Millonarios".
Al tener los pies bien puestos en la tierra, ni él ni sus amigos creían realmente que hubiera una oportunidad, pero aceptaban la determinación de Jhon Mario para mantenerse sobrio y negarse a robar.
A los 17 años, en 1988, Jhon Mario Ramírez comenzó a jugar fútbol en un colegio de la localidad de Bosa, al cual había sido trasladado con la intención de recomponer su carácter difícil. Un amigo le insistió en jugar fútbol hasta que finalmente aceptó; en esa ocasión descubrieron que tenía madera de volante.
Duró un tiempo jugando en la tercera división. En 1991, Jhon Mario Valencia fue convocado —y desconvocado— por la Selección Colombia Sub-20 que jugaría el Suramericano de Venezuela. Al regresar, frustrado, le informaron que Millonarios estaba dispuesto a comprarlo de su equipo actual, Apuestas Monserrate, por la módica suma de un millón de pesos. El dueño del equipo decidió por él: lo vendió.
Debutó en octubre de 1992 con el equipo de sus sueños. Tuvo que entrenar su carácter para resistir el hecho de que contrataran jugadores extranjeros y les dejaban jugar antes que él, hasta que finalmente su temperamento y disciplina le dio la titular.
No ganó ninguna copa durante los seis años que duró portando la camiseta 10 de Millonarios. Sin embargo, es muy recordado por los hinchas que crecieron durante los años 90 y lo vieron como un ídolo. Jhon Mario Ramírez disputó quince clásicos capitalinos y marcó un gol.
El desconcierto de los hinchas fue grande al descubrir que Jhon Mario firmó en 2003 para jugar con Santa Fe. Por su parte, él consideraba que pasaba por un momento difícil y los cardenales siempre lo trataron con respeto. Hoy, el hincha cardenal también lamenta su partida.
También la lamentan equipos como el Deportivo Independiente Medellín, Deportivo Cali, Deportes Tolima, Boyacá Chicó y Deportivo Pereira, que también contaron con él en su nómina como jugador hasta su retiro en 2008.
Asimismo, extendieron sus condolencias sus excompañeros en el VBAR Caracol, donde fue panelista hasta hace unos meses, y el Patriotas Boyacá, el equipo que recientemente lo había integrado como director técnico.
Por último, pero no menos importante, lo lloran los beneficiarios de los programas sociales que pensó junto con las barras, ya que él mismo fue prueba de que el deporte es capaz de salvar y resignificar vidas.