
167 balazos acabaron con el amor de Bonnie Elizabeth Parker y Clyde C. Barrow. En una solitaria carretera en el estado de Luisiana una emboscada policial puso fin a una delirante historia de persecución que duró dos años. Durante los cuales burlaron cercos para atraparlos y engañaron a más de un sabueso que intentó en vano la tarea de atraparlos por cuenta propia. Por supuesto, también robaron, secuestraron a un par de personas y mataron en una huida cargada de excitación, sangre y riesgo. Este prontuario fue suficiente para declararlos enemigos públicos y forajidos, y convertirse en la pareja de criminales más célebre y romántica de la historia Norteamericana.
Bonnie y Clyde se conocieron en una tarde de 1930 y fue amor a primera vista. Desde ese momento se juraron amor eterno y decidieron unir sus vidas. Aunque el idilio inicial duró poco, pues Clyde fue arrestado y encarcelado a las pocas semanas de conocerse. En el prólogo de ‘Wanted Lovers. Las cartas de amor de Bonnie y Clyde’, Ana S. Pareja cuenta que “el periplo criminal es farragoso y complejo y se alarga más de dos años, desde principios de 1932 hasta 1934… no actuaron solos, sino en complicidad con Henry Methvin, Frank Claude, W.D. Jones”.
La pareja actuó casi empre entre los límites de los estados, en zonas fronterizas que traspasaban en su carro Ford V-8, que robaron en 1931. De ahí que los delitos por los que se les achacaban (tres asesinatos, entres otros) no fuesen considerados como crímenes federales, “los delitos cometidos en estados que ya habían abandonado no eran imputables en los nuevos estados donde cometían nuevas fechorías”.
Sin embargo, el 20 de mayo de 1933 la US Goverment Agency, que años después se convertiría en el FBI les acusó de un delito federal: haber transportado un vehículo robado de Illinois a Oklahoma. Desde ese momento sus cabezas tuvieron un precio.
