Últimamente se viene hablando mucho del POT en Bogotá. Esta sigla, que significa Plan de Ordenamiento Territorial, es la carta de navegación que orienta el crecimiento y la organización de la Capital para los próximos 12 años. El POT es una norma fundamental para definir cómo vamos a vivir los bogotanos. Su implementación permitirá establecer si podremos tener una mejor calidad de vida para todos los capitalinos, o si continuaremos con este caos de ciudad.
El POT se debate en el Concejo de Bogotá y la responsabilidad es muy alta debido a su importancia y a las consecuencias que podría traer si no se aprueba con las justas correcciones.
Teniendo en cuenta que por ser Concejal de la ciudad he venido estudiando muy a fondo los 554 artículos que allí están contemplados, me he dedicado, desde el 2017, a investigar, a hablar con expertos en urbanismo, a escudriñar estudios sobre el crecimiento de Bogotá; he caminado los barrios, dialogado con la comunidad sobre cada uno de los problemas de las localidades y he participado de mesas de trabajo donde se han presentado los pros y los contras de esta norma. Así he podido llegar a varias conclusiones; me he dado cuenta de lo nefasto que sería para Bogotá y la Sabana no aprobarlo y lo que le podría pasar a esta ciudad quedarnos sin el POT.
Algunas preocupaciones
Si no se toman decisiones de ordenamiento territorial y seguimos con el patrón de crecimiento desordenado de la ciudad, se continuaría extendiendo, por toda la Sabana, una huella urbana que llegaría a 101 mil hectáreas; un crecimiento ineficiente que contamina más y que aumenta los trancones de entrada y salida de Bogotá.
Si no se toman decisiones de expansión al interior de la ciudad, el Distrito y sus municipios aledaños pasaría de 90 mil viviendas informales a 120 mil. Esto quiere decir: barrios de invasión con todos los riesgos, sin espacios públicos, sin colegios y sin hospitales. Lo peor es que esos asentamientos se darían sobre la estructura ecológica: humedales, ríos, canales y áreas protegidas.
Si no se adopta el POT no tendríamos la capacidad de tener un transporte integrado con la Sabana que permitiera a todos los puntos de la ciudad, estar interconectados con los sitios de trabajo. No se podría avanzar en un sistema con vías y sistemas de transporte público que verdaderamente conecte los barrios con los sitios donde laboramos.
Preguntas sobre el POT anterior
Hay un tema esencial en este POT que se está presentando y es el de ¿cómo logramos que Bogotá vuelva a tener vivienda a precios asequibles?
Como la ciudad, en el POT anterior, no habilitó suelo para vivienda y en especial, para la de interés social, enfrentamos una expulsión masiva de familias que se fueron a buscar vivienda social en los municipios aledaños; al no habilitar suelo para vivienda se disparó el precio de la tierra y el de la vivienda, y por supuesto, el valor del impuesto predial. Ser propietario de vivienda es un lujo y un imposible para las nuevas generaciones y es el factor de exclusión social que más afecta la calidad de vida de millones de familias vulnerables.
Lo bueno del proyecto POT
El proyecto POT presentado permitirá la construcción de cerca de 700 mil viviendas, 40% de ellas de interés social para los más pobres. Serán barrios con parques, colegios, jardines, vías y ciclo rutas. Será la oportunidad para construir una ciudad con más equidad. Será la oportunidad para revertir, crear tendencias y reorganizar un crecimiento bien hecho, bajo un esquema de barrios más vibrantes y con la posibilidad, como lo dije anteriormente, de estar cerca a los trabajos.
El proyecto POT hace una apuesta por la sostenibilidad puesto que permitirá pasar de 97.009 a 127.066 hectáreas protegidas; es decir un 24% más.
Los humedales, ríos y quebradas serán protegidos y cuidados, con una ventaja: los ciudadanos los podremos conocer, disfrutar y apropiar. Serán un espacio en donde se protegerá su grado de naturalidad, de modo que los más conservados preserven sus características y los más deteriorados se puedan recuperar. Tal es el caso del Rio Bogotá, en donde no solo está planteada su descontaminación, sino que también estaría involucrado con la vida de la ciudad; eso quiere decir que dejaremos de darle la espalda al rio, para que sea la nueva cara de la ciudad metropolitana.
Un ecosistema que incluye a los recicladores como protagonistas, bodegas de reciclaje, estaciones de clasificación y aprovechamiento, puntos limpios y verdes para el manejo de los residuos de construcción y demolición, los puntos de Gestión, Tratamiento y Aprovechamiento de Residuos –GESTAR- (4 en el Distrito) y por supuesto, la cultura ciudadana como herramienta clave para los bogotanos, es un avance enorme en temas de sostenibilidad para Bogotá pues da una señal clara de transformación de lo que hoy conocemos
Preocupaciones
Los ciudadanos de diferentes barrios como Pablo VI, La Esmeralda y Modelia, han expresado, en audiencias, en el Cabildo y en el Concejo, sus preocupaciones frente a la densificación, la construcción en altura, los bares y la expansión de áreas rurales.
También nosotros encontramos preocupaciones relacionadas con el Relleno de Doña Juana como la de no crear un sistema de aprovechamiento que nos permita cerrar verdaderamente, en el futuro, el relleno y tener una economía circular en la ciudad.
En movilidad nos inquieta que no se innove en futuras vías expresas y en otros mecanismos más novedosos relacionados con la electrificación de vehículos. Hemos incluido pues, 28 propuestas que apuntan a la movilidad, al condicionamiento de la expansión, a la economía circular y al tratamiento de estos barrios; es decir que el POT no solo recoja lo de la Administración, si no que se corrija e incluya las preocupaciones que tiene la ciudadanía.
La apuesta es grande, esta es la última oportunidad que tiene Bogotá para tener un crecimiento ordenado. Queremos una ciudad de propietarios, queremos una ciudad planeada, incluyente, verde, con parques. Necesitamos que el POT se discuta para que no sea aprobado por Decreto por el Alcalde. El POT es vital para la calidad de vida de los bogotanos.