El mundo se prepara para la cuarta revolución industrial de su historia y los países que no entren en la dinámica simplemente quedarán excluidos de la nueva lógica global. Colombia ha iniciado algunos esfuerzos, pero la rapidez con la que evoluciona la tecnología nos obliga a pisar el acelerador, pues otras naciones avanzan a pasos agigantados en distintos campos del conocimiento. Nuestro país debe estimular el desarrollo en ciencia, tecnología e innovación, además de fomentar las industrias creativas que generen valor agregado sobre nuestra cultura.
El último reporte de competitividad del Foro Económico Mundial sitúa a Colombia en el puesto 66 entre 137 países, cinco posiciones abajo respecto al 2016. Aunque el país redujo su calificación en temas como eficiencia del mercado laboral y el tamaño del mercado, mejoramos levemente en innovación, al pasar de la posición 79 a la 73. Al interior del país, el Índice Departamental de Competitividad de 2017 ubica a Bogotá como la líder en sofisticación e innovación, marcando una distancia con las demás regiones del país. En segundo lugar, figura Antioquia, seguida de Santander y Caldas. En contraste, Caquetá, La Guajira, Putumayo y Chocó obtuvieron las calificaciones más bajas.
Hoy, nuestro país debe ponerse al día frente a los avances de Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Holanda, Australia y China en robótica, inteligencia artificial, nanotecnología, biotecnología y computación cuántica. Pero, además, tiene que ponerse las pilas frente a países como Estados Unidos, Canadá, Brasil y México que encabezan en la región el desarrollo de industrias creativas en temas como cine, deporte, diseño, publicidad y moda.
Tenemos que pasar del discurso a los hechos. Necesitamos herramientas de verdad e implementar una política pública de largo plazo que impulse el desarrollo tecnológico, innovador y creativo. Hay que adaptar las instituciones, facilitar los procesos y en este camino el actual gobierno es una luz de liderazgo en la implementación de la economía naranja. Nosotros, desde el Congreso de la República, queremos dar las herramientas necesarias para que las intenciones del país en esa evolución hacia la cuarta revolución industrial se vuelvan realidad.
La ley de economía naranja, cuyo autor es el actual presidente Iván Duque y yo acompañé como ponente, promueve a las industrias que creen valor por sus bienes y servicios basados en contenidos intangibles de carácter cultural, y a las que generen propiedad intelectual. Este es un gran progreso para todos aquellos sectores editoriales, audiovisuales, artísticos, ecoturísticos, de moda, arquitectura y para los artesanos colombianos que buscan preservar nuestro legado cultural e impulsarlo hacia otras latitudes.
Sin embargo, aún nos falta preparar al país para que la Revolución 4.0 no nos coja con los calzones abajo. Queremos que los jóvenes empresarios y quienes se están graduando de las instituciones educativas se sientan motivados para crear empresas que generen conocimiento y competitividad a nivel global. Por esta razón, radicaremos un proyecto de ley que establece incentivos tributarios a las micro y pequeñas empresas que se creen para desarrollar tecnologías de la información e innovación, así como a las que se dediquen a las industrias creativas. Quienes en la próxima década inicien su actividad económica en estos sectores serán exentos del pago de renta por 20 años y no serán objeto de retención en la fuente.
Lo que buscamos con esta iniciativa es contribuir a que el país avance al ritmo de otros países y nos preparemos para competir con las potencias más grandes del mundo. Por un lado, queremos incentivar la creación de pequeñas empresas especializadas en la producción, comercialización y licenciamiento de tecnologías de la información o prestación de servicios de bigdata, hosting y cloud computing con base en el software o hardware desarrollado en Colombia. Y, por el otro, buscamos dar mayores estímulos a las empresas que produzcan contenidos de carácter cultural e intangible en el país.
Este proyecto no solo beneficia a todos los colombianos innovadores y creativos, sino que crea empleo y preparara al país para la nueva era. Es urgente que en todos los rincones de nuestro país los más jóvenes se apropien de su cultura y usen la tecnología, la desarrollen, generen servicios, emprendan e inviten a otros a trabajar conjuntamente. Hacemos parte de la sociedad del conocimiento, del mundo que cambió y nos cambió, así que bienvenida la cuarta revolución industrial. Una política pública seria y de largo plazo que promueva las industrias creativas y la innovación tecnológica es la puerta para incursionar en el nuevo orden global, pero la llave para abrir esa puerta son los emprendedores y nuevas generaciones a quienes beneficiará nuestra iniciativa.
¡Que la revolución 4.0 no nos coja con los calzones abajo!
Sáb, 13/10/2018 - 06:13
El mundo se prepara para la cuarta revolución industrial de su historia y los países que no entren en la dinámica simplemente quedarán excluidos de la nueva lógica global. Colombia ha iniciado al