Es muy difícil pensar en modificaciones que hagan este POT menos nocivo. No va a haber remiendos suficientes para componerlo. Es el espíritu de esta norma el que desde mis convicciones es errado y es dañino. Uno de los principios que hacen parte de los Estatutos del Partido Alianza Verde es el siquiente: Reconocer la interdependencia y la armonía entre las personas, los recursos naturales y el medio ambiente y la necesidad de tomar en cuenta los límites en el consumo de esos recursos para garantizar la calidad de vida y la equidad intergeneracional.
El modelo de este POT propone todo lo contrario. El ser humano y su felicidad como el centro de todo y brindar “calidad de vida” con una supuesta oferta de espacio público; aunque esto implique tratar a los cerros orientales o a los humedales como cualquier plaza poniendo en peligro ecosistemas estratégicos para la sustentabilidad del territorio y comprometiendo esa equidad intergeneracional que hace parte de los fundamentos que quiere defender el partido al que pertenezco.
Se dice que la huella urbana de los municipios vecinos, entre 1997 y 2016, ha crecido en 20 mil hectáreas y la de Bogotá “solo” 4.800. Se dice también que ese crecimiento de los municipios depreda el ambiente. Paradójicamente la Secretaría de Planeación a este problema de la expansión plantea como solución la expansión en más de 5.000 hectáreas del perímetro de Bogotá. Esta Administración le pone tan poca atención al tema ambiental que no ha notado que la Sabana completa es un mismo ecosistema.
La realidad que muestran esas cifras de huella urbana no nos da permiso para equilibrar el crecimiento desmedido de esos municipios con una expansión nuestra, menos aun cuando las proyecciones de crecimiento poblacional y de hogares que hace esta administración, y que justifican la necesidad de más vivienda son tan cuestionables técnicamente. Lo que muestran esas cifras es que uno de los objetivos principales de este plan debió ser la búsqueda de una planeación regional conjunta. Una que busque soluciones a los retos que debemos enfrentar como conjunto en la ocupación del territorio.
En la Estructura Ecológica Principal no solo es grave que forme un mismo sistema junto con el espacio público y que se permitan usos recreativos y turísticos para hacerla aprovechable con mecanismos como APPs. Hay otros temas que han pasado de agache y deberían haber sido objeto de un debate profundo. Se permite el aprovechamiento de frutos y productos no maderables, además de las flores, las cortezas, las semillas, las gomas y las resinas tanto en los cerros, como en los humedales. ¿Cuál es la justificación de esas medidas?, ¿a quien pueden beneficiar?, ¿cuál es el impacto ambiental de estos “aprovechamientos”?.
Un ejemplo perverso de como el enfoque de este POT en realidad si afecta la Estructura Ecológica Principal es el Sendero de las Mariposas. Tendrá, según los que se conoce, 24 módulos de bienvenida, 23 puntos logísticos, 54 aulas y 78 miradores. Difícil pensar que es simplemente un sendero contemplativo ante esta cantidad de infraestructura. Esto alterará 59 fuentes hídricas. Se producirán modificaciones en las características del suelo y obstruirá la conectividad de ecosistemas perturbando el hábitat de la fauna silvestre de la zona.
Es cuestionable el manejo de la renovación. Sabemos que es necesaria en algunas zonas de la ciudad, sobre todo en las que sufren deterioro. Lo que es claro es que si se deja este tema solo a los privados, el resultado siempre será el desplazamiento de vecinos y de actividad productiva. Lo público debe tener un papel en este proceso. Debe garantizar que los vecinos reciban beneficios económicos de la renovación, que puedan permanecer en el área y que la actividad económica y los empleos se preserven. Solo de esa manera se pueden evitar las consecuencias de desplazar aglomeraciones como la del 7 agosto con sus 5.000 establecimientos comerciales y los 32.000 empleos que genera.
Algo parecido pasa con las operaciones estratégicas y las Áreas de Oportunidad Económica propuestas por este POT. Su florecimiento no puede depender de marchitar otras actividades económicas y del desplazamiento de población que hoy vive en las áreas seleccionadas para ubicar nuevos nodos productivos. Algo así pasara con Puente Aranda, con barrios como Villas del Dorado y la misma zona de influencia de Entreparques, en donde se propone un Distrito de Innovación.
Un segundo punto sobre la renovación es que no se puede aplicar como una plantilla para toda la ciudad. Lo resaltó la Universidad Nacional. No solo porque un área tiene buenas vías, transporte público, espacio público y redes, entonces ahí densifico y aplico la fórmula para ver cuantos pisos se autorizan. Cada barrio de la ciudad tiene unas características, un tejido social, económico y patrimonial que se debe tener en cuenta. Esas fallas en este POT han causado gran malestar en zonas como Iberia y Colina en Suba en donde los ciudadanos se defienden del Estado en lugar de que este Estado los proteja.
El enfoque de negocios que tiene este POT llevó a que este proyecto haya concentrado la renovación en zonas atractivas por su ubicación, pero ya consolidadas y NO deterioradas. Me refiero a barrios como Pablo VI, Salitre Greco, La Esmeralda, Quirinal, San Martín, Patria, La Paz, Juan XXIII, Santa Sofía, Andes, Los Alcázares, 11 de Noviembre y Bolivia. A este plan, que gastó muchas hojas de sus documentos técnicos de soporte en tratar de definir la felicidad, se le pasó que esa felicidad no solo se representa en la cantidad de espacio público duro y de canchas sintéticas. A la gente también le importa el valor simbólico que le aporta su vecindario, su casa, el arraigo. Eso también da felicidad, pero no es tan buen negocio para algunos.
Otro tema. Este plan busca supuestamente la equidad. Sin embargo, resulta evidente que temas como la renovación urbana se concentra en zonas en donde hay rentabilidad. Para muchas zonas del sur de la ciudad ese tratamiento no existe a pesar de que en algunas áreas es necesario para cualificar barrios ¿Por qué pasa esto? ¿será porque hacer renovación en el sur no es tan buen negocio? También sorprenden en esa supuesta visión de equidad temas como el desarrollo de cables. Se plantean 4: el de San Cristóbal, Entrenubes, Santa Cecilia y el del Parque San Rafael. Con todos los problemas de movilidad que se enfrentan en los barrios del sur de la ciudad se mete un proyecto atado a un negocio turístico. Al parque San Rafael. A un embeleco de esta Administración con innegables impactos ambientales y suspendido por el juez sexto administrativo.
Para avanzar en equidad y en el problema de vivienda era importante que el POT abordara otros enfoques especialmente para las zonas más vulnerables de la ciudad. El mejoramiento de Barrios y los apoyos para mejoramiento de vivienda en sectores populares eran herramientas fundamentales para lograr mejorar la ciudad ya construida. No es buen negocio para privados, pero sin duda es un tema que una revisión seria del ordenamiento de Bogotá sí debería considerar.
En definitiva, muchas de las promesas de este POT están muy embolatadas. La felicidad, la calidad de vida, el espacio público, la equidad y ni qué decir de la sostenibilidad. Sigo insistiendo, entre más lo estudio más lo veo como un plan de negocios y me convenzo de lo inconveniente que es. Definitivamente, mi decisión es darle un rotundo NO a este POT.
POT desplaza, amenaza el ambiente y no es realmente equitativo
Mar, 22/10/2019 - 13:00
Es muy difícil pensar en modificaciones que hagan este POT menos nocivo. No va a haber remiendos suficientes para componerlo. Es el espíritu de esta norma el que desd