Es una situación Kafkiana. Un Magistrado del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, cuando se habían cumplido tres días de actos ejecutados como prolegómeno del Congreso Nacional del Partido Liberal, la tarde del pasado viernes, a escasas horas del Evento, resolvió suspenderlo. ¡Increíble! Los liberales nos informamos en la noche por los noticieros radiales, cuando no existía ninguna oportunidad de interponer recursos o de reclamar ante esa autoridad judicial.
La decisión se tomó dentro de un proceso contencioso que sentenció poner en vigencia los Estatutos aprobados por el pueblo liberal en 2002, en reemplazo de los que estaban vigentes hace un año. Esa sentencia, del Honorable Consejo de Estado, se cumplió tan pronto quedó ejecutoriada. El Congreso Liberal se convocó hace más de 4 meses, de acuerdo con los Estatutos que puso en vigencia tan alta superioridad. El funcionario de marras, dentro de un incidente de desacato, resolvió decir que no se habían restituido unas autoridades políticas de antaño y que por ello el Congreso no podía sesionar.
Tal cual, por sí y ante sí, sin derecho a reclamo, se desconoció el del Partido a reunirse para actualizar su Estatuto, según lo ordenó el propio Consejo de Estado, y darse nuevos directivos. Por una orden injusta y desconsiderada, 1500 delegados de todo el país, asistentes unos por derecho propio y otros elegidos, quienes incurrieron en gastos importantes al igual que el Partido en la organización del Congreso, fueron desconocidos y burlados. El Congreso no se realizó.
Nada ni nadie podía impedir que nos reuniéramos y así lo hicimos el sábado en improvisada Asamblea, para examinar la situación, decir discursos e imponernos responsabilidades y objetivos. El domingo por la mañana aún quedamos 600 copartidarios que con música nos consolamos del atropello. Nada se decidió de la agenda prevista. Institucionalmente fue un fracaso. Anímicamente una humillación.
Políticamente se realizó un animado encuentro de compañeras y compañeros que decidimos volvernos a ver en una próxima y ojala cercana oportunidad.
El Partido Liberal respeta a la Justicia, a todos sus órganos y autoridades. Sin excepción cumplimos sus decisiones. Así se hizo. La absurda determinación está siendo recurrida. Pero los liberales tenemos el derecho a decir que se dictó contra las normas, se tramitó irregularmente y le causó al Partido enormes perjuicios, además de que fue abusiva y humillante.
Los liberales sospechamos de la integridad profesional y ética del funcionario judicial. ¿Por qué suspendió el Congreso Liberal tan a última hora, si tuvo varios meses para hacerlo? ¿Acaso, si hubiera sido irregular o ilegal su funcionamiento, no se hubiera podido demandar? ¿Será que en el despacho hay influencias inconfesables?
El “diligente” funcionario de última hora, el que lesionó en materia grave a un Partido que existe según la ley, trata de imponer unas autoridades políticas a las que se les venció el término hace años, para reemplazar las actuales que ejercen con fuerza legal y reconocimiento de autoridad competente. ¿Qué otro atropello podemos esperar?
¿Por qué no sesionó el Congreso Liberal?
Lun, 16/05/2016 - 01:37
Es una situación Kafkiana. Un Magistrado del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, cuando se habían cumplido tres días de actos ejecutados como prolegómeno del Congreso Nacional del Partido Lib