Participé en la audiencia pública sobre la futura Ley de Pólvora –aprobada ya en primer debate- el pasado miércoles en el Congreso de la República, y manifesté mi genuina preocupación por una actividad que cobra vidas y marca otras para siempre, especialmente las de los menores de edad.
Esto sucede porque en los últimos años claramente faltó voluntad política para regular con firmeza las actividades pirotécnicas, además de la falta de control riguroso de las autoridades para proteger las vidas.
Y es que, sin ir tan lejos, muchos de nosotros hemos conocido víctimas o, incluso, escuchado casos de lesionados por la pólvora. Aquí comparto algunos de ellos.
En 2015, un adulto compró voladores para celebrar el 24 de diciembre. Sin embargo, durante la celebración, y en estado de embriaguez, encendió estos elementos de manera irresponsable e inexperta, dejando el trágico saldo de un herido, Juan Esteban, un adolescente que a sus 11 años recibió el impacto de un volador en uno de sus ojos. Este hecho nos deja claro que algunas víctimas ni siquiera participan de la quema de pólvora.
En 2018, una persona que trabajaba en una fábrica de pólvora ubicada en un municipio vecino de Bogotá sufrió un accidente al manipular estos elementos, lo que le causó quemaduras en el 90% de su cuerpo y, según la Secretaría de Salud, también cobró su vida. No hay duda que otras víctimas de la pólvora hacen parte de su fabricación legal.A comienzos de 2019, en el barrio La Estrada de la localidad de Engativá, explotó una casa donde se producían mechas de Tejo. Esta no se encontraba registrada ante el Ministerio de Defensa y no tenía regulación alguna a nivel distrital. El hecho dejó tres personas muertas: Jairo Católico Rodríguez, José Del Carmen Chacón y Lilian Andrea Camacho. Por supuesto, en esta ocasión fue la ilegalidad del comercio de pólvora la que se llevó estas vidas. El domingo 27 julio de este año, un camión cargado de pólvora explotó a las 3:00p.m. en la localidad de Kennedy, dejando un saldo de cuatro personas heridas, entre ellas una menor edad. Un vehículo que transporta pólvora y elementos pirotécnicos cuando más hace calor y la luz del sol es más potente, sin condiciones de seguridad, se convierte en una bomba potencial. Estos hechos contienen elementos que hemos abordado desde el Concejo de Bogotá y, ahora con este proyecto de ley, esperamos se regulen en todo el país, como lo son la prevención del uso por parte de menores, la fabricación, el transporte y su expendio.
Adicionalmente, las entidades deben trabajar paralelamente por un cambio de comportamiento. Para lograrlo, lo primero es generar los canales institucionales necesarios para que todas las acciones giren alrededor de la protección de la vida, como lo hicimos en Bogotá.En 2016, junto con mi equipo hicimos una investigación llamada la “Ruta de la Pólvora”, y comenzamos a generar una sinergia institucional alrededor del tema. La policía, el IDIGER, Secretaría de Gobierno, la Alcaldía Mayor y Secretaría de Salud aunaron esfuerzos para incautar pólvora ilegal, y cerrar fábricas y expendios clandestinos que nosotros mismos logramos identificar. Ese año se lograron incautar 5 toneladas de pólvora. En 2018 logramos que el trabajo colectivo tuviera fuerza normativa, gracias al Decreto 360 de 2018, expedido el 4 de julio 2018, el cual creó la Comisión Intersectorial para la Prevención y Monitoreo del uso de Pólvora en Bogotá D.C. Además, definió el uso, manipulación, almacenamiento, distribución, transporte, comercialización, registro y permisos de funcionamiento de establecimientos dedicados a la fabricación, distribución y venta de artículos pirotécnicos, fuegos artificiales, pólvora y globos. Asimismo, definió la articulación de instancias que ejercen funciones de Inspección, Vigilancia y Control. Este trabajo permitió alcanzar el menor registro de niños, niñas y jóvenes quemados en los últimos 25 años: 8 menores lesionados. Además, la temporada 2018-2019 dejó 24 casos, 57 % menos que en 2016-2017, un hecho que claramente nos hace trabajar más duro para alcanzar la meta soñada este diciembre: cero niños quemados por pólvora en Bogotá. El proyecto de ley en torno a la pólvora nos permitiría aunar esfuerzos no solo desde Bogotá, sino también desde la nación. De esta forma podemos evitar más sueños destruidos por irresponsabilidad de quienes no entienden que con pólvora no debemos celebrar. La vida es sagrada, y no podemos seguir entregándosela a una práctica evitable como la quema de pólvora.