Con todas las precauciones para no caer en triunfalismos que nos puedan acarrear desgracias, me atrevo a manifestar mi esperanza en el triunfo al ver como en las últimas semanas las cosas han dado un giro radical para bien de los colombianos.
Día a día hay buenas noticias con respecto a la candidatura de Iván Duque, unas tan reconfortantes como el compromiso de Óscar Iván Zuluaga de vincularse activamente a la campaña para llevar a nuestro candidato a la presidencia en primera vuelta y otras que tratan sobre el acercamiento de distintos sectores políticos ofreciendo apoyos incondicionales. Día a día también nos encontramos con personas llenas de optimismo que desde ya ven el cambio tan radical que vivirá el país con el triunfo de Iván Duque gracias a los millones de votos que le daremos de una inmensa mayoría de colombianos.
Esta vez no nos cogerán desprevenidos, desde ya estamos muy atentos a cualquier indicio de fraude. Tiendo a pensar que Juan Manuel Santos la está viendo oscura y no va a empeorar su situación tratando de montar a un Petro o a cualquier otro a la fuerza. El final de su mandato estará marcado por el desprecio de sus compatriotas y luego vendrá el desmonte inmediato de su corrupta estructura de poder. Que tan sólo mire a su amigo Correa en Ecuador para que se dé una idea de lo que le espera y no se empeñe torpemente en echarle más leña al fuego.
La cosa pinta bien, mejor de lo soñado. ¿Cómo no estar llenos de entusiasmo ante esta situación tan venturosa? Una de las condiciones para el triunfo es guardar las mejores expectativas con la plena seguridad del éxito. Un optimismo contagioso se desprende de esa actitud y hace que se unan más y más personas a nuestra causa.
Joel Osteen en su libro “Piense mejor, viva mejor” nos dice:
“Tiene que dejar de alquilarle espacio a los problemas, deje de alquilarle espacio valioso a la autocompasión No les alquile a los pensamientos 'No puedo', 'Eso no sucederá'. Usted sólo tiene cierta cantidad de espacio en su mente. Quizás necesite enviar una notificación de desalojo. Dígale a esos pensamientos negativos: Han ocupado mis habitaciones por suficiente tiempo, viene un nuevo inquilino. Mi nuevo inquilino es la fe, el gozo, la paz y la sanidad. Mi nuevo inquilino es el triunfo.”
Luego de tantos años de oscuridad volvemos a ver la luz al final del túnel. A pesar de haber sido atracados cuando nos robaron la presidencia con un fraude de inmensa magnitud que le arrebató de las manos la victoria a Óscar Iván Zuluaga y atracados también cuando presenciamos como la democracia era burlada al desconocerse el mandato soberano del pueblo en el plebiscito, nos llenamos de fe con la confianza que nos da el haber madurado políticamente en estos años de desgobierno que solo han traído desgracias a Colombia.
El triunfo de Iván Duque significa una transformación radical para la que nos encontramos preparados estando dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos. Por eso el optimismo ha empezado a contagiarnos.
La cosa pinta bien
Mié, 28/03/2018 - 03:37
Con todas las precauciones para no caer en triunfalismos que nos puedan acarrear desgracias, me atrevo a manifestar mi esperanza en el triunfo al ver como en las últimas semanas las cosas han dado un