En medio del “Yo también” y de una polarizada campaña política, una periodista decide banalizar su tragedia con una denuncia a medias y un juego de adivinanzas que ha metido al país en un carrusel de especulaciones que sustituyó el debate de ideas por lo que Vargas Llosa llamó “la civilización del espectáculo”. Claudia Morales le lanzó una bomba de profundidad a la campaña electoral.
“El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”, pero la periodista, por decisión propia y con clara conciencia del impacto mediático y político de su denuncia, terminó siendo esclava de su silencio, porque fue apenas “medio silencio”.
Es delito grave la violación a cualquier persona, pero Claudia Morales no es una persona del común, como quiso mostrarse en una entrevista. Es una figura pública, y si fue violada por un personaje con el poder que describe, estamos ante un delito más grave, que no admite medias tintas. Por solidaridad con el movimiento mundial, podría haber denunciado que fue violada, y punto.
Claudia Morales es una periodista curtida, y cuando repasó la lista de sus jefes debió analizar las consecuencias de su silencio a medias y de su juego de pistas, que redujo a muy pocos los sospechosos, cubiertos hoy por un manto de duda. Es un juego macabro, porque cuando la inquieren por esa injusta situación, sigue incitando a la adivinanza: "Me relaciono con mis jefes de formas muy públicas, así que si quieren seguir con adivinanzas pueden hacer muchos descartes”. Como quien dice: deshojen margaritas, sigan jugando.
Respondiendo a la avalancha de especulaciones, calificó de “atrevidos, ignorantes, cínicos e inhumanos” a quienes han hecho cálculos y comentarios. Pero fue ella quien metió al país en un juego de adivinanzas y creó una tormenta comparable al escándalo del hacker que le montaron a Óscar Iván Zuluaga hace cuatro años para arrebatarle la presidencia. ¿O será que Hay intención de golpear a Uribe y a la Alianza constituida como esperanza en las próximas elecciones?
Morales aceptó que las especulaciones se han aprovechado para acentuar odios y se han manipulado con fines políticos al mencionar al presidente Uribe. Pero el daño estaba hecho. Sus enemigos atacaron y, por si fuera poco, la columnista Paola Ochoa, que también denunció acoso de otro personaje al que tampoco señaló, se metió en el juego de adivinanzas con un tono que no dudo en calificar de perverso.
El comunicado del Centro Democrático es claro. El presidente no tiene libertad para semejantes desvaríos, custodiado siempre por la fuerza pública. Es más, para cuando la periodista hizo parte de su comitiva, era su actual esposo uno de los responsables de la seguridad presidencial.
Claudia Morales se convirtió en esclava de su silencio, y solo ella puede liberarse y liberar al país de la zozobra en que decidió meterlo.
@jflafaurie
¿Esclava de su silencio?
Sáb, 27/01/2018 - 03:58
En medio del “Yo también” y de una polarizada campaña política, una periodista decide banalizar su tragedia con una denuncia a medias y un juego de adivinanzas que ha metido al país en un carr