El canotaje en los Humedales de Bogotá

Mar, 01/10/2019 - 06:46
Desde la anterior Administración, el alcalde Enrique Peñalosa ha pretendido que en todos los cuerpos de agua se implementen deportes náuticos y se concesione su administración.  Por eso en las ob
Desde la anterior Administración, el alcalde Enrique Peñalosa ha pretendido que en todos los cuerpos de agua se implementen deportes náuticos y se concesione su administración.  Por eso en las obras del año 1998 en el Humedal Tibabuyes se construyeron tres embarcaderos en 50 de sus 220 hectáreas. En aquel momento, se contaba con otra realidad institucional: la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, era una organización ambiental rigurosa, se apoyaba en los conceptos académicos de la época y acogió las recomendaciones de mantener los humedales como áreas esencialmente relacionadas con la conservación de aves. Si bien se permitió la construcción de un espejo de agua que se esperaba atractivo para las aves en vuelo, y para los visitantes, mantuvo en condiciones de naturalidad, las restantes 170 hectáreas. Pero eso ha cambiado: sin estudios de adecuación hidrogeomorfologica, hoy en día se está interviniendo esta zona de 170 hectáreas poniendo la mayor diversidad biológica en riesgo. Existen 5 frentes de obras alrededor y dentro del humedal Tibabuyes, lo que ha impactado inevitablemente la estabilidad de las poblaciones de pato pico azul, los andarríos, la tingua bogotana, la tingua pico verde o el cucarachero de pantano. Las aves prefieren estar en las zonas naturales con vegetación del humedal, porque allí está su alimento, zonas de anidación y refugio. No les gusta estar cerca de sectores ruidosos y buscan refugio en zonas más internas para protegerse. Cuando un peatón se acerca al tercio alto, puede ver la garza garrapatera, la tingua amarilla, y el pato zambullidor que se adaptan muy bien al entorno urbano. Pero no ocurre lo mismo en otras poblaciones de fauna.
Aunque los humedales de Bogotá fueron incluidos en 2018 en la lista de Humedales de Importancia Internacional Ramsar, garantizar los espacios de vida para estas poblaciones ha sido la menor de las preocupaciones para la actual Administración.
En las semanas anteriores, sorprendió que la reunión del Consejo Consultivo de Ambiente, donde existe una delegación de la Mesa Distrital de Humedales, recibió una extraña y apresurada invitación de la Secretaría de Ambiente para hablar de una sustracción al Humedal Tibanica para construir una vía y hablar de “canotaje en humedales”; esto por fuera de los temas acordados inicialmente. Peñalosa ha revivido su intención de convertir los humedales en espacios ruidosos y agitados, en contravía de la declaración RAMSAR, en lo relacionado con la protección de los hábitats de aves acuáticas. Una caminata alrededor del lago del Parque Simón Bolívar, el de Lagosol en Melgar u otros similares permite verificar que tan solo algunas aves grandes se acercan a anidar allí, en pequeñas zonas aisladas. Pero la diversidad es muy baja. Muchas especies ponen sus huevos en los sedimentos y otras en las plantas flotantes. Basta con imaginar el impacto de las pequeñas olas de las canoas en la vegetación flotante donde están los nidos de las aves: la agitación de las aguas terminará por hacer caer a los huevos al fondo de los humedales, provocando extinciones locales. En consonancia con la idea de parques náuticos, el secretario de Ambiente anunció el pasado 19 de septiembre en la sesión de POT ante el Concejo de Bogotá, que no inscribirá los humedales bogotanos en la lista del Registro Único Nacional de Áreas Protegidas, RUNAP. El Manual 17 de 2011 de Ramsar señala 7 posibles categorías UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) que se deben emplear para categorizar un humedal, y aunque hay un módulo para realizar esta inscripción, la Administración se salta esa obligación y miente abiertamente diciendo que son áreas protegidas, aunque no estén allí y le incorpora usos recreativos en contravía de las decisiones judiciales y el sentido común. El Alcalde, en su idea de convertir los humedales en zonas recreativas con impacto negativo para la biodiversidad, permite en el nuevo proyecto de POT concesionar las áreas protegidas para espectáculos. Así se lee en el artículo 367, “estándares ambientales de ruido por sectores y usos del suelo”, donde se indica que en las Áreas de la Estructura Ambiental y de Espacio Público, cuando desarrollen actividades o eventos autorizados mediante aprovechamiento económico podrán hacer uso de los estándares más altos de ruido con 80 decibeles de día y 75 en la noche. Idéntico al de zonas industriales y bares. ¿en qué contribuye esto a la conservación de las aves?
Si usted vive cerca de un humedal o un parque ahora no escuchará el cantar de las aves, con este nuevo POT. Eso sí, sentirá los megáfonos promocionando actividades de comercio, ferias y festivales.
Esta es una de tantas razones por las que votaré #NoalPOT de Peñalosa: destruye la cohesión social y ecológica de Bogotá. Nota. Compruebe usted miso lo que pasará en nuestra ciudad al entrar a este link, que automáticamente dejará en descargas el documento: www.sdp.gov.co/sites/default/files/CONCEJO/5-PROYECTO_DE_ACUERDO_CONCEJO/Proyecto_de_Acuerdo_POT_Bogota_Concejo.pdf
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