Ayer en la Universidad Externado en Bogotá se llevó a cabo el foro Dilemas Jurídicos del Proceso de Paz, con el apoyo de LEGIS y CITpax.
Como panelistas, al menos del primer segmento, estaban prestigiosos juristas entre ellos el Dr. Alejandro Ordóñez y Eduardo Montealegre. Éstos moderados por el ex Honorable Magistrado de la Corte Constitucional Juan Carlos Henao, hoy rector de la institución anfitriona y quien nos dejó la invaluable herencia de la adopción de niños por parejas homosexuales. Debate que hoy no sólo polariza el país, sino que pretende a través de instrumentos dizque legales, distorsionar la naturaleza del ser. Ah, dejaba por fuera otro ilustre panelista, no jurista, no relacionado con la jurisprudencia. Me refiero al gran poeta normativo Roy Barreras, que como dijo un reconocido periodista hace poco en Twitter, muy acertadamente, no debería dedicarse a hacer sino un daño a la vez; poesías o leyes.
Pues bien, el debate se tornaba atractivo a medida que el moderador iba otorgando el uso de la palabra. Comenzó el poeta declamando algunos apartes del Marco Jurídico para la Paz. Lo sucedió en el turno el señor Fiscal General y terminó el señor Procurador General. La concurrencia se mostraba algo más a favor de la poesía infernal y de la promoción de la impunidad, que de la aplicación del derecho y de las garantías de los asociados, en favor del Estado de Derecho. El doctor Fernando Hinestrosa Forero, que conocía del "ius gentium", debía estar revolcándose en su lugar de descanso eterno.
Estuve muy atento y tomé nota de algunas frases que quiero compartir con ustedes en este escrito. La atención de los asistentes y su comportamiento fue ejemplar, al punto que un representante de la comunidad negra de Curbaradó y Jiguamiandó, desde la tribuna, fue oído en sus clamores a la Corte Constitucional que les ha impuesto la ilegítima tarea de recibir y acoger en su seno a invasores y despojadores como sus coterráneos. Aberrante.
He venido sosteniendo en mis últimas intervenciones en medios de comunicación que -como es más que lógico- el Fiscal General de la Nación, de suyo se debe a la persecución de bandidos y criminales, máxime en tiempos de guerra. El personaje en quien encarna la principal figura de la instrucción criminal, la investigación y la acusación, no puede ir por el mundo promoviendo la impunidad. Sencillamente, son roles antagónicos. Estos son reveses inexplicables a la luz de cualquier sistema y ordenamiento jurídico serio; más aún, de cualquier sistema de Estado serio y garantista. Pero como está de moda la demoledora manía de la tergiversación de los valores, pues nuestro fiscal, no es aquél, es un personaje que comulga más con la criminalidad que con la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas. Su retórica insulsa habla de la justicia retributiva. Concepto que va en directa contravía de la verdadera justicia. Enmascarar los conceptos no es nada distinto que pretender engañar a un pueblo que hoy sometido a las imposiciones de las FARC, tiene que aguantar sumisamente el discurso de un fiscal a favor de los bandidos. Aberrante. Bien lo dijo el Procurador “se trata de amnistías encubiertas”.
Pretender la "relativización" de los Derechos Humanos, contenidos en los fundamentales de nuestra Carta Política es tan grave como promover la adopción de niños por parte de parejas de mismo sexo. Es así de grave. ¿A dónde vamos a parar? Y me refiero a los llamados derechos de primera generación. Estas son garantías irrenunciables, imprescriptibles e inalienables. Parece que para Montealegre esto es como cambiar de medias cada día. ¡Pues NO! Ponderar y relativizar esta clase de derechos por entrar supuestamente el conflicto con la paz, es un ataque manifiesto a las entrañas constitucionales de un Estado Social de Derecho señor Fiscal. Es violatorio de la identidad de la Constitución, de las leyes penales y de su espíritu. ¿Será este un dilema jurídico para La Paz, o será más bien una posición que nos llevará a la debacle humanitaria? Queda para el análisis sesudo.
Cuando el turno fue para el Dr. Ordóñez llegó la sensatez y con él las notas de lucidez jurídica y conocimiento en esta materia. Materia que me ocupa hace varios años; la humanitaria. Con su característico e inteligente sentido del humor la cabeza del ministerio público saludó al Fiscal, quien previamente le había dicho "yo acá a su izquierda estratégicamente señor Procurador”. Ordóñez le dijo "usted a mi siniestra y siempre, evidentemente, del lado de la izquierda señor Fiscal".
Eran diez minutos para cada ponente, incluido el poeta nadaista, pero como es usual, el rigor del tiempo solo sobrevino contra Ordóñez con un " le quedan dos minutos, señor Procurador" de parte del moderador rector.
Durante la intervención de Ordóñez, el centro de su tesis fue la defensa de los derechos de las víctimas y las prerrogativas ilegitimas para los victimarios; ya que con estas fórmulas del marco para la paz, se daría la declinación del Estado y los criminales se beneficiarían de ese aspecto. Esto está claramente prohibido por el sistema internacional, que en sentido contrario procura los derechos y la legitimidad institucional. Ese marco establece que lo que no sea sistemático no será perseguido judicialmente. Gravísimo. Ejemplo: todos los delitos de guerra y de lesa humanidad que no sean sistemáticos: todos, así de sencillo. Las consecuencias, pues, serán los beneficios a los narcoterroristas de indultos o amnistías. No más leyes de punto final por Dios. Dicho esto en términos parroquianos, es sencillamente impunidad. No nos llamemos a engaños. Este gobierno no está pensando en las víctimas, no está pensando en las viudas ni en los huérfanos, mucho menos en los mutilados y secuestrados. Está pensando en la reelección apoyado en las instituciones que deberían ser ciegas y objetivas y buscar garantías humanitarias en favor de la paz; pero de la paz con justicia.
Así las cosas, queda entonces en entredicho el castigo a las graves violaciones a los DDHH y al DIH ya que, condicionar y limitar la justicia a los crímenes sistemáticos es otra gran mentira en busca de la paz. Y esto porque una vez se ubique al criminal perpetrador del delito, será beneficiario de la medida de suspensión de la ejecución de la pena. ¿Justicia?
Para finalizar, los instrumentos de Roma, Ginebra e inclusive los de la CICR y la Convención de Viena, establecen que no se pueden aducir decisiones internas a fin de incumplir compromisos humanitarios internacionales. Esto parece que el Dr. Montealegre no lo estudió en la academia. Sin duda alguna lo que acá se ha dicho debe aplicarse al flagelo del narcotráfico. Porque la violencia colombiana es narcoviolencia.
Colombia, descansa en paz. Mereces un sueño lejos de personajes nocivos como tu fiscal y poetas malditos como el Presidente de tu carcomido Congreso. Pero no todo es malo. Aunque mis victimarios están en la impunidad 23 años y medio después del homicidio de mi padre, celebraré la vida de mi madre en su día este domingo. Felicidades a las Mamás. #nomasmentiras. Abrazo cálido. Seguimos trabajando.
@colconmemoria
presidencia@colombiaconmemoria.org
Colombia, descansa en paz
Vie, 10/05/2013 - 01:03
Ayer en la Universidad Externado en Bogotá se llevó a cabo el foro Dilemas Jurídicos del Proceso de Paz, con el apoyo de LEGIS y CITpax.
Como panelistas, al menos del primer segmento, estaban pr
Como panelistas, al menos del primer segmento, estaban pr