Las seis líneas de Metrocable de Medellín fueron las pioneras en integrar a los sistemas de transporte público como el Metro, a las comunidades más vulnerables, ubicadas en las laderas de montañas. Estos cables aéreos se convirtieron en innovaciones urbanas que mejoraron la calidad de vida de familias de muy bajos recursos de esta ciudad, llamada la eterna primavera.
En la mayoría de los centros urbanos latinoamericanas, estas familias se ubican en las partes altas de las montañas. Hay más de 100 millones de personas en el mundo viviendo en las denominadas favelas o comunas. Hogares numerosos llegan allí, lotean, construyen sus cambuches e inician la obra con el primer piso de la casa. Posteriormente las generaciones siguientes comienzan a subir los pisos, para arrendar el primero y vivir en el segundo.
Cuando ya son barrios enteros los creados, reclaman agua, alcantarillado, energía y después vías y colegios. Estos asentamientos ilegales son la principal forma de crecimiento urbano de ciudades en vías de desarrollo. Cuando se ubican sobre las laderas de montaña, la situación se agrava al estar expuestos a riesgos de deslizamientos. Hay miles de ejemplos de tragedias en barrios completos que desparecen por el derrumbe de montañas.
Cuando se consolidan estos barrios, surge el transporte informal. Miles de carros piratas, en especial camperos, se convierten en el principal medio para subir y bajar de las partes altas. Luego aparecen los buses y después de décadas el transporte formal, siempre y cuando estén ya construidas las vías necesarias.
Los ciudadanos de estas comunas, además de las carencias sociales y de servicios públicos, tienen un problema más grave: están desconectados del mercado de trabajo, marginados de las dinámicas económicas y de las oportunidades de emprendimiento por esa falta de acceso al transporte público; cuando lo pueden lograr, el costo de hacerlo diariamente es altísimo; la plata se va en pago de carros y transporte.
Los cables aéreos contribuyen a generar integración y movilidad social, permiten acceder de forma más rápida y fácil a los sistemas de transporte público, los conectan con el mercado de trabajo y los convierten en generador de desarrollo urbano alrededor de sus estaciones, donde surgen bibliotecas, jardines y edificaciones públicas. De hecho, en Medellín y en Manizales se convirtieron en destinos turísticos.
El Transmicable de Bogotá a la parte alta de Ciudad Bolívar no será la excepción, por el contrario, se convertirá en el eje de transformación de una de las localidades más pobres y vulnerables de la capital. El Transmicable estará conectado con Transmilenio en la estación Tunal. Luego y después de pasar tres estaciones llegará casi a la parte más alta y rural de la localidad llamada el Paraíso.
Este cable significa inclusión social y movilidad sostenible. A lo largo de las tres estaciones moverá 3600 pasajeros hora-sentido. Los usuarios podrán usar cabinas para diez personas que se desplazarán de forma ininterrumpida, inclusive si quieren, podrán llegar en bicicleta a las estaciones o subirla a las cabinas. Un recorrido que hoy toma en bus 45 minutos para llegar al portal, con este nuevo sistema será de 13 minutos. Tiempo vital para pasar con la familia, descansar, o ser más productivo.
Será una obra totalmente eléctrica, cero emisiones y sin contaminación de aire y auditiva. Su tecnología cumple con los más altos estándares. De hecho se habilitará un sistema wi´-fi para las cabinas y además con intercomunicador bidireccional para permitir comunicación en tiempo real y disminuir los riesgos de robos y atracos.
La Alcaldía Peñalosa no solo se apropió esta obra que venía de la administración anterior, sino que la mejoró en sus diseños y características de seguridad. Además, cada estación, estará complementada con jardines infantiles, centros para adulto mayor, parques y bibliotecas. El Transmicable le cambiará la cara al sur de Bogotá.
Hoy se erigen imponentes las pilonas y las estaciones rojas a lo largo de la montaña que llega al Paraíso. Las obras ya se ven y la comunidad comienzan a apropiársela y a exigir su puesta en funcionamiento.
Se requiere de inmediato iniciar una campaña de conciencia para que las familias conozcan esta obra, la quieran, la defiendan y la respeten. Hay que enseñarles el funcionamiento de este nuevo sistema de transporte a los niños de los colegios públicos y privados y educarlos sobre la importancia de no colarse en el sistema.
El Transmicable debe ser un cable para elevar la dignidad de sus comunidades, un medio de transporte seguro y de calidad, que atraerá turistas e inversión al barrio y que permita, con un solo pasaje, llegar a cualquier parte de Bogotá porque estará interconectado con Transmilenio y el futuro Metro. Estas son las obras que no solo halan a los que más lo necesitan sino que ponen a soñar a toda una ciudad.
https://youtu.be/EfXx_bmsqW0
Cables que elevan la dignidad
Mié, 06/12/2017 - 04:26
Las seis líneas de Metrocable de Medellín fueron las pioneras en integrar a los sistemas de transporte público como el Metro, a las comunidades más vulnerables, ubicadas en las laderas de mo