Poco o nada se sabe del hombre que lidera uno de los canales más importantes en Colombia, Canal Uno se ha destacado no solo en el mundo periodístico, sino que es de los pocos medios de comunicación que goza de una buena reputación en la opinión pública, algo que no es fácil debido a la constante polarización ciudadana.
Su nombre es Ramiro Avendaño Jaramillo, tiene 48 años de edad, es un empresario conocido en el mundo de las telecomunicaciones y es el actual presidente desde el año 2018, de Canal Uno.
De blazer, pantalón y zapatos, se presentó Ramiro Avendaño, un hombre jovial, carismático y sencillo. Con nuestra directora Adriana Bernal, el presidente de Canal Uno tuvo un saludo más amistoso, se conocían de años atrás en este mundo de medios y periodismo.
“Que gusto y que milagro tenerte por acá Ramiro”. Le dio la bienvenida Adriana.
“Adri qué bueno volver a verte, gracias por la invitación”, respondió Ramiro.
Un optimista empedernido: el vaso siempre medio lleno
Más que ahondar en las raíces y los orígenes de Ramiro Avendaño, Adriana quiso llevar la entrevista hacia una conversación más reflexiva y humana de quién es el empresario que conduce los hilos de Canal Uno.
Avendaño es ingeniero industrial de la Universidad Javeriana, y aunque se tenga el concepto de que un empresario tiene en su mente números, valores, economía, etc, lo cierto es que Ramiro es un hombre con un pensamiento muy filosófico y humanista. En palabras de él:
“Yo soy un optimista por naturaleza. Soy un convencido de que uno se puede crear las cosas, creo mucho en el “ayuda que yo te ayudaré”. Creo en la fuerza con la que uno hace las cosas con propósito y tengo la profunda convicción de que si es así, las cosas terminan saliendo por algo como algo mágico; camino por la vida siempre pensando que hay cambios y que algo positivo viene”, explicó el empresario.
Vea la entrevista completa aquí:
Ramiro es una persona tímida, poco o nada le gusta presentarse o distinguirse como el presidente de Canal Uno, prefiere pasar desapercibidos sus logros y éxitos a lo largo de su carrera, enfatiza más en que está donde está, gracias al camino de vida que ha recorrido y los azares del destino.
“Donde estoy hoy, creo que terminan siendo las consecuencias no planeadas. He reflexionado y pensado que Dios es un bromista, porque cada vez que uno trata de controlar algo le hace a uno finas bromas y lo manda para un lado distinto”, detalla Ramiro.
Avendaño es una mezcla de regiones, sabores y culturas, se define de Loma de Arena, que es un corregimiento del municipio de Santa Catalina, Bolívar, pero nació en Duitama; sin embargo su crianza fue entre Medellín y Barranquilla. Y si, cada vez que hablaba Ramiro, en sus palabras se sentía algo de acento costeño.
“Soy una construcción de la gente, las personalidades, los lugares, los libros, las películas, las conversaciones, la comida y las experiencias. Eso tiene que confluir en algún lado y así fue como por azares del destino un día compré una casa en Lomita Arena, allí logro pasar gran parte de mi tiempo, me siento felíz y me identifico de una forma ecléctica”, asegura Ramiro.
Una formación jesuita: valores que le sirvieron para toda la vida
Ramiro se define también como una persona curiosa, amante del aprendizaje constante, no solo en lo que tiene que ver con su profesión, sino de todas las áreas en general. Dice gustarle la filosofía, la psicología, el comportamiento humano y las especies; pero este particular gusto por lo humano, por la relación del hombre con su entorno, tiene una explicación, recibió formación jesuita.
“Yo le debo muchísimo de mi formación a los sacerdotes jesuitas. Estudié tanto en Medellín como en Barranquilla, en el Colegio de los Jesuitas y llegué a Bogotá la Universidad Javeriana también de influencia jesuita. A mí me movía seguir aprendiendo de los curas el tema de la filosofía, incomodarnos pensando sabes”, agrega el empresario.
Pero ¿Cómo una persona con aprendizajes muy humanos y sociales, terminaría entonces decantándose por la ingeniería industrial? Avendaño afirma que “se fue por lo fácil”, aunque resalta que la estructura y la lógica matemática, le sirvió para reforzar su hemisferio izquierdo.
El inicio en el mundo de los negocios
Como todo hombre de negocios, Ramiro tenía claro que para hacer dinero y proyectarse hacia el futuro, había que empezar desde temprano, fue entonces que estudiando en la Universidad Javeriana, Avendaño inicia en el comercio minorista.
“Un amigo mío, su familia tenía una fábrica de textiles en Barranquilla. Entre lo que producían, hacían boxers y yo empecé a vender boxers en la universidad; de ahí me di cuenta que las mujeres tenían mejor disposición a pagar por ropa y compraban más. Entonces iba cada 15 días en carro a Medellín a comprar ropa en un sitio que se llamaba Ferrocarril y traía y traía ropa, pero para venderla en la playita de la Javeriana”, comenta el presidente de Canal Uno.
Ida al extranjero: intercambio cultural, mochilear e inicio en el mundo empresarial
Siendo un joven recién graduado, Ramiro toma la decisión de irse a aprender inglés a Europa, más exactamente a Londres; sin embargo entiende que no le gusta la academia a la que llega, por lo que determina que se instruirá en la misma calle.
Es así como empieza por una serie de trabajos que le servirían para “mochilear por todo Europa”, Ramiro trabajó como botones de un hotel, en una pizzería, en la barra de ensaladas de un restaurante, etc. “Pasé 100 hojas de vida para conseguir trabajo formal, me llamaron en una y no pasé”.
De Londres al actual presidente de Canal Uno le llega una oportunidad para laborar en Portugal. Se traslada para allí a trabajar en una cervecería, pero realizando estas labores, se da cuenta de algo que le llama la atención y que cambiaría su rumbo de vida.
“Me di cuenta que había una cosa que yo no conocía antes, que se llaman consultores, ellos eran consultores en tecnología, montaban asuntos de sistemas y a mi me llamó mucho la atención. Luego apliqué a un anuncio en el periódico sobre una consultora en transformación digital, yo no sabía nada y estaba en los rines, lo que me ganaba era justo”, comenta Avendaño.
Tras esta experiencia, Ramiro aterriza en la empresa Millicom, uno de los operadores de servicios móviles y de cable más importantes del continente. Allí como si fuera algo que le deparara el destino, logró destacarse en una presentación ante uno de los líderes de la compañía.
“Venía el jefe de mi jefe de algún país extranjero y él tenía que hacer una presentación. Yo me ofrecí a hacérsela, me dijo que no, igual no sé porque yo la hice y me la guardé, pensé que la podría necesitar a último minuto. Así fue, mi jefe no tenía nada que presentar y me dijo “ve tu y se lo presentas”, estamos hablando de que era el presidente de latinoamérica de ese grupo”, comenta Ramiro.
Luego de esta reunión y de su presentación, Ramiro recibe 15 días después una llamada del presidente de la compañía para Latam, ofreciéndole la posibilidad de trasladarse a Camboya a liderar un proyecto allí; sin embargo a último momento le cambiaron el destino y sería Filipinas.
Así inició una travesía de Ramiro en la que después de Filipinas, se va para Laos, luego El Salvador, Haití y Pakistán.
Llegada a los medios de comunicación
Después de haber sido el vicepresidente del norte de Latinoamérica de un grupo que se llama South Bank, nada más ni nada menos que el conglomerado de telecomunicaciones más grande del mundo, Ramiro recibe una llamada en medio de un congreso de tecnología, consultándole si estaba interesado en participar en el proceso de selección para liderar el periódico El Heraldo.
“Honestamente yo me demoré en dar el sí un par de días, pero me decanté por un sueño que siempre tuve y que tengo, y es por el que trabajo día a día en Canal Uno, tiene que ver con la construcción de sociedades emocionalmente más sanas. Yo entro al mundo de medios con un propósito con el que hemos logrado algunas cositas, pero que está todo por hacer y sobre lo que espero poder seguir haciendo con fuerza, quiero ayudar a la gente a construirse a sí mismo en un modelo de dignidad que respeto”, dice el presidente de Canal Uno.
Sobre su llegada a Canal Uno, Avendaño recuerda que era un momento complejo porque “había entrado el medio a competir en Colombia, que hasta ese entonces era el país más poblado del mundo, con solo dos canales de televisión abierta y privada: Caracol y RCN. Había sobre el tapete unas prácticas restrictivas de libre competencia, modelos en los que la financiación del negocio, es única y exclusivamente la pauta. Porque recordemos que esto es un servicio público gratuito que le llega al 95% de los colombianos, sea en señal abierta o en señal de cable pero tiene que llegar de forma gratuita”.
Y si, para Ramiro entrar con un tercer canal y derrumbar un monopolio del que solo se beneficiaban dos canales, generó malestar en el medio, pero eso a él no le importó, incluso de allí se ganó su fama de “peleón”.
“Di peleas que nadie había querido dar. Nos estábamos metiendo a la casa de los grupos económicos más importantes del país, Caracol Televisión de Santo Domingo, RCN, de la organización Ardila Lule; inclusive si se quiere meter a Citytv de El Tiempo perteneciente a la organización Sarmiento Angulo”, sentencia Avendaño.
Incluso el mismo Ramiro aseguró que siendo por más de cinco años el presidente de Canal Uno y un año siendo el dueño del medio, ha querido poder conversar con el presidente de RCN y no ha podido. “No me ha dado cita. Yo quiero hablar con él del beneficio de la televisión abierta. Me parece complejísimo que un servicio público gratuito como la televisión, se trate como si fueran negocios meramente privados, sin ningún tipo de función social”.
La tarde cayó y empieza a oscurecer, Ramiro dice: “Adriana podemos durar horas hablando sobre la situación de la televisión en Colombia y no nos alcanza el tiempo”.
Adriana le responde: “Debemos hacer un conversatorio y lo exponemos, gracias por venir Ramiro y por contarnos tu historia”, finaliza.