Mauricio Lizcano llegó a las oficinas de Kienyke.com para ser parte de una nueva edición de 'Kién es Kién'. Reconocido como una figura clave en el ámbito de las tecnologías en Colombia y testigo de las grandes transformaciones que ha vivido el país, Lizcano se mostró dispuesto a compartir su historia con Adriana Bernal.
Lizcano no solo habló de su carrera, sino también de los momentos que lo han definido como persona y líder. Reflexionó sobre cómo incursionó en la política, los desafíos que enfrentó y cómo la violencia que marcó a su familia, al igual que a muchos colombianos, se convirtió en uno de los motores de su lucha por un país en paz.
“Definirme es un reto difícil. Nací en Medellín, pero mi familia es de Río Sucio, Caldas. Mis abuelos eran campesino y maestra, y mis padres salieron adelante con esfuerzo”, comentó Lizcano, revelando una faceta distinta de este hombre que hoy lidera uno de los ministerios más importantes del país.
Con una sólida formación académica en instituciones como la Universidad del Rosario, Harvard y Haití, Lizcano acumula más de 20 años de experiencia en el servicio público. Ha sido secretario de Tránsito, presidente del Congreso, y ha sido parte fundamental en el proceso de paz. Actualmente, es ministro de las TIC, tras haber dirigido el DAPRE. Además, es padre de tres hijos y espera el cuarto.
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Durante la charla, el político compartió cómo su vida dio un giro drástico debido al secuestro de su padre, un evento que lo llevó, casi de manera accidental, a la política. “Mi ingreso a la política es más por el secuestro de mi papá, porque yo estaba en la universidad cuando lo secuestraron”, recordó Lizcano. Fue en ese momento cuando comenzó su intensa lucha por la liberación de los secuestrados, un proceso que duró ocho años.
Durante ese tiempo, Lizcano participó en marchas, se hizo presente en los medios de comunicación y defendió con firmeza la liberación de los secuestrados. A pesar de no contar con una estructura política ni un plan claro, Lizcano decidió dar un paso más allá cuando los resultados no eran los esperados.
“Tomé la decisión de ir a la Cámara de Representantes con la bandera de la liberación de los secuestrados”, expresó.
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Además, Lizcano enfatizó que “A mi papá lo secuestraron cuando tenía 18 años, y yo llegué al Congreso a los 25”. Al principio, su vida política estuvo marcada por la defensa de los derechos de los secuestrados, pero con el tiempo su visión se expandió.
“Yo ya era un dirigente político, un líder regional y nacional”, destacó, subrayando cómo la liberación de su padre le brindó una sensación de “felicidad y tranquilidad” y le permitió reorientar sus prioridades.
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¿Cuál fue su sueño antes de la política?
El regreso de su padre, tras ser liberado, significó el fin de una etapa llena de luchas, pero también el comienzo de una nueva. Lizcano recuerda que uno de sus grandes sueños siempre fue estudiar en el exterior. A pesar de haber sido admitido en Harvard cuando recién se graduó, no pudo asistir, pero como congresista, finalmente pudo retomar esa meta y completar una maestría en dicha universidad.
Este proceso personal, tanto para él como para su familia, le permitió ver su vida bajo una nueva perspectiva. “Eso ayudó a reordenar mi vida y la de toda mi familia, porque todos estábamos un poco alrededor de la liberación”, concluyó Lizcano.
