Un viacrucis llamado Transmilenio

Generalmente para mí y para muchos, Transmilenio se ha convertido en un sistema de transporte que nos sirve para llegar al trabajo, a la universidad y a la casa. Hay que ser francos y sinceros, pero así uno viaje apretado e incómodo, uno recorre ciertas distancias en poco tiempo gracias al carril exclusivo que tiene este sistema. Pero por más que uno prefiera este medio de movilización, creo enormemente que el distrito tiene que tomar cartas en el asunto. No es justo que Transmilenio sea  un foco  de inseguridad, que los vagones y pasillos donde se realizan transbordos se conviertan en un mercado, que las personas se suban a los buses a pedir dinero, a vender manillas y a tocar instrumentos musicales como si fuera una taberna. Mi intención no es juzgar, señalar o incomodar a las personas que se ganan la vida en Transmilenio, pero me ha tocado tratar con personas que uno no sabe cómo se suben a los buses. El viernes pasado me fui en la ruta H73 desde la estación de la calle 146 hasta la estación de la calle 45. Esta ruta es muy apetecida y casi siempre desde esa estación el bus viaja lleno. Con sorpresa vi que en la estación de Alcalá, un señor que a simple vista se veía normal empezó a contar una historia que al escucharla daba pesar, lo que él no sabía es que iba un policía en el bus y al llegar a la estación de la calle 127 lo saco del sistema. Sinceramente me agrado que a ese sujeto lo sacaran del bus y así continuar el viaje tranquilo. Una estación mas adelante, en Pepe Sierra, se subió un indigente en pésimas condiciones, la ropa rota, sin camisa, con una chaqueta sucia y oliendo a todo menos a rico. Dicho personaje entro por la puerta de adelante, por donde se suben las personas que llevan coches. Al entrar al bus todos pusimos cara de desagrado y él como si tuviera autoridad empezaba a empujar e incomodar a todos los usuarios del sistema. Por la poca coherencia que expresaba al hablar, se veía que estaba bajo el efecto de sustancias alucinógenas y aunque los usuarios de adelante se quejaban, el simplemente con tono amenazante se limitaba a decir “de malas” “colabore”. Uno al ver esta clase de personas se limita a observar, ya que al conductor ni le molesto la presencia de este personaje. Ese día nos tuvimos que aguantar al indigente hasta la estación de la calle 45. Transmilenio está colapsado, tiene pocos buses y gran cantidad de usuarios. Las estaciones en hora pico ya no soportan más personas. Un ejemplo claro es el de la calle 127 donde las personas hacen extensas filas para entrar al sistema. ¿Por qué no abren  una entrada por el costado sur de esta estación? Tal vez, algunos se preguntaran por que no tomo otro sistema de transporte que me lleve al trabajo y así evitar Transmilenio. Lo ensaye y créanme que es preferible seguir aguantando empujones. Diariamente tomo la ruta F14 en la estación de la calle 146. Si no hay contratiempo puedo durar 10 minutos para llegar a la estación de la calle 100 y si los hay, puedo durar en la estación 15 o 20 minutos esperando a que pase un Transmilenio en el cual pueda subirme. En total gasto entre 25 y 35 minutos. Por otro lado, intente en un bus público que pasa por la calle 149 con carrera 19, este sigue hasta llegar a la calle 125 donde hace la oreja para subir por la calle 127 y así coger la carrera 15 hasta llegar  a la calle 100. En total duro en bus 50 minutos. Por cierto, si usted le da dinero a los que piden en Transmilenio deje de hacerlo con eso evitara inconvenientes e incomodidades y si va a subirse primero deje bajar a los usuarios. @alarconivan