Hace pocos días encontré está frase: "Cuando los odios andan sueltos uno ama en defensa propia", o mejor la frase me encontró mientras deambulaba por el mundo sin rumbo y con los miedos haciéndome estremecer; tras descubrir la inclemencia de algunos seres humanos que de forma ruin se empecinan en hacer daño sin control alguno. Una acción que sobrepasa las barreras y llega al límite del paroxismo.
“Cuando los odios andan sueltos”, y entonces la primera parte de la frase me llevó de inmediato al viaje cercano y certero del viejo amigo Caronte. Y me subí lentamente en su barca sin la moneda debajo de la lengua y dispuesto a recibir el castigo a deambular cien años por la riberas del Aqueronte.
Los odios andan sueltos, retumbaba en mi cabeza como golpes certeros, y las letras se agredían de forma desmedida desconociendo los gritos que producían mis intestinos implorando calmar los ánimos.
Recordé en ese instante el dolor que venía sintiendo por las agresiones de las que es víctima nuestra ciudad, llegaron a mi mente los rostros sombríos de los concejales que involucrados en el Carrusel de la Contratación, es decir estando siendo señalados de robarse el dinero de todos y todas los bogotanos durante la administración de Samuel Moreno y Clara López.
Fue triste descubrir que Bogotá necesita con urgencia la vacuna contra el odio, contra el chisme y contra la envidia. Y es triste pues lo que se encuentra en la tierra no es el bello amanecer lleno de esperanza, parafraseando a Rubén Blades, ni el esmero colectivo por un nuevo despertar, mucho menos la solidaridad y fraternidad.
Bogotá está saturada de odios innecesarios, de amenazas inoportunas, de rencores injuriosos y esto tiene cabida en el recinto del Concejo de Bogotá; está personificado en muchos de los cuarenta y cinco cabildantes, animosos representantes del odio, del rencor, del sentimiento de venganza porque está al frente de la ciudad aquel que evidencio sus fechorías.
Pero llegó la segunda parte de la frase: “Uno ama en defensa propia”, quizá estar a la defensa no es la mejor opción, incluso no debe ser la opción; pero cuando son poderosos y corruptos los que conspiran, la única oportunidad de sobrevivir es estando a la defensiva.
Y si la defensa es el amor, pues la verdadera oportunidad es unirse en este sueño bonito; asegurarse el cinturón y permitirse ir a máxima velocidad para que el vuelo de la solidaridad se entrelace con las ganas de la cooperación y nos permitamos, en la calle, codo a codo, ser mucho más que dos.
Bogotá necesita una vacuna contra el odio
Vie, 19/07/2013 - 01:10
Hace pocos días encontré está frase: "Cuando los odios andan sueltos uno ama en defensa propia", o mejor la frase me encontró mientras deambulaba por el mundo sin rumbo y con los miedos haciéndom