El expresidente Juan Manuel Santos se presentó este viernes ante la Comisión de la Verdad y, durante más de dos horas, presentó su versión sobre uno de los capítulos más dolorosos del conflicto armado en Colombia: las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas como los falsos positivos.
Santos se convirtió en el tercer exmandatario en acudir a esta entidad del Estado que fue creada tras la firma del Acuerdo de Paz con las Farc. Según dijo, quiso presentarse de manera voluntaria porque "sabe que la verdad es la base de la reconciliación que Colombia quiere y necesita".
Durante la declaración, el expresidente Juan Manuel Santos contó cómo fue su trabajo en el Ministerio de Defensa (2006-2009) y cómo se manejaron las denuncias de los falsos positivos, las investigaciones y las sanciones.
"Les quiero compartir mi verdad, como yo viví las cosas. Les voy a contar sobre los problemas que enfrentamos y las medidas que tomamos en el Ministerio de Defensa en materia de derechos humanos, y en particular cómo investigamos la macabra modalidad conocida como los falsos positivos, situación que tanto daño hizo a familias inocentes y a las propias fuerzas armadas. Esto fue una vergüenza nacional", manifestó al principio de su intervención.
Asimismo, explicó cuáles fueron los choques que tuvo con Álvaro Uribe Vélez, quien fungía como presidente en ese momento, y cuáles fueron sus diferencias para combatir a la entonces guerrilla de las Farc.
También le pidió perdón a las víctimas y mencionó que se debe hacer "lo que sea necesario" para que estos hechos no vuelvan a ocurrir.
El padre Francisco De Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, le agradeció al expresidente Juan Manuel Santos su declaración sobre estos hechos y su reconocimiento de responsabilidad moral para "contribuir a la creación de un mejor país".
Además, le indicó que su testimonio sobre las ejecuciones extrajudiciales será contrastado con otros análisis y versiones que ya han sido recibidas durante el mandato de la Comisión de la Verdad.
Aquí puede ver la versión de Juan Manuel Santos sobre los falsos positivos:
Frases destacadas de la versión de Juan Manuel Santos sobre los falsos positivos:
- "Esta es mi verdad. No es una historia fácil de entender, porque es inconcebible que hombres del Ejército hayan cometido estos hechos, yo mismo traté un buen tiempo en aceptarlo".
- "El entonces presidente Álvaro Uribe tenía el objetivo de derrotar a las Farc, pero yo tenía una diferencia con él por el cómo se debían derrotar. Él pretendía acabar militarmente a las Farc, quería una derrota total, pues nunca quiso reconocer la existencia de un conflicto armado. Los guerrilleros para él eran unos simples narcotraficantes y terroristas. En mi caso, por la experiencia, consideraba más viable, más rápido y menos costoso una derrota estratégica".
- "Eran dos condiciones las que yo había identificado como necesarias para tener una negociación exitosa. Se requería mantener la presión militar, y en eso todos estábamos de acuerdo, y esa presión la mantuvimos a todo vapor. Sin embargo, para ser más efectivos, teníamos también que actuar en otros frentes simultáneamente: primero, mejorar sustancialmente la inteligencia; segundo, fortalecer la legitimidad de nuestras fuerzas militares a través de una política de derechos humanos ambiciosa, vinculante y eficaz".
- "A los 100 días de asumir el cargo como ministro, yo mismo le dije a las fuerzas armadas que los derechos humanos estarían en el centro de la acción. Insistí en la conexión entre protección de derechos, legitimidad y efectividad".
- "Yo siempre les decía que había que combatir con un fusil en la mano y la Constitución en la otra. Les decía que nunca podíamos olvidar que el respeto por la ley y los derechos humanos nos da superioridad moral sobre el enemigo que vamos a vencer".
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“Al poco tiempo de haber asumido en el Ministerio de Defensa, conocimos informaciones sobre irregularidades, conocidos como los falsos positivos. Mi lamentable estado de negación comenzó a ver la luz de la verdad porque, por un lado, me di cuenta de las consecuencias de la presión sobre las fuerzas para producir bajas”.
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“Hicimos esto público y el país supo que las desapariciones estaban ligadas al Ejército. Así, se confirmaba entonces el que se convertiría el caso emblemático de los falsos positivos: muchachos habían sido reclutados en Soacha y luego transportados a Norte de Santander para ser ultimados y ser presentados como positivos”.
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"Al escuchar un informe de la situación quedé estupefacto. Tal vez nunca había sentido con tanta fuerza una combinación de ira e intenso dolor con tan profunda tristeza".
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"Uribe tenía que conocer esta información, no sin antes pensar cómo frenar en seco esta macabra táctica. No podíamos vulnerar el debido proceso de los involucrados, pero podíamos usar la facultad para sacar a todos los que habían contribuido o permitido estos escabrosos hechos".
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“Cada vez que recuerdo esto se me revuelve el corazón, ¿hasta dónde nos llevó esta maldita guerra? El capítulo de los falsos positivos es uno de los momentos más dolorosos de mi vida pública. Esta es una mancha indeleble en el honor de un Ejército, que debe tener la entereza para reconocer la verdad y pedir perdón. Es una forma de resarcir el daño”.
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“La lección de este capítulo es que ninguna guerra, ningún conflicto, por más complejo que resulte, justifica relajar los controles reglamentarios y legales que en cualquier doctrina militar. Se debe priorizar la defensa de la vida ante un resultado operacional”.
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“A pesar de los esfuerzos, tengo que confesar que no logramos cortar de tajo los falsos positivos, no era fácil por todas las razones, pues cambiar la cultura y el accionar de cualquier institución toma tiempo, en especial, con instituciones tan conservadoras como las fuerzas armadas”.
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“Me queda el remordimiento de que durante mi ministerio muchísimas madres, incluidas las de Soacha, perdieron a sus hijos por esta práctica despiadada”.
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"Eran jóvenes inocentes que hoy deberían estar vivos. Eso nunca ha debido pasar. Lo reconozco y les pido perdón a todas las madres y a todas sus familias víctimas de este horror desde lo más profundo de mi alma. Esto nunca, nunca, debería volver a pasar”.
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“No hay nada más importante que una población de cualquier país tenga confianza en sus instituciones, en especial en las armadas, porque al fin y al cabo es el pueblo el que le entrega a esas instituciones el poder de las armas y si se pierde la confianza entonces el hilo conductor queda roto".