La audiencia preparatoria de juicio contra Paul Naranjo y Julián Ortegón, los dos principales sospechosos de la muerte de Ana María Castro, quedó aplazada para las 8:00 de la mañana del próximo 18 de junio.
La diligencia estaba programada para este martes 1 de junio ante el Juzgado 42 Penal del Circuito. Sin embargo, la defensa solicitó una nueva fecha.
La joven de 21 años de edad falleció el 5 de marzo de 2020 luego de salir de fiesta a un bar ubicado en el norte de Bogotá. La audiencia será en el Juzgado 42 Penal del Circuito. Naranjo y Ortegón son acusados de la presunta comisión del delito de feminicidio agravado pues, al parecer, la joven fue lanzada de una camioneta en movimiento por "celos".
El escrito de acusación que presentó la Fiscalía en contra de los dos jóvenes dice:
"El pasado 5 de marzo de 2020, estando a la altura de la avenida Medellín 69p-20, barrio Alejandría localidad de Engativá, los ciudadanos Paul Naranjo y Julián Ortegón, conociendo el notorio estado de alicoramiento en que se encontraba la víctima Ana María Castro y que este no le permitía reaccionar ante esta agresión, posterior a haberla privado de la libertad de locomoción por unos momentos, la lanzan o expulsan del vehículo camioneta Kia Sportage, color negra de placas FSP-598, cuando aún esta se encontraba en movimiento".
Y agrega: "Esta acción delictiva es realizada pese a que los imputados tenían la posibilidad de conocer el resultado y el daño que podían provocar con esta acción letal, a tal punto que la victima se cae al pavimento de la vía pública, ocasionándole graves lesiones que posteriormente le ocasionaron la muerte".
En la última audiencia que se realizó sobre este caso, la mamá de Ana María Castro y su hermana fueron reconocidas como víctimas. Además, el delegado de la Fiscalía le hizo algunas adiciones al escrito de acusación por un nuevo testigo y una prueba psiquiátrica que se le hizo a Mateo Reyes, el tercer hombre que estuvo esa noche con la joven en la camioneta.
Así fue el último día de Ana María Castro
Nidia Romero, mamá de Ana María Castro, contó en anterior diálogo con KienyKe.com cómo fue el último día en que su hija estuvo con vida.
La mujer contó que en la tarde de ese miércoles 4 de marzo Ana María almorzó en casa, se bañó, se arregló y se maquilló para salir con Paul Naranjo. A ella no se le hizo extraño porque desde hace varios meses había escuchado ese nombre; su hija le decía constantemente que él la iba a recoger, que iban a cenar o a dar una vuelta. Al parecer, era uno de sus pretendientes.
“No te preocupes, mamá. Sé que mañana tengo que estudiar pero ahorita más tarde nos vemos”, le dijo Ana María. “Bueno, hija, eso espero. No tardes. Dios te bendiga”, le contestó.
La joven se dirigió hacia el bar ubicado sobre la calle 116, localidad de Usaquén. A las 8:56 de la noche Nidia le escribió por WhatsApp: “¿Ana, y tú qué? recuerda que mañana tienes que estudiar”. Hacia las 9:02 le insistió y en ese momento Ana María le respondió: “Tranquila, mamá, yo voy a ir a estudiar. No te preocupes”.
- También le puede interesar: ¿Andrés Escobar debería ser capturado y judicializado?
Nidia no volvió a saber nada de su hija después de ese mensaje. Estuvo toda la noche intranquila, triste y no pudo contener el llanto. Se “pegó” al celular y le marcó más de 50 veces pero ella jamás contestó.
A las 12:00 de la tarde del siguiente día comenzó el infierno. Una amiga de Ana María la contactó para decirle que la joven había aparecido y que estaba en el Hospital Simón Bolívar por causa de un “grave accidente”.
La mujer salió corriendo de su casa hacia el centro asistencial con la esperanza de encontrar a su hija con vida pero no fue así. Los médicos le dijeron que, como consecuencia a un trauma craneoencefálico, el cerebro de Ana María estaba inflamado y que tenía muerte cerebral. Minutos después, le informaron que sufrió un paro cardiorespiratorio y que falleció.
“Yo no hallaba qué hacer. Gritaba y lloraba. Decía que necesitaba verla. Cuando la vi noté que tenía su ojo izquierdo negro y un golpe en la cabeza que estaba lleno de sangre. Ella tenía su cara inflamada”, narró Nidia.