A sus 60 años, el catalán Emili Vives se liberó de la ropa, el ruido y los convencionalismos sociales. Compró un pueblo y lo convirtió en el único pueblo nudista de España. Un día, por accidente, cuando visitaba a un proveedor de insumos para su empresa, el empresario catalán se topó con un caserío en ruinas que estaba para la venta.
El Fonoll (El Hinojo en castellano) es el nombre original de este pueblo centenario que data de 1875 y que poco a poco quedó abandonado porque sus pobladores emigraron a las ciudades en busca de mejores alternativas laborales. Permanecieron solo nueve familias, que también emigraron, y el pueblo quedó convertido en un pedregal hasta que apareció Vives y decidió comprárselo a los cuatro cazadores se habían apropiado de sus ruinas.
El sueño de la vida de Emili Vives se hizo realidad hace trece años cuando logró vivir desnudo y tranquilo todo el año -mientras el clima lo permite-, rodeado de naturaleza. Vive en compañía de la gente que le gusta, está expuesto a los cambios del clima sin cubrirse de ropa, trabaja una huerta ecológica, prepara comida vegetariana, extrae el agua de la piscina y de los grifos de un pozo para evitar el uso del cloro, cuida la granja de animales y cuenta con gracia y sin tabú que prefiere dar de comer a los burros que pagar impuestos para que los políticos sigan haciendo de las suyas.
Emil Vives compró un pueblo para hacer realidad su sueño: vivir desnudo.
Vives creció en la austeridad y las limitaciones de la postguerra española, pero desde los 24 años empezó a trabajar en Barcelona hasta consolidar un patrimonio que le sirve de respaldo a su nuevo negocio de turismo nudista que solo produce en ciertas épocas del año. El Fonoll está situado en la provincia de Lérida, comunidad autónoma de Cataluña y es único en su género. Viven allí 20 personas pero abundan los voluntarios quienes cambian su trabajo por alojamiento y comida. No reciben sino a visitantes nudistas que disfrutan de la desnudez y de su armonía con la naturaleza y el medio ambiente. Lleva más de diez años acogiendo turistas nudistas de España y Europa.
Son 165 hectáreas, donde hay construidos 44 unidades de vivienda distribuidas en 14 edificios remodelados con capacidad para hospedar a 200 personas. Las actividades campestres son múltiples y van desde montar a caballo, trabajar en el huerto biológico, tiro al arco, maratones ya reconocidas en el mundo de los nudistas por desarrollarse ‘en pelotas’. No importa si se es gordo o flaco mientras se esté a gusto y se respete la convivencia.
El Fonoll, un pueblo de 20 personas, se ha convertido en un reconocido destino turístico.
Según la Federación Española de Nudismo, unas 500 mil personas son asiduas a este tipo de propuesta, mientras que en Europa se estima que unos 20 millones de viajeros buscan destinos nudistas a través de agencias especializadas, la mayoría situadas en países como Croacia, Holanda y Alemania.
El nortemaericano Spencer Tunick, artista reconocido por fotografiar masas desnudas por todo el mundo (Bélgica, USA, México, Australia, Canadá, Venezuela, Brasil, Chile) logró reunir más de 7 mil personas desnudas para Nude Adrift (Desnudo a la Deriva) en Barcelona. Tunick al final de su performance en la 'Ciudad Condal' agradeció haber logrado las fotos que en Nueva York, le ocasionaron el arresto de la policía. En cambio en Barcelona tuvo la gran suerte de demostrar que enseñar el cuerpo no solo no es un delito, sino para muchos, como Emili Vives, una fuente de placer.