Por @Lauquiceno
Hay dos palabras que repite Brigitte Luis Guillermo Baptiste en esta entrevista: Libertad y Brigitte. La directora del Instituto Humbolt, entidad encargada de investigar la biodiversidad de Colombia, tiene un vestido estampado, medias veladas negras de rayas y tacones rojos. No le molesta responder una y otra vez preguntas sobre su apariencia, su sexualidad y su género: "Creo que es por lo que me quedé callada tantos años, entonces puedo ser una lora muy fastidiosa hablando de mi búsqueda de la feminidad y mi diálogo con la masculinidad"
Su discurso es articulado y pasa de hablar sobre su identidad a las preguntas de sus hijas de 12 y 10 años, luego sobre el medio ambiente y la legislación sobre el matrimonio gay y la adopción de parejas del mismo sexo en Colombia: "Es sorprendente que todavía estemos discutiendo sobre el tema de adopción de parejas del mismo sexo, y que la Corte todavía no haya logrado ser contundente al respecto de unos derechos tanto de los niños como de los adultos a querer, ser amados y ser protegidos”
Se prepara para un viaje a los Estados Unidos para hablar sobre ecofeminismo y ve su vida desde muchos ángulos. Le gusta la academia porque le permite ser “indisciplinada” y tener siempre las puertas abiertas al debate. Su cédula dice Brigitte Luis Guillermo Baptiste y sin temor dice que le gusta la feminidad vistosa o como le dice su esposa “Vestirse como loba”
¿Por qué se declara "renacida" en 1998?
Porque ese fue el año en el que públicamente empecé a hablar de Brigitte, a referirme a mí misma como Brigitte y comencé a vivir mi feminidad en público.
¿Por qué le toma tanto tiempo asumir quién es? ¿Por qué su transformación no ocurre en la adolescencia?
Porque nací en el 63, soy modelo antiguo, aunque yo sabía y sentía qué quería ser desde que tengo memoria, no tenía referentes en ese momento en Colombia de transgenerismo, ni de cambio de sexo, incluso eso eran cosas que salían en los titulares de El Espacio. Entonces no eran cosas de las que se podía hablar abiertamente. Eso no era viable y no había nadie a quien preguntar y Bogotá era una ciudad mucho más pequeña. El ambiente no se prestaba para uno pensarse de una manera muy distinta y me encerré en el clóset, por decirlo así, textualmente, con ropa y todo.
Después de que murió mi hermana hace ya más de 15 años me di cuenta de que uno tiene que ser muy consecuente consigo mismo y asumirse a fondo, porque la vida es una sola. Pero por supuesto ya había transcurrido mucho tiempo, ya habían pasado muchas cosas, yo tenía una vida profesional, ya había tenido un matrimonio y ya pensaba también de manera muy crítica el asunto sobre el género. Ya no era la misma sensación de tener 12, 13 años y no crecer como niña y cambiar de sexo y ya, que era lo que seguramente en ese momento hubiera hecho, sino una reflexión sobre el género, el cuerpo y el sexo y por eso soy Brigitte Luis Guillermo Baptiste.
¿Desde su perspectiva femenina el mundo se ve diferente?
Totalmente y creo que me abre unas puertas inmensas de comunicación y es entender la gran cantidad de formas de ver el mundo, las perspectivas. Como yo viví la masculinidad como una construcción cultural, también como un hecho biológico, ahora estoy liberada para decir lo que yo quiera porque me muevo en un espectro mucho más amplio de posibilidades. Para mí Brigitte es la liberación femenina encarnada en una persona, si pudiera decirlo atrevidamente.
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¿Qué le gusta de la iconografía femenina?
Me gusta mucho la feminidad vistosa porque yo creo que por haber estado guardada 35 años, uno quiere expresarla, disfrutarla, porque además está mucho más permitido en el mundo femenino que en el masculino que tiende a ser más simplista, más sugerido y más amarrado a cosas de fuerza.
En la feminidad uno puede ser más creativa con el cuerpo y el lenguaje. Por supuesto me puedo vestir como quiera, me puedo expresar mucho más acorde a mis emociones y mis sentimientos. Por supuesto tengo todos los fetiches clásicos, porque la feminidad que yo construyo y habito es la de los años setenta, la de Brigitte Bardot, la de las pin ups, la de la revolución erótica de los medios. Entonces ahí está todo lo vistoso. Mi compañera dice que soy "una loba", para ponerlo en una palabra.
¿Por qué tanta curiosidad por su sexualidad? ¿En algún momento no se ha cansado de responder siempre lo mismo?
No, creo que por lo que me quedé callada tantos años también, entonces puedo ser una lora muy fastidiosa hablando de mi búsqueda de la feminidad y mi diálogo con la masculinidad. Ya no tengo la pasión, la hormonalidad disparada, ya no estoy buscando pareja, ya no estoy buscando muchas cosas que hay que definir, entonces me puedo divertir más de mis propias limitaciones, por ejemplo, cuando hago entrevistas radiales, mi voz siempre debe resultarle a los oyentes como algo incoherente, pero ya decidí que la voz no la voy a entrenar. Uno puede entrenar su voz en femenino y hacer muchas otras cosas para, como dicen los travestis, "pasar". Que nadie se dé cuenta de que eres hombre, pero eso ya no es relevante para mí porque tengo mi familia, tengo mi trabajo. La gente sabe quién soy en gran medida, entonces lo que me queda es ser yo mismo. No tengo que hacer teatro o fingir.
¿Cuáles ha sido las preguntas más raras que la han hecho sus hijas?
Como mis hijas nacieron cuando yo ya había decidido ser Bigitte públicamente, ellas me asumen. Entonces para ellas soy un papá extraño, así como sus amigos tienen sus padres particulares. No me hacen muchas preguntas, los otros niños chiquitos son muy simpáticos porque me preguntan si yo soy el papá o la mamá, porque el referente de género es el rol, por algunos aspectos de la estética. Con esas preguntas uno se da cuenta de dónde viene el niño en su hogar, a algunos definitivamente les molesta tremendamente que una persona tenga caracteres mixtos y eso los perturba y me dicen: “Tú no puedes usar aretes” . Hay niños que se notan perturbados, entonces indudablemente algo en su casa, en su educación, les causa molestia.
Me hacen ese tipo de preguntas, pero normalmente los niños preguntan un par de veces, se tardan en preguntar y después me dicen ¿podemos jugar? Inmediatamente pasa a un segundo plano la definición de si soy niño o niña.
¿En algún momento se ha sentido discriminada?
No. Realmente creo que la fuerza más crítica y discriminadora fui yo misma, en la medida en que interpreté una serie de señales y condiciones sociales como la barrera para ser yo misma. Creo que hubiera podido explorar con más libertad muchas cosas, siempre he tenido el afecto y el apoyo de mi familia, nunca he experimentado el riesgo de perderlos. Trabajo mucho en campo y nunca me he enfrentado a resistencias o discriminación. Al principio me miran con incertidumbre, pero después de conversar un rato, eso pasa.
Para mí fue muy dura la adolescencia, de los 9 a los 12 años, porque yo me pensaba como niña y esos son los años en que uno se da cuenta a las malas en que no va a pasar. Entonces la madurez implica un principio de realidad también. Sí tuve momentos muy tristes, muy aburridos, por eso le hablo tanto a los jóvenes y a los muchachos y a las familias para que inciten a sus hijos a ser lo que quieren, a vivir como quieren. Porque no se trata sólo de la sexualidad, se trata de la identidad física, de toda la capacidad de comunicación que uno tiene comprometida, de decir: “Yo me siento así, yo pienso así” y la soledad puede ser abrumadora, además de la soledad normal de la adolescencia, todos nos sentimos totalmente inapropiados para el mundo y para las personas trans es terrible.
La senadora Angélica Lozano difundió que Sergio Urrego había sido décimo en las pruebas Saber 11. ¿Qué falló en este caso? ¿Cómo hacer que estos casos no se repitan?
Hay una cosa que no entiendo de este caso y es: ¿Cómo estaba Sergio Urrego en ese colegio? o ¿estamos subestimando o sobreestimando las capacidades de nuestros docentes?, ¿o no estamos atentos a lo que está pasando en el colegio? Lamentablemente a veces es muy difícil para un padre tener conciencia de lo que está pasando dentro del colegio. Estoy seguro de que ese colegio tiene maestros muy especiales, muy abiertos, que querían mucho a Sergio. Algo falló, algo de lo que nadie se dio cuenta, que nadie fue capaz de preveer.
Los mecanismos de discriminación son muy sutiles y difíciles de identificar y no estamos listos a veces para ello. No captamos las señales a tiempo y sobre todo con las que tienen que ver con la sexualidad, porque son temas para los que no tenemos palabras o sólo tenemos palabras rústicas. Entonces hay expresiones como: “Su hijo está saliendo marica”, por supuesto a partir de esa afirmación no hay diálogo posible, ya hay una descalificación y desconfianza.
No tenemos como adultos un universo de diversidad sexual suficientemente amplio y flexible, e indudablemente creo que es causa de una pésima educación religiosa a través de nuestra vida. Yo recupero temas de la religión porque estudie en la Universidad Javeriana, mis jefes han sido siempre jesuitas y siempre han abierto un espacio de discusión y de respeto importantísimo. El problema no es la religión per se, sino cómo se adopta la religión o el dogma como guía de comportamiento.
Por otra parte este año hubo un fallo sobre adopción de menores de edad de parejas del mismo sexo ¿qué opina de este fallo? ¿Está preparada Colombia para seguir avanzando en legislación igualitaria?
Es sorprendente que todavía estemos discutiéndolo y que la Corte todavía no haya logrado ser contundente al respecto de unos derechos tanto de los niños como de los adultos a querer, ser amados, ser protegidos y hacer parte de una familia. La reticencia a considerar familias diversas me parece que es una visión muy limitada de los arreglos sociales que por afecto se hacen y por lo tanto violenta en sí misma. No reconocer a una pareja homosexual que lleva años de convivencia, que expresa en su relación todas las condiciones de afecto, solidaridad que un matrimonio requiere, es una patanería.
Pensar que la familia es un hombre y una mujer es un reduccionismo biológico, que nos lleva casi que al juicio veterinario, es decir, ¿el matrimonio es un acto de cópula entre un macho y una hembra a través del tiempo? Eso es inaceptable, somos personas producto de una cultura, hemos construido lengua, simbolismo y hemos construido valores. Por lo tanto reducir cualquier acto social a su componente biológico es inaceptable.
Si usted no tuviera este estatus, su trayectoria académica ¿podría llevar esta vida?
No, definitivamente cuando tomé la decisión de vivir como yo quería ya tenía ganados muchos espacios y sobre todo muchos afectos, que me hicieron saber con el tiempo que yo podía ser rana o cualquier otra cosa y eso realmente no iba a cambiar esas relaciones.
La red de afecto que se teje alrededor de una persona, viene a través de su carrera, de sus relaciones, de haber madurado con gente muy especial y si tú has vivido en un medio con discriminación, si has sufrido violencia de género o cualquier tipo de violencia, indudablemente eso incide negativamente en tu autoestima y de enfrentar un mundo que percibes como agresivo, entonces si le tengo que agradecer a la vida que llegó el momento en que me sentí capaz de hacerlo. Pero conozco muchas personas y por redes sociales, gente que me escribe en unos niveles de frustración y de tristeza muy grandes porque creen que no pueden afrontar una vida como la que yo he asumido. Mucha gente no puede existir como quiere.
Pasemos ahora al tema medioambiental ¿Cuál es su función desde el Instituto Humboldt?
Mi función en el Humboldt es coordinar la producción de conocimiento sobre biodiversidad que se hace en el país para hacer que los planes de desarrollo, que el bienestar de los colombianos tenga en cuenta las condiciones naturales del país. Eso implica fundamentalmente dirigir un equipo muy grande de personas que hace proyectos de investigación, que hace estudios sobre la flora y la fauna pero son estudios muy prácticos, muy aplicados para desarrollar acciones de planeación agropecuaria de infraestructura y de ordenamiento territorial.
¿Desde cuándo apasionada por el medio ambiente, por la biología, la diversidad?
De pequeña viajé mucho por el país en carpa, en carro. Mis papás nos llevaban por peregrinajes y me encantaba el medio natural colombiano. Curiosamente nunca pensé en estudiar nada científico, porque pensaba que las ciencias eran inútiles, una especie de placer personal saber como funciona el universo, las estaciones y los fenómenos naturales, que era muy egoísta dedicarse a eso y que era mejor un área con compromiso con la sociedad. Entonces empecé a pensar en esos espacios intermedios como la agricultura, la agronomía y no sé en que momento hizo clic todo eso y acabé estudiando ciencias que me encanta, y me convertí en bióloga, ecóloga.
Brigitte me ayudó a moverme en lenguajes distintos, en hábitos distintos, en dimensiones distintas de la realidad con cierta comodidad. Ahora no hay ningún sitio que sienta extraño.
¿Qué paisaje le gusta de Colombia?
Yo soy de río. En Colombia hay un río que siempre tengo de referente, que sueño con él, es cómo el río de la vida, es el Río Inírida. Me encantan las cuevas, le tengo pánico a las alturas, pero me puedo meter en un agujero 200 metros sin tener ningún tipo de claustrofobia.
¿Por qué le gusta tanto la academia?, ¿qué está estudiando hoy?
La posibilidad de debatir. La academia lo que ofrece es la capacidad de ser indisciplinada, a pesar de que se supone que uno debe entrar en una disciplina. La buena ciencia es al contrario, la buena ciencia está incitando al desacuerdo, a la duda, al cuestionamiento, cosa que en Colombia no sabemos hacer. Porque entendemos la crítica muy mal. Me encanta ser estudiante y tener estudiantes porque uno puede preguntar cualquier cosa. Siempre tener el mundo abierto, sin certezas que te encasillen, que te encierren y te atrapen.
Hoy hay dos temas que me mantienen estudiando; uno, el género y la ecología, de la que voy a hablar en un congreso esta semana en Wisconsin sobre cómo la noción de descubrir la feminidad tiene algo que ver con la noción de descubrir la riqueza del planeta, cómo se conjugan. La historia del ecofeminismo. Y el otro que es derivado del quehacer aquí en el Instituto Humboldt, es cómo hacer para que las instituciones funcionen mejor, cómo hacer para que el trabajo de 230 personas que somos nosotros realmente contribuya a resolver los problemas del país y a veces puede tener respuestas muy frustrantes porque en Colombia somos muy caníbales entre investigadores, destructivos. Entonces buscamos cómo hacer para darle la vuelta, construir instituciones con inteligencia colectiva, con ámbitos de trabajo que promuevan el conocimiento.
¿Cómo combina su conocimiento académico con toda esa cosmogonía de las comunidades indígenas del Putumayo, de la Sierra Nevada y de las comunidades de base que visita?
Es muy importante no ser dogmática, yo creo que la receta que me permite existir como Brigitte y hablar en femenino es la misma. Porque me dicen: ¿usted en el fondo no es mujer?, y yo digo: Pero en el fondo tampoco soy hombre. ¿O cuál es su definición? A lo veterinario, ¿usted me quiere hacer un examen, o necesita pruebas de sangre?, ¿cómo me adscribe a mí en algo si no es con un discurso?. El no ser dogmática implica que no tengo más verdad que la que necesito para operar con respeto a los demás y por tanto la visión de las comunidades negras, de los taitas del Putumayo y la visión de los pueblos de cualquier parte del mundo es igualmente válida, satisfactoria y atractiva.
La interpretación que se hace de la realidad desde un punto de vista distinto, siempre es atractiva. A mí me dicen, "A usted no es que le guste caminar en los zapatos del otro, sino que le gusta caminar en los tacones de la otra". Sí, finalmente acaba siendo una voluntad de experimentar el mundo desde muchísimos ángulos y experimentarlos desde la feminidad, desde la diversidad cultural, desde posiciones académicas o de responsabilidades distintas. Es lo que hace que la vida valga la pena.
“Mucha gente no puede existir como quiere": Briggitte Luis Guillermo Baptiste
Jue, 16/10/2014 - 14:55
Por @Lauquiceno
Hay dos palabras que repite Brigitte Luis Guillermo Baptiste en esta entrevista: Libertad y Brigitte. La directora de
Hay dos palabras que repite Brigitte Luis Guillermo Baptiste en esta entrevista: Libertad y Brigitte. La directora de