"¿Y para cuándo el Metro?". Esta es una de las preguntas más constantes de los bogotanos, ya que la crisis de movilidad no da abasto y los tiempos para la construcción de este sistema parecen alargarse cada vez más. Desde la primera vez que se habló de metro en la capital han pasado 81 años ¿y cuántos más tendrán que pasar para que podamos subirnos a uno?
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En pleno 2023, el Metro de Bogotá sigue siendo uno de los temas de discusión más preponderantes no solo en la capital, sino también en todo el país. Para estas fechas se estipulaba que ya hubiese un avance o que ya estaría en funcionamiento el sistema. Sin embargo, al día de hoy faltan muchas por definir.
¿Desde cuándo inició la planeación del Metro?
La primera vez que se habló de metro en Bogotá fue en el año 1942, cuando el alcalde de ese entonces, Carlos Sáenz, propuso reservar terrenos para su construcción, los cuales estaban cerca a los cerros orientales. Cabe recordar que en esa época la ciudad a penas contaba con 400 mil habitantes, por lo que se trataría de una iniciativa muy diferente en comparación a la que se plantea hoy en día.
Sin embargo, este proyecto no prosperó y no fue hasta 1957, durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, que se contrató una firma japonesa, bajo el esquema de concesión, para la elaboración de este sistema. No obstante, con la llegada del Frente Nacional se truncó la propuesta
En 1963, cuando Bogotá ya superaba el millón y medio de habitantes, Jorge Gaitán Cortés -quien era alcalde de la ciudad en esa fecha- plantó construir el tren de cercanía, lo cual tuvo éxito pero dejó al metro a un lado.
Posteriormente, en 1966, se hizo la propuesta formal de la construcción de este sistema, el cual iría por toda la avenida Caracas, entre calles 68 y 22 sur, en un tramo de 12 kilómetros y cinco estaciones. Dos años después se iniciaron los estudios, para lo cual Virgilio Barco invirtió alrededor de 200 mil dólares.
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Entre 1974 y 1976 se propuso usar las vías férreas antiguas para pasar por allí el metro, lo cual fue aprobado y acogido por una empresa italiana que sería la encargada de rehabilitar el 75% de las línea de trenes, que cubrían 46,4 kilómetros y 29 estaciones, mediante tres fases de obra.
Luego, durante el gobierno distrital de Hernando Durán Dusán -en 1981- se planteó construir tres líneas férreas subterráneas y dos periféricas, las cuales contarían con más de 90 km de extensión. Sin embargo, el proyecto fue archivado en 1992, cuando Juan Martín Caicedo llegó a la alcaldía y le propuso al entonces presidente, César Gaviria, un “Acuerdo Nación - Distrito” para la elaboración de este sistema, el cual fue rechazado.
En 1994 surgió una nueva iniciativa en el Concejo: la creación de la empresa Metro de Bogotá, mediante la cual se realizará la primera línea bajo concesión de 30 años. Nuevamente, la proposición no tuvo acogida y quedó congelada.
Con la llegada de Antanas Mockus a la alcaldía, en 1996 se entregó el Plan Maestro de Transporte Urbano, que comprendía una gran red de 40 kilómetros de norte a sur con cuatro corredores de alimentación. Todo iba viento en popa, puesto que la Agencia de Cooperación Internacional del Japón aprobó el proyecto, pero tuvo que ser archivado por falta de presupuesto.
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Después, el exalcalde Enrique Peñalosa le dio una vuelta de 180 grados a la iniciativa. Entre los años 2000 y 2003 inició la compra de predios para la elaboración del metro, el cual tendría su primera estación en Bosa. Sin embargo, esto no sucedió y el dinero se invirtió en la adaptación de TransMilenio, el sistema que opera hoy en día en Bogotá.
La primera ruta de TransMilenio iba desde la calle 80 hasta la calle sexta y la troncal fue inaugurada con un total de 14 buses que operaban por la avenida Caracas. Aunque el sistema fue de gran utilidad para los bogotanos, no se salvó de las quejas y el inconformismo, puesto que se pospuso, una vez más, la elaboración del metro.
Sin embargo, entre 2008 y 2010 se reanudaron los estudios por parte de dos empresas españolas, las cuales construirían un sistema de 100 kilómetros y 112 estaciones.
Luego, cuando Gustavo Petro se posicionó en el Gobierno Distrital en el año 2012, se abanderó con más propiedad el proyecto y, al igual que como lo hace hoy en día, el mandatario defendió que su construcción fuese subterránea.
Para a alivio de los ciudadanos, en 2016 se creó formalmente la Empresa Metro de Bogotá, mediante el Acuerdo 642 de 2016 pactado en el Concejo. La compañía se encargaría de buscar la financiación y empezar la elaboración del sistema, labor que sigue desempeñando hasta la fecha.
Después de consultas populares y muchos trámites, en 2018 la empresa obtuvo un cupo de endeudamiento por 10,8 billones de pesos mediante el Acuerdo 699 de 2018, acompañado de un crédito de 7,8 billones de pesos que le brindó la Comisión Interparlamentaria de Crédito Público.
No obstante, la construcción del proyecto quedó en el limbo durante un buen tiempo, pero en 2019 la EMB y la sociedad Metro Línea 1 SAS firmaron la concesión que los comprometía a construir, suministrar equipos y operar la primera línea durante 20 años a esta última empresa.
Desafortunadamente, en 2020 llegó la pandemia del covid 19 y, al igual que sucedió con muchos negocios y planeaciones, se suspendió la elaboración de este sistema, aunque a finales de ese año se firmó un contrato por concesión con el consorcio Metro Línea 1 S.A.S, con el cual se iniciaría formalmente la construcción de la Primera Línea.
Pese a que el proyecto parecía avanzar, en 2021 se presentaron muchos ires y venires que no permitieron que se concretara nada con respecto a la construcción. Para este año se obtuvo un avance de a penas el 2.5% y se pactó que a partir del 10 de enero de 2023 se iniciaría formalmente la elaboración de la Primera Línea, cosa que no sucedió.
Durante el 2022 surgió un gran debate entre quienes defienden el metro subterráneo y quienes lo prefieren elevado, aunque la alcaldesa Claudia López señaló en una rueda de prensa que el proyecto no se detendría y que se elaboraría tal como estaba pactado en los documentos con el consorcio chino.
El presidente Gustavo Petro se mostró inconforme con algunos de los planes que tenía la compañía china, por lo que les pidió reelaborar algunas de las propuestas que tenían para ver qué se adaptaba mejor. Ante esto, el consorcio entregó un plan nuevo, con el cual se estableció que el tramo desde la calle 72 hasta la 100 sería elevado.
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Con las modificaciones hechas se habría establecido que la primera línea estaría construida para mediados de 2028, aunque al Jefe de Estado no le gustaron las modificaciones hechas y pidió cambiarlo nuevamente.
Debido a esto, el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, señaló públicamente que Petro había pedido que el metro fuera completamente subterráneo y que de no acatar las solicitudes no podrían entregar el presupuesto que brindaría el Gobierno Nacional, lo que generaría aún más retrasos en las obras.
Esto se volvió nuevamente motivo de discordia tanto en el Concejo de Bogotá como en el Congreso, pues algunos funcionarios defienden que este sistema debe ser subterráneo y que es necesario extender los plazos para que se elabore de mejor calidad; mientras que otros señalan que Bogotá necesita el metro ya para solucionar la crisis de movilidad que se ha venido presentando durante los últimos años.
Pese a que la planeación ya estaba pactada por el consorcio y la EMB, aún no se podrá construir el metro hasta que se defina si deberá ser subterráneo elevado, para lo cual se llevarán a cabo más discusiones en el Concejo y se implementará un mecanismo de consulta popular que se llevará a cabo junto con las elecciones distritales de 2023.
