Siempre soñó con vivir del fútbol pero el destino lo llevó a emprender otros rumbos. Andrés Felipe García Jurado, conocido en el mundo de las redes sociales como'El Negro Jurado' es un joven instagramer que se ha encargado de sacar más de una sonrisa a sus 238 mil seguidores.
Cuando mira hacia atrás los primeros recuerdos que visualiza son en compañía de familiares y amigos. En las calles de Cali, donde vivió una infancia tranquila, jugaba al fútbol cada vez que podía hacerlo. Dice con voz orgullosa que siempre contó con el apoyo de sus padres para emprender los proyectos que se le atravesaban en la mente, algo, que según él, lo llevó a tomar varias decisiones trascendentales a una edad relativamente corta.
[single-related post_id="814379"]
Durante dos años probó suerte en las divisiones menores del América de Cali. Sabía que tenía talento con la pelota, pero lo que no sabía en ese momento, que vino a saber después, era que para llegar a ser futbolista profesional se requiere más que eso. Ya tenía 20 años y la tan anhelada oportunidad no llegaba. No llegó.
"Yo toda la vida jugué fútbol. Llegué a las divisiones menores del América, duré dos años entrenando con ellos, pero lastimosamente las cosas no se dieron y decidí retirarme para entrar a la universidad a estudiar diseño en comunicación visual", afirmó Andrés Felipe con su voz visiblemente entrecortada al recordar aquellas épocas.
Pocos tiempo después de ingresó a la universidad, donde conoció a la mujer que cambiaría su vida: su novia. Ella se encargaría de darle grandes alegrías a nivel personal, entre ellas, la llegada de su hija que en la actualidad tiene tres años y fue la que lo impulsó a dar ese gran paso como influencer en un mundo donde lo digital tomaba cada vez más fuerza.
La decisión no fue fácil. Sus amigos fueron sus mayores críticos, lo tildaron de loco e incluso se atrevieron a asegurar que no tendría éxito. Lleno de fe y con la confianza de un hombre que sabe lo que quiere, se arriesgó y comenzó a subir sus primeros videos en Instagram.
[single-related post_id="810151"]
Con algo de pena, confiesa que en principio le costaba. Los nervios le ganaban y como si fuera poco, siempre ha sido un hombre bastante tímido. Pero sus ganas de salir adelante, y el impulso que le daba su hija fueron ese empujón que necesitaba para llegar a un mundo supremamente competitivo.
"Uno estudia más por amor que por otra cosa. Quería hacer algo que me gustara y que marcara diferencia".A pesar de que siempre ha contado con el apoyo incondicional de su familia, en principio ellos no creían en el proyecto. En 2016, cuando decidió darle vida a ese segundo sueño, ser influencer era algo que estaba empezando, pocos conocían que de esta actividad se podía vivir y que requería de horas, incluso días de preparación para dar lo mejor de si ante un público tan exigente y crítico como el de las redes sociales. "Nunca me dijeron que no, pero si dudaron bastante. Cuando vieron que los seguidores empezaron a aumentar y que comencé a viajar patrocinado por varias marcas importantes quedaron impactados, se interesaron bastante en el tema".