En un viejo televisor -no tan viejo y destartalado como el barrio en el que creció- Paul Poga se dedicó a ver cientos de videos de las proezas de Pelé. Lea también: Las veces que Chicharito ha llorado por culpa del fútbol
Después de la escuela, ubicada en los suburbios en el oriente de París, a la que podía asistir gracias al esfuerzo sobrehumano que hacían sus padres, el pequeño Paul tenía un plan: ver y jugar fútbol. También le puede interesar: El futbolista que propuso quemar los bancos
Su padre, un inmigrante nacido en Guinea, había decidido escapar, unos años atrás -junto con su esposa embarazada y sus dos hijos- de la pobreza que azotaba su país. Llegaron a Francia,el destino preferido de millones de africanos que buscan oportunidades.
En Lagny-sur-Marne, una deprimida comuna francesa, Antoine (padre de Pogba), consiguió trabajo como profesor y de paso logró darle estudio a Paul, que aunque no le ponía mucha atención a las clases, sí estaba muy atento a la campana que daba inicio al descanso para agacharse con rapidez y tomar el balón de fútbol que estaba debajo de su pupitre. Ansioso esperaba el momento para organizar el partido y tratar de imitar lo que había visto la tarde anterior en su viejo televisor.
“Pelé marcaba con todo, izquierda, derecha, no había nada que no le saliera. ¡Y Garrincha! Los volvía locos a todos con sus fintas, con esa pierna que arrastraba. ¿Dónde ves ahora esos regates?”, recordó Pogba en diálogo con ‘La Repubblica’ de Italia.
Como podía, Antoine le conseguía más videos a su hijo. Él los reclamaba. No pedía dulces, ni carritos, quería ver más y más videos de fútbol. Ahora no solo era Pelé su referente.
“Quería emular a Papin (exintegrante de la selección francesa y considerado por el propio Pelé como uno de los mejores de la historia) por su fuerza y agresividad, también quería ser como Ronaldo, el brasileño. Daba la sensación, viéndolo jugar, de que lo podía hacer todo”.
Cuando no jugaba en la cancha de la escuela, lo hacía en la polvorienta cancha del deprimido barrio en el que creció. Su padre, incondicional con el capricho futbolero de Paul, lo acompañó siempre. Antoine quería hacer en compañía de su hijo lo que su padre nunca le permitió en Guinea.
En pequeños y desconocidos equipos de la región dio muestras de su talento. Primero en un equipo llamado US Roissy-en-Brie, luego en el Club Le Havre en el que con sus goles logró llevarlo al subcampeonato estatal. Tenía apenas 17 años y ya había integrado la selección de Francia Sub-15.
“Era un larguirucho espigado que controlaba muy bien la pelota. Destacaba por eso. Eso sí, tenía una zancada y unos andares muy lentos”, recuerda uno de los pescadores de talento presentes en el primer torneo que Pogba disputó con la selección francesa sub 15.
No era el único que lo observaba jugar, sin saberlo, agentes del Manchester United le tenían el ojo encima. Los espías del equipo rojo le hablaron al oído, a él y a su familia. Su padre entendió que ese era el momento de salir definitivamente de la pobreza. Lo convencieron y se lo llevaron para Inglaterra.
El modesto Le Havre demandó al United por intentar llevarse al jugador mediante artimañas ilegales. La FIFA tuvo que intervenir, pero no había nada que hacer, era una pelea de tigre con burro amarrado. En octubre de 2009 Pogba se incorporó al Manchester United.
Cuatro días más tarde debutó con el equipo sub-18 del club en la derrota 2-1 ante el Crewe Alexandra. Finalizó el año 2009 con diecinueve apariciones y siete goles.
En noviembre de 2010 fue incluido en el equipo de reservas del Manchester United e hizo su debut el dos de noviembre de 2010 en una victoria 3-1 sobre Bolton Wanderers. El 19 de febrero de 2011 fue uno de los cuatro futbolistas de la reserva que fueron incluidos en la plantilla del primer equipo por el técnico Alex Ferguson para enfrentar al Crawley Town en un partido de la FA Cup de 2010.
Poco a poco, el volante se acercaba al primer equipo. En 20 de septiembre de 2011 cumplió su sueño. Alex Ferguson lo puso a debutar en un partido contra el Leeds United en un compromiso de la Copa de Inglaterra y en la Premier League debutó el 31 de enero del año siguiente ante el Stoke City. Entró en el minuto 72 en sustitución del jugador mexicano Javier "Chicharito" Hernández . ¿Sueño cumplido? No. Paul jugaba apenas minutos y quería más.
La Juventus lo tenía en la mira y no necesitaba ver más para saber que ese era el jugador que necesitaba, sin embargo, Ferguson retrasó su llegada al fútbol italiano. No lo quería dejar ir, pero tampoco lo ponía a jugar. La juventud, esa siempre fue la excusa.
Pogba contó al diario italiano ‘La Repubblica’ que Ferguson le aconsejó no irse a jugar a Italia. “Me dijo que no fuera porque había demasiado racismo. Le dije que el racismo estaba en todas partes, que nadie es inmune, tampoco Inglaterra. Y lo demuestran los casos de John Terry y Luis Suárez, quienes le gritaron negro a Evra siete veces".
Manchester no la pasaba bien. Las lesiones azotaban al equipo rojo. Fue entonces cuando Pogba pensó que llegaría su oportunidad, pero no fue así. El diario ‘El País’, de España, recuerda que en 2012 “Ferguson decidió llamar a Paul Scholes, que llevaba siete meses retirado. Mejor apoyarse en un veterano que arriesgarse con un joven talento. Al final de esa temporada Pogba, al que Mino Raiola, su agente, califica ahora de “Van Gogh” (por el alto precio de su trabajo) decidió volver a emigrar. Italia era su destino.
Ni el Inter ni el Milan quisieron pagar los cuatro millones de euros de comisión que pedía su agente por el chico de 19 años, ahora quizá lo lamente.
En la Juventus encontró su puesto. Antonio Conte, el técnico, le dio confianza y lo puso como titular desde el principio. Sin tardar mucho se dio cuenta que era diferente: potencia, precisión, velocidad y gol. Era la joya de la corona.
Con la Juventus, equipo con el que quiere ganar la Liga de Campeones, tiene contrato hasta 2019 y es, después de Carlos Tévez (5,5 millones) el segundo jugador mejor pagado de la plantilla. Gana 4,5 millones. Aún no es un jugador mediático, ni tiene contratos exclusivos con una marca deportiva. Un día usa guayos Adidas, al otro Umbro, y después Nike. Se pone las que más le gustan.
Sus compañeros lo describen como un jugador tranquilo, humilde, educado y serio; todo lo contrario a Balotelli, como lo llaman a veces, lo confunden por las cresta que se suele hacer con un peluquero de Turín.
Pero él no es así. Pogba está alejado de los escándalos, de la vida nocturna y de la fiesta. Prefiere ver una y otra vez ‘Pulp Fiction’, su película favorita, escuchar rap en la casa y comer pizza con kebab. Lo más seguro es que la temporada que viene no siga en la Juve, eso sí, el equipo que lo quiera tendrá que poner sobre la mesa 100 millones de euros. Manchester United puso 120.
Pogba,de niño pobre a hombre millonario
Vie, 05/06/2015 - 05:30
En un viejo televisor -no tan viejo y destartalado como el barrio en el que creció- Paul Poga se dedicó a ver cientos de videos de las proezas de Pelé.