
Desde que cruzó las puertas de la cárcel El Buen Pastor en Bogotá el pasado 30 de enero, Daneidy Barrera Rojas —más conocida como ‘Epa Colombia’— ha vivido una transformación profunda marcada por el encierro, el duelo emocional y la búsqueda de redención. Condenada a cinco años y dos meses de prisión por su participación en actos vandálicos durante el estallido social de 2019, ella ha enfrentado días difíciles que han puesto a prueba su salud mental, su fe y su amor de madre.
La rutina de la empresaria en prisión está lejos del ruido de las redes sociales y del éxito comercial que la acompañaba antes de su reclusión. Su nueva realidad se resume en caminatas solitarias, lecturas de la Biblia, jornadas de estudio y trabajo dentro del penal. Gracias a estas actividades, ha logrado redimir 52 días de su condena hasta marzo de 2025. Sin embargo, los desafíos van más allá del conteo de días: las tensiones con otras internas, episodios de rechazo, una alimentación no tan buena y la distancia con su pequeña hija han sido parte de su cotidianidad.
“Dios ha sido su roca en los momentos más oscuros”, afirma la propia ‘Epa’, quien ha recurrido a su fe como salvavidas emocional. La depresión postparto y la frustración por no poder criar a su hija, Daphne Samara, han golpeado duramente su estado anímico. La bebé, que acaba de cumplir su primer año, solo puede verla cada 20 días. Es, según Barrera, “el dolor más grande” que ha tenido que enfrentar.
¿Qué pasará con la condena de Epa Colombia?
La defensa de Barrera ha intentado, sin éxito, lograr su traslado a detención domiciliaria apelando a la Ley 2292 de 2023, que contempla beneficios para madres cabeza de familia. Sin embargo, la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, aclaró que ‘Epa’ no cumple con los requisitos, ya que su condena no está vinculada a condiciones de pobreza extrema. La decisión, en última instancia, recae sobre un juez.
El caso ha generado un debate público polarizado. Mientras figuras como el presidente Gustavo Petro han abogado por medidas más flexibles citando la Ley de Utilidad Pública, otros sectores exigen que se cumpla la sentencia sin privilegios, cuestionando incluso el tono mediático que ha tomado su proceso. “Siento que estoy pagando los delitos de la primera línea”, ha declarado Daneidy, en alusión al contexto del estallido social con el que fue asociada.
Días difíciles
Pese a las adversidades, Barrera ha canalizado parte de su energía en proyectos sociales dentro del penal. Uno de ellos busca capacitar a mujeres vulnerables en técnicas de belleza, lo que refleja su intención de transformar su experiencia en un vehículo de cambio.
Fuera de los muros, su pareja, Karol Samantha Barbosa, ha sido una voz constante de apoyo y visibilidad. “Si hablamos anímicamente, hay unos días más duros que otros, estar en prisión es algo muy duro, es frustrante. Estar arriba, ser la empresaria joven, exitosa, que da empleo, madre, pareja, hija, hermana, jefe, a estar señalada como la criminal, como la que debe pagar, es muy triste, la verdad. Si hablamos de salud, para nadie es un secreto que la alimentación no es buena, entonces ‘Dane’ se ha bajado mucho de peso, su salud no está muy bien que digamos, pero confiamos mucho en Dios”, expresó en redes sociales, describiendo también el deterioro físico y emocional que ha experimentado la bogotana.
Entre rejas, ‘Epa Colombia’ sigue soñando. Quiere casarse, tener otro hijo y recuperar los momentos perdidos con Daphne. Más allá de las polémicas, su historia expone las grietas del sistema judicial, los dilemas de la reintegración y los matices humanos detrás de un nombre que, aunque nació del escándalo, hoy lucha por una segunda oportunidad.