Durante este fin de semana los ciudadanos podrán disfrutar de lecturas dramáticas, conferencias, charlas académicas, talleres de escritura, proyección de películas, exposiciones y muestras bibliográficas relacionadas con ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez y Juan Rulfo, autor de ‘El llano en llamas’.
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Este cronograma de actividades se está realizando para conmemorar los 50 años de la obra maestra del escritor colombiano Gabriel José de la Concordia Márquez, la cual se terminó de imprimir en 1967. La obra se convirtió años después en Nobel de Literatura.
De igual forma se celebran los cien años del nacimiento de Juan Rulfo creador también de ‘Pedro Páramo’ y de esta forma exaltar la literatura latinoamericana.
Bajo el nombre de ‘Comala y Macondo’ se están desarrollando estos eventos. Así que prográmese para disfrutar:
- Sábado 3 de junio: en la Biblioteca Julio Mario Santo Domingo.
- Domingo 4 de junio: en la Biblioteca Manuel Zapata Olivella y en la Biblioteca El Tintal.
- Miércoles 7: en la librería del Fondo de Cultura Económica.
De igual forma se realizarán talleres de escritura en la Universidad Nacional de Colombia, el complejo sur del Sena, la universidad Jorge Tadeo Lozano y la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
¿Cómo nació Cien años de soledad?
Más de una generación de lectores y escritores, no sólo de Colombia sino de todo el mundo, le debe su amor por la literatura a
Gabriel García Márquez. Con esa prosa suya, mágica, rítmica, colorida, ‘Gabo’ cautivó a millones, y logró que creyéramos que
Macondo era real. Y puede que lo sea: cuando tanta gente se ha ‘comido’ un cuento, algo de real debe tener ese cuento.
No hay un solo escritor –o por lo menos los ‘buenos escritores’–, que diga que escribir es fácil. La literatura es una profesión difícil, exigente e ingrata. García Márquez no podría ser la excepción a esa regla terrible, y para que
Cien años de Soledad, su obra mejor lograda, haya visto la luz, tuvo que pasar mucho. Tuvo que resistir mucho. Tuvo que leer mucho. Tuvo que esforzarse mucho.
Tenía 38 años cuando la escribió. Pero como todo buen libro, desde mucho tiempo antes, ya vivía dentro de él. Como un árbol alto y frondoso, que arranca desde una semilla diminuta, aquel libro espléndido, venía con ‘Gabo’, diríamos, sin exagerar, que desde la cuna misma. No podría salir de la nada, así no más. Algo así no se le pudo haber ocurrido de repente. Y si así fue, una epifanía sin precedentes que le llegó inesperadamente, podríamos probar que el genio de García Márquez no tenía comparación.
En 1965, Gabo, Mercedes –su esposa–, y sus hijos iban por una vía de México. Su destino era Acapulco. Hasta ese momento, él sentía que tenía un gran libro adentro: “una novela desmesurada, no solo distinta de cuanto había escrito hasta entonces, sino de cuanto había leído”, dijo. Para todo hay un lugar y un momento. Cuando conducía, rumbo al mar, sintió de pronto que algo le caía encima con un poderoso baldado de agua helada. Dio media vuelta y regresó a ciudad de México de inmediato. Las vacaciones podrían esperar: el libro no.
“A principios de 1965, iba con Mercedes y mis dos hijos para un fin de semana en Acapulco, cuando me sentí fulminado por un cataclismo del alma tan intenso y arrasador que apenas si logré eludir una vaca que se atravesó en la carretera”, dijo.
La primera frase del libro, una de las más recordadas de la historia de la literatura, le pesaba tanto que no descansó hasta que se la sacó de adentro. Era “escribir o morir”.
“No tenía la menor idea del significado ni del origen de esa frase ni hacia dónde debía conducirme. Lo que hoy sé es que no dejé de escribir durante 18 meses hasta que terminé el libro”.