Segú últimos reportes, más de 120 personas han perdido la vida y otras varias centenas han resultado heridas durante los violentos disturbios acaecidos tras un partido de fútbol en Indonesia, en lo que ya se considera como la segunda mayor tragedia de la historia del fútbol mundial.
Los hechos ocurrieron la noche del sábado 1 de octubre, cuando miles de aficionados del club Arema irrumpieron en la cancha tras una derrota 2-3 ante el Persebaya Surabaya en el estadio Kanjuruhan de la ciudad de Malang, en la provincia de Java Oriental, y chocaron con las fuerzas de seguridad, dejando hasta el momento a 125 fallecidos.
Las autoridades llegaron a informar que 174 personas murieron en la tragedia, pero rebajaron la cifra a 125 la noche del domingo debido a "un error en el registro" en los hospitales que atendieron a las víctimas, según explicó la Policía Nacional
Por otra parte, el número de heridos en esos violentos disturbios ascendió desde los 180 reportados inicialmente hasta los 323, de acuerdo con la última actualización.
La rabiosa multitud embistió contra los policías y destrozó diversas infraestructuras del centro deportivo, así como una quincena de vehículos, en un brote de violencia que fue calificado este domingo como "anárquico" por el jefe de Policía de Java Oriental, Nico Afinta.
Los agentes de seguridad respondieron con gases lacrimógenos en un intento de frenar los ataques, lo que hizo que cundiera el pánico entre los aficionados y provocó una verdadera estampida.
"Era un espacio lleno de gente, que provocó dificultad para respirar, falta de oxígeno", señaló Afinta en una rueda de prensa.
La mayoría de las víctimas sucumbió por asfixia, traumas o pisoteados, según indicaron fuentes hospitalarias.
Los más de tres centenares de heridos han sido ingresados en diferentes hospitales de la región con distintos niveles de gravedad, por lo cual las autoridades no descartan que el número de muertos pueda aumentar en las próximas horas.
Varios supervivientes y testigos de la espiral de violencia han denunciado la brutalidad de la policía, que además de disparar bombas de gas también utilizó porras y proporcionó "golpes y patadas" contra los hinchas, de acuerdo con los relatos recopilados por los medios locales.