El trágico asesinato de Miguel Ángel López, junto a su esposa Zulay Durán y su hijo Miguel Herney López Durán, ocurrió el pasado miércoles en una carretera de Tibú, Norte de Santander, dejando a la comunidad consternada. Los tres fueron asesinados por desconocidos en el departamento, en una zona marcada por la violencia.
López, quien era dueño de una funeraria y trabajaba como tanatólogo, había hablado de su relación con la muerte en un documental del portal 'Realidades', que ha cobrado relevancia tras su fallecimiento. "Yo recibo la muerte con las manos abiertas", comenzaba, destacando la dificultad de su trabajo en una región marcada por el conflicto armado y la violencia.
En el mismo, López explicó cómo la guerra en la región del Catatumbo afectaba su día a día, pero también expresó su deseo personal respecto a cómo quería ser despedido.
"No quiero ser enterrado", dijo Miguel, aclarando que no deseaba una preservación ni un entierro tradicional. En cambio, su preferencia era la cremación.
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El testimonio se tornó aún más inquietante cuando Miguel mencionó la posibilidad de una muerte violenta. "No importa la causa de mi muerte, sea natural o violenta, quiero una cremación", afirmó. Estas palabras, que en su momento parecían ser una reflexión más sobre su trabajo, ahora resuenan trágicamente tras su brutal asesinato.
En el documental, López también compartió sus pensamientos sobre el vehículo fúnebre, la misma unidad en la que fue asesinado. "Cuando la comunidad ve el carro fúnebre saben que algo malo sucedió, pero en medio de la angustia tienen tiempo para bromear", relató López.
La comunidad de Tibú se encuentra conmocionada por esta tragedia, especialmente al descubrir que Miguel López había, de alguna manera, anticipado su destino. La violencia en la región sigue siendo una preocupación urgente, y el asesinato de esta familia resalta la grave crisis de seguridad que persiste en la zona.
¿Qué se sabe sobre la masacre a una familia en Norte de Santander?
Desconocidos asesinaron el pasado miércoles a una familia de tres, conformada por una pareja y un bebé de seis meses, en una carretera del convulso departamento colombiano de Norte de Santander (noreste).
Así lo confirmó la Alcaldía de Tibú, el municipio en el que fue perpetrado el crimen y donde vivía la familia conformada por Miguel Ángel López, dueño de una funeraria; su esposa, Zulay Durán, y su hijo, Miguel Herney López Durán.
"Expresamos nuestro más profundo pesar y rechazo ante el lamentable fallecimiento del señor Miguel Ángel López Rojas, su esposa Zulay Durán Pacheco y su hijo Miguel Herney López Durán, quien apenas contaba con unos meses de nacido, (quienes) han partido de manera tan trágica", señaló la Alcaldía en un mensaje publicado en sus redes sociales.
Estas personas fueron atacadas a tiros por desconocidos cuando viajaban por la carretera que une a Tibú con Cúcuta, capital de Norte de Santander y ciudad que tiene el principal paso fronterizo de Colombia con Venezuela.
"Enviamos un mensaje de solidaridad a sus familiares y amigos en este difícil momento", agregó la Alcaldía.
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Tibú forma parte del Catatumbo, una región que abarca 10.089 kilómetros cuadrados, en su mayoría selváticos, en Norte de Santander.
En esa zona hay presencia de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidentes de las FARC, así como de un reducto del Ejército Popular de Liberación (EPL) y otras bandas que se enfrentan por corredores para el narcotráfico y los cultivos de coca.
Otros municipios que forman el Catatumbo son Ábrego, El Tarra, Sardinata, El Carmen, Convención, Teorama, San Calixto, Hacarí y La Playa.
Por otra pare, esta es la segunda masacre registrada este año en Colombia tras la cometida por desconocidos el 12 de enero en la ciudad de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, donde fueron asesinadas tres personas en "un ataque indiscriminado" perpetrado por desconocidos.
Créditos: Agencia EFE.