La ciencia colombiana hoy pierde a uno de sus más grandes exponentes: Manuel Elkin Patarroyo, un hombre cuya contribución a la salud global marcó un hito en la historia de la medicina. Con la triste confirmación de su partida, la comunidad científica y académica rinde homenaje a su legado, destacando no solo sus descubrimientos, sino la influencia profunda que tuvo sobre generaciones de investigadores, científicos y médicos en Colombia y el mundo.
Gabriela Delgado, decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, fue quien comunicó la noticia de su muerte, destacando el impacto trascendental de su obra: “Hoy ha partido un gran científico colombiano: Manuel Elkin Patarroyo. Su legado está representado, más que en la primera vacuna sintética del mundo, en una generación de investigadores a quienes inculcó el valor de construir país, generando conocimiento. ¡GRACIAS!”
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La Universidad Nacional de Colombia, institución en la que Patarroyo formó parte fundamental de la formación académica, emitió un comunicado oficial, donde no solo lamentó su partida, sino que también reconoció su incalculable aporte a la ciencia y la salud del país. El mensaje también incluyó las condolencias para su familia, honrando la memoria de un hombre que dedicó su vida a la investigación y el bienestar de la humanidad.
¿Quién fue Manuel Elkin Patarroyo?
Manuel Elkin Patarroyo nació en Ataco, Tolima, en 1946, y desde temprana edad demostró una pasión por la ciencia. Se graduó en Medicina y Cirugía por la Universidad Nacional de Colombia, pero su vocación no se limitó a lo local. Su ansia por conocer y comprender los mecanismos biológicos lo llevó a realizar estudios avanzados en Inmunología y Virología en Estados Unidos, áreas en las que se especializó y sobresalió.
Su mayor logro, sin duda, fue el desarrollo de la primera vacuna sintética contra la malaria, un avance que revolucionó la lucha contra esta enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo. Su trabajo fue reconocido en múltiples ocasiones, obteniendo premios de alto prestigio, como el Premio Nacional de Ciencias de Colombia, el Premio del Estado de Sao Paulo en 1988 y el Premio de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo en 1990. Además, fue miembro de la Academia Nacional de Medicina de Colombia, un honor reservado solo para los más distinguidos en su campo.
Patarroyo también fue director del Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios en Bogotá y ocupó posiciones académicas importantes como profesor asociado en instituciones como la Universidad Rockefeller en Nueva York y la Universidad de Estocolmo en Suecia. Su perfil internacional, sin embargo, no lo alejó de su tierra natal, donde siempre se mantuvo firme en su compromiso de contribuir al desarrollo de la ciencia en Colombia.