En la era digital actual, los influencers se han convertido en figuras clave en el panorama de los medios de comunicación y la publicidad. Su influencia es tan poderosa que pueden moldear tendencias, impulsar marcas y conectar con audiencias de manera única. Sin embargo, mientras los influencers ganan protagonismo en las redes sociales y plataformas de contenido, también enfrentan responsabilidades fiscales que no deben subestimar.
En Colombia, la relevancia de los influencers se refleja no solo en su capacidad para generar ingresos significativos a través de contenido digital, sino también en la necesidad de cumplir con las obligaciones tributarias establecidas por la ley. Entender cómo tributar adecuadamente es crucial para evitar sanciones y mantener una gestión financiera ordenada y transparente.
“Los influencers residentes fiscales en el país deben cumplir con las normas generales de tributación, que incluyen la declaración de todos sus ingresos, tanto nacionales como internacionales, y su patrimonio dentro y fuera del país. Los ingresos netos, después de aplicar las deducciones pertinentes, se gravan con una tarifa marginal progresiva que puede llegar hasta el 39%” explicó Santiago Arbouin, Socio de CMS Rodríguez-Azuero.
Entre las obligaciones tributarias, se incluyen la declaración de activos en el exterior, el Impuesto al Patrimonio si se supera un determinado umbral, y el Impuesto sobre las Ventas (IVA) para servicios sujetos a este impuesto, como el streaming o la creación de contenidos en plataformas digitales. Además, deben cumplir con reportes en exógena y otros impuestos territoriales, dependiendo de sus ingresos y actividad económica.
Los regalos en especie también deben ser declarados en la renta al valor comercial al momento de la entrega, y los ingresos de plataformas como YouTube deben ser reportados por residentes fiscales en Colombia, mientras que los no residentes sólo tributan por ingresos generados en el país según las nuevas normas de Presencia Económica Significativa. Además, es crucial conservar certificados, contratos, y comprobantes de costos y deducciones para respaldar los ingresos y deducciones en caso de auditoría fiscal.
“Los umbrales que obligan a los influencers a presentar declaración de renta incluyen un patrimonio bruto superior a 4.500 UVT (equivalente a COP $190.854.000 en 2023), ingresos brutos superiores a 1.400 UVT (COP $59.376.800 en 2023), consumos con tarjeta de crédito que excedan esta cantidad, o consignaciones bancarias por igual monto. Si los ingresos provienen de contratos de venta de bienes o servicios gravados con IVA por un valor igual o superior a 3.500 UVT (COP $164.727.500 en 2023), el influenciador debe registrarse como responsable del IVA y emitir factura electrónica” especificó Arbouin.
La Ley 2070 de 2020 ofrece beneficios fiscales al reducir la tarifa de retención en la fuente al 4% para ciertos servicios relacionados con la cultura y la economía naranja, que incluyen la publicidad y la creación de contenidos audiovisuales. Sin embargo, también existen sanciones ante el incumplimiento de las obligaciones tributarias, como multas del 20% por ingresos no declarados, sanciones del 5% por no presentar información exógena, y multas por no emitir facturas electrónicas (en caso de ser obligado), que pueden llegar al 1% de las operaciones no facturadas.
En definitiva, mientras los influencers continúan revolucionando la forma en que interactuamos con el contenido digital, esto no los exime de sus responsabilidades tributarias. Es vital que también gestionen de manera efectiva sus deberes fiscales para asegurar una carrera profesional exitosa y sin contratiempos.