Muchas personas lo desconocen, pero Shanghái, la capital económica de China, tiene el mayor PIB de todas las ciudades chinas: 4,32 billones de yuanes (US$ 679.000 millones). Es, además, el principal puerto de contenedores del mundo y el tercer mayor mercado de valores, por el valor de las empresas que cotizan en él.
Sin embargo, y pese a tener una gran economía, en la ciudad se ha producido un rebrote de los casos de propagación de Covid-19 lo que ha conllevado a que las autoridades decidieran regresar al confinamiento.
El impacto ya se siente en el plano internacional, ya que el puerto de Shanghái es el más activo del mundo en cuanto a tráfico de contenedores. En 2021, movió 47 millones de unidades de carga de 20 pies, cuatro veces el volumen del puerto de Los Ángeles.
Las medidas vuelven a generar tensión y afectan de forma directa el comercio del mayor exportador de mercancías del mundo. Además, representa nuevas amenazas en la cadena de suministros en el planeta.
Aunque el puerto sigue operando, los datos del sector publicados a finales de marzo mostraban que el número de buques en espera de cargar o descargar se había disparado hasta alcanzar una cifra récord.
Aunque todavía no están tasados los efectos del fenómeno, algunas navieras como Hapag-Lloyd han manifestado que se han tenido que acoplar a las nuevas exigencias del gobierno chino, lo que lleva a la caída de las operaciones.
Por otra parte, Maersk (empresa de logística de contenedores), aseguró que las restricciones van a generar una afectación del 30 % en las operaciones del puerto. La afectación al comercio mundial generaría una nueva presión en los precios.
En un momento en el que la inflación en el mundo llega a máximos no vistos en 30 o 40 años, la afectación del Puerto de Shanghái puede traducirse en escasez de algunos bienes y el eventual encarecimiento de los mismos.
Adicional, no se puede obviar la guerra entre Rusia y Ucrania, que sigue condicionando el comportamiento de varios de los precios para bienes y servicios de primera necesidad.