Los habitantes de Ciudad Bolívar, una de las localidades más pobladas de Bogotá con más de 800,000 residentes, llevan más de tres meses lidiando con cortes continuos de agua. Esta situación ha generado una creciente incomodidad e inseguridad en sus hogares, afectando especialmente a los más vulnerables, como niños y ancianos.
Javier Bonilla, líder social de la localidad, expresó su descontento en una reciente entrevista con Blu Radio. “Ciudad Bolívar ha estado sufriendo un racionamiento permanente durante más de dos meses. Hay sectores donde no tienen agua desde hace semanas. Incluso en áreas donde el servicio se restablece, el suministro es tan escaso que a veces solo llega un hilito”, explicó Bonilla, reflejando la desesperación de los ciudadanos.
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Esta crisis de agua en Ciudad Bolívar es un ejemplo alarmante de un problema que afecta a muchas ciudades en el país. Bonilla comparó la situación con la que podría vivir una localidad como Bucaramanga o Pereira si enfrentara un colapso en su acceso al agua. “Aquí hay niños y ancianos que dependen de este recurso vital”, agregó, subrayando la gravedad del impacto en la comunidad.
El Acueducto de Bogotá ha justificado el racionamiento de agua al señalar que se debe en parte a un consumo excesivo del recurso en otras zonas de la ciudad. Diego Montero, gerente del sistema maestro del acueducto, explicó que la mala presión del agua se debe a la sobreexplotación en ciertos sectores, y anunció que están trayendo agua adicional del sistema Sur para mitigar la crisis. Sin embargo, Bonilla respondió con preocupación: “No es suficiente; necesitamos soluciones a largo plazo”.
Ante la escasez, muchos residentes han recurrido a soluciones desesperadas, como recoger aguas lluvias para abastecer sus hogares. Este contexto ha generado un sentimiento de abandono en Ciudad Bolívar, que muchos sienten como “el patio trasero de Bogotá”. Bonilla destacó la necesidad de que los funcionarios se involucren directamente en la situación: “Los funcionarios tienen que salir de sus oficinas y venir a ver cómo se vive aquí sin agua. Necesitamos soluciones reales, no más promesas vacías”.
La situación actual no solo pone en riesgo el bienestar de la comunidad, sino que también resalta una problemática social y estructural que requiere atención inmediata. Bonilla insistió en la urgencia de que las autoridades reconozcan la crisis y trabajen de la mano con los ciudadanos para asegurar un acceso adecuado al agua.