Esta semana, las redes sociales se vieron inundadas por una avalancha de encabezados que documentaban un caso, al parecer preocupante, de COVID-19 en un enfermero de San Diego que se enfermó más o menos una semana después de recibir su primera dosis de la vacuna de Pfizer contra el coronavirus.
No obstante, los especialistas afirmaron que su enfermedad no es algo inesperado: se sabe que los efectos protectores de las vacunas tardan al menos un par de semanas en concretarse. Y señalaron que enfermarse antes de completar el programa de dos dosis de la vacuna no debe desvirtuar la eficacia del producto de Pfizer, el cual llegó con mucho éxito a la fase final de los ensayos clínicos.
Informar que una persona que no ha recibido la dosis completa de la vacuna tiene COVID-19, “en realidad es como decir que alguien salió a mitad de una tormenta sin paraguas y se mojó”, comentó Taison Bell, médico de terapia intensiva en la Universidad de Virginia. Bell recibió su primera dosis de la vacuna de Pfizer el 15 de diciembre y pronto recibirá su segunda dosis.
El enfermero de California de 45 años, identificado como Matthew W. en un informe de ABC10 News, recibió su primera inyección de la vacuna de Pfizer el 18 de diciembre. De acuerdo con los informes noticiosos, seis días después comenzó a sentir síntomas leves, que incluían escalofríos, dolores musculares y fatiga. Un día después de Navidad, dio positivo por el virus.
Megan Ranney, médica de urgencias de la Universidad Brown, señaló que esto no debería provocar preocupación. “¿¿¿Y qué???”, tuiteó el miércoles como respuesta a un artículo de Reuters acerca de la enfermedad del enfermero. “Es una vacuna de dos dosis”. Ranney recibió su primera dosis de la vacuna de Pfizer el 18 de diciembre.
Ranney señaló en una entrevista que el hecho de considerar que es noticia la enfermedad del enfermero implica que fue algo que no estaba dentro de lo esperado… y que debió de haber existido protección aproximadamente una semana después de la primera dosis de la vacuna. De ninguna manera es ese el caso.
Las vacunas tardan al menos unos días en desplegar sus efectos protectores. La fórmula de Pfizer está diseñada en torno a una molécula llamada ARN mensajero, o ARNm, el cual, una vez inyectado, entra a las células humanas y les da instrucciones de fabricar una proteína del coronavirus llamada de espiga. Ninguno de estos componentes es infeccioso ni capaz de causar COVID-19. Pero actúan como impostores del coronavirus y le enseñan al cuerpo a reconocer al verdadero virus y combatirlo en caso de que llegara a entrar.
Se cree que la producción de la espiga ocurre a unas cuantas horas de la primera dosis. Pero el cuerpo requiere al menos varios días para memorizar el material antes de que pueda descargar todo su arsenal de armas de defensa contra el virus. Las células inmunitarias tardan este tiempo en analizar la proteína, madurar, multiplicarse y agudizar sus reflejos para identificar la espiga.
Los datos procedentes de los ensayos clínicos de Pfizer indican que es posible que la vacuna comience a proteger de la enfermedad a sus destinatarios aproximadamente una o dos semanas después de la primera dosis. Una segunda inyección de ARNm, administrada tres semanas después de la primera, ayuda a las células inmunitarias a enviar a la memoria las características más importantes del virus, lo cual consolida el proceso de protección.
Ranney señaló que la cronología de la enfermedad del enfermero de California se ajusta muy bien a la ventana de vulnerabilidad posterior a la vacunación. También es muy probable que se haya infectado con el virus cerca de la fecha en que fue vacunado, tal vez incluso antes. Si las personas llegan a tener síntomas de COVID-19, es posible que comiencen a sentirlos de dos a catorce días después de infectarse con el coronavirus.
Hace poco, al parecer, se presentó una situación similar con Mike Harmon, el auditor del estado de Kentucky, quien esta semana dio positivo por el virus un día después de recibir la primera dosis de una vacuna no especificada contra el coronavirus.
“Parece que, sin saberlo, podría haber estado expuesto al virus y haberme contagiado poco antes o después de recibir la primera dosis de la vacuna el lunes”, comentó en un comunicado. Harmon reafirmó su “total confianza en la vacuna y la necesidad de que la reciban tantas personas y tan pronto como sea posible”.
Jerica Pitts, vocera de Pfizer, señaló que los efectos protectores de la vacuna son “potenciados de manera sustancial después de la segunda dosis, lo que sustenta la necesidad de aplicar una serie de dos dosis de la vacuna”.
“Es posible que las personas hayan contraído la enfermedad antes o justo después de la vacunación”, comentó.
Se descubrió que, cuando se administra el programa completo de dos dosis de la vacuna de Pfizer, esta tiene una eficacia del 95 por ciento para prevenir los casos sintomáticos de COVID-19, cifra que se recibió como una noticia muy buena ahora que los casos de coronavirus han ido en aumento. Sin embargo, eso deja un pequeño porcentaje de personas que no estarán protegidas después de vacunarse, comentó Ranney. “No existe ninguna vacuna que sea cien por ciento eficaz”.
Tampoco se sabe con qué eficacia puede proteger la vacuna de Pfizer contra los contagios de personas asintomáticas o si reducirá de manera considerable la capacidad del virus de pasar de una persona a otra. Eso significa que siguen siendo esenciales las medidas como el cubrebocas o el distanciamiento social, incluso después de recibir la vacunación completa.
La información recabada por Pfizer durante los ensayos clínicos en su fase final insinuaba que la vacuna podía ofrecer al menos cierta protección después de recibir una sola dosis. Pero el objetivo del estudio no era probar específicamente qué tan eficaz sería un tratamiento de una sola inyección.
Krutika Kuppalli, médica especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Sur, comentó que dos de sus colegas dieron positivo poco después de su primera dosis. “En vista de la velocidad con la que aumentan los casos, nada de esto me sorprende”, comentó. Debido a que se espera que los efectos de la vacuna no sean inmediatos, “esto no debe considerarse como un fracaso de la vacuna”. Kuppalli, quien recibió la primera dosis de la vacuna de Pfizer el 15 de diciembre, añadió que contraer COVID-19 entre una dosis y otra de la vacuna no debe desalentar a nadie a recibir una segunda dosis, previa consulta con un profesional de la salud.
En las últimas semanas, más de 2,7 millones de personas en Estados Unidos han recibido su primera dosis de la vacuna de Pfizer o una similar de Moderna. Ambas vacunas constan de dos inyecciones, y como cada vez llegan a más personas, es importante mantener una buena comunicación acerca de cómo y cuándo funcionan las vacunas, afirmó Bell.
“Por el momento, debemos apegarnos a las dosis que se determinaron en los ensayos”, señaló. “Eso es lo que nos brindará la máxima eficacia”.
Por: Katherine J. Wu / The New York Times