Olfato, tacto, vista, gusto y oído; son los cinco sentidos que enseñan desde los primeros años de educación. Los muestran como las capacidades fundamentales y poderosas que tiene el humano para percibir la realidad y lo que lo rodea.
Pero, ¿qué es en realidad un sentido? ¿qué significa sentir o a qué hace alusión? Pues bien, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), un sentido se define como la capacidad de percibir un estímulo interno o externo mediante determinados órganos.
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Desde hace cientos de años, cundo Aristóteles mencionó cada una de las percepciones corporales en su libro 'De Anima', se mantuvo y se mantiene aún, la teoría de que esos son los cinco sentidos básicos, que el filósofo y científico, mencionó en diferentes capítulos de la obra ya mencionada.
La manera como expuso cada uno de esos estímulos, tuvo una fuerza tan significativa que hoy, 2300 años después, continúa siendo una verdad absoluta para la gran mayoría de personas.
Sin embargo, la ciencia ha avanzado a lo largo de la historia y existen algunos estudios que cuestionan si en verdad solo son cinco los sentidos que poseen los seres humanos.
Dada la anterior definición, y acompañada de diferentes investigaciones científicas, se ha logrado identificar que el humano sí tiene más herramientas para percibir la realidad del entorno.
Dentro de las teorías más fuertes, se ha logrado determinar otros dos sentidos esenciales para la función correcta del cuerpo, que llevan consigo una explicación elemental para argumentar y hacer entender, por qué se sumarían a la lista de facultades importantes del hombre.
El sexto sentido, es el equilibrio; aquella aptitud fisiológica que le permite a los humanos y animales a mantenerse de pie sin caer. Los órganos que ayudan a controlar la estabilidad del cuerpo son, los ojos, los músculos, los tendones y el oído interno, quienes envían señales constantes al cerebro y cerebelo, para que estos tengan un flujo constante de información.
La propiocepción es el séptimo sentido más importante del cuerpo, pues se encarga de identificar los movimientos y la parte exacta dónde se ubica cada parte del cuerpo. Las articulaciones y los músculos envían señales al cerebro en todo momento para percibir la posición y así lograr evitar lesiones o tropiezos constantes.
Ambos son considerados fundamentales para agregar a los cinco sentidos, pero, no son los únicos otros que se han propuesto, pues para las necesidades y el buen desempeño de las características humanas, se dice que llegan a ser muchos más.
La nocicepción, por ejemplo, que es la capacidad de sentir dolor y así distinguir lo que hace daño. También, la cronocepción, la cual ayuda a tener conciencia del paso del tiempo, o uno indispensable para saber que todo está bien; la interocepción, que básicamente es la sensación que proviene de cada órgano interno, para detectar salud o molestia.
Sin embargo, más allá de todo eso, se habla de que cada sentido o nuevas formas de percibir los estímulos, son producto de las experiencias individuales de cada persona y las condiciones que lo impulsen a desarrollar otras habilidades.
Tal como el reconocido caso de Daniel Kirsh, un estadunidense que nació con un tipo de cáncer de retina y le tuvieron que extirpar ambos ojos, quedando ciego. Así pues, él desarrolló una técnica en la que chasquea la lengua y detecta el eco para saber si tiene objetos alrededor. Lo sorprendente es que, al escuchar el eco, su corteza visual construye imágenes, es decir que su cerebro ve a partir del eco.