La Piedra del Peñol, ubicada en el municipio de Guatapé, Antioquia, es uno de los destinos turísticos más emblemáticos de Colombia. Este imponente monolito de 220 metros de altura, también conocido como El Peñón de Guatapé, atrae a miles de visitantes al año, quienes desafían sus 708 escalones para disfrutar de una vista panorámica inigualable del embalse. Sin embargo, detrás de su majestuosidad y su atractivo turístico, surge una pregunta recurrente: ¿quiénes son los dueños de esta maravilla natural?
Contrario a lo que podría suponerse, la Piedra del Peñol no es propiedad del estado ni de ninguna entidad gubernamental. Este monolito es un bien privado, cuya titularidad pertenece a la familia Villegas, un grupo de propietarios que ha estado vinculado a la región desde hace generaciones.
La historia se remonta a mediados del siglo XX, cuando la familia adquirió las tierras que incluyen la famosa piedra. En ese entonces, la roca no era vista como un atractivo turístico, sino como una formación geológica más. Con el paso de los años y el desarrollo del embalse Peñol-Guatapé, la roca comenzó a ganar relevancia, atrayendo la atención de locales y extranjeros.
La ubicación de la Piedra del Peñol ha sido motivo de disputa entre los municipios de El Peñol y Guatapé. Ambos reclaman este atractivo como parte de su territorio, aunque actualmente se reconoce oficialmente como parte de Guatapé. Esta controversia ha generado debates a lo largo de los años, alimentando una rivalidad amistosa entre las dos localidades.
La familia Villegas ha trabajado para convertir la piedra en un destino turístico sostenible. La construcción de la escalera zigzagueante que permite el ascenso a la cima fue un proyecto que transformó la roca en un lugar accesible para los visitantes. Además, los propietarios han implementado medidas para garantizar la conservación del entorno natural y gestionar el flujo turístico de manera responsable.
Sin embargo, también han surgido críticas por parte de ambientalistas y comunidades locales que consideran que el turismo masivo podría poner en riesgo la biodiversidad de la zona. Estas preocupaciones han llevado a los dueños a reforzar las iniciativas de protección ambiental y educación para los visitantes.
La Piedra del Peñol no solo es un símbolo turístico, sino también un motor económico para Guatapé y sus alrededores. Los ingresos generados por el turismo han impulsado la creación de empleos, restaurantes, hoteles y actividades recreativas, beneficiando a la comunidad local. Los propietarios han destacado que su objetivo es preservar este tesoro natural para las generaciones futuras, mientras continúan trabajando en su desarrollo sostenible.
Aunque la Piedra del Peñol pertenece a una familia privada, su impacto trasciende los límites de la propiedad. Este monolito es un patrimonio natural y cultural que une a los habitantes de Antioquia y deleita a visitantes de todo el mundo. Detrás de su majestuosidad, hay una historia de legado, esfuerzo y compromiso con el turismo responsable que merece ser conocida.