Al menos 2.820 indígenas del departamento colombiano del Chocó, fronterizo con Panamá, están confinados y en riesgo de desplazamiento forzado por posibles enfrentamientos armados entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Clan del Golfo, la principal banda criminal del país.
Así lo denunciaron en un comunicado Autoridades Tradicionales Indígenas de Colombia en el que señalan que "más de 2.820 indígenas del pueblo wounaan, se encuentran en riesgo de desplazamiento forzado".
Las comunidades indígenas afectadas viven a lo largo y ancho de la cuenca media y baja del río San Juan, en el departamento del Chocó.
La información añadió que los indígenas fueron advertidos por los grupos armados ilegales de que no podían moverse por cuanto "es inminente una confrontación, pero también porque se han sembrado minas antipersonales alrededor de nuestras comunidades, afectando nuestro derecho a la libre movilidad y con ello provocando un confinamiento masivo de las comunidades indígenas".
Añadieron los indígenas que esa situación derivará en la escasez de alimentos, que más de 600 niños no puedan recibir sus clases y que tampoco podrán llevar los enfermos para su atención médica a la cabecera municipal.
"Nuevamente la zozobra y el miedo se apodera de nuestra gente en la región. La paz total no llega aún a nuestros territorios", añadió el comunicado.
Por lo anterior, los indígenas le exigen al presidente colombiano, Gustavo Petro, "atender la emergencia humanitaria" que viven las comunidades y a los grupos armados "respetar los derechos colectivos e individuales como pueblos indígenas".
La semana pasada el ELN dio por terminado un "paro armado" que afectó a 27.000 personas del Chocó, que estuvieron confinadas o sin poder desplazarse.
El propio gobierno tildó la medida como "una deslealtad" de la guerrilla con los acuerdos alcanzados en las conversaciones de paz en curso, ya que apenas hace unas semanas se acordó prolongar el cese al fuego bilateral extendiéndolo hasta el 3 de agosto.
El paro armado es una estrategia delincuencial que impide cualquier actividad comercial o cotidiana de las poblaciones afectadas a la que el ELN recurre con frecuencia, siendo el Chocó una de las regiones donde más la impone a sus pobladores.